MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La pesadilla del “mejor” Sistema de Salud del mundo

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“Una mañana fría de enero, mi hija, de apenas 15 años, me dijo que no aguantaba más el dolor. ´Mamá, siento que algo está mal”, me dijo con voz temblorosa. Corrimos a la Unidad de Medicina Familiar 9 del IMSS en Aguascalientes, esperando que la atendieran de inmediato. Pero lo que vivimos ese día fue una pesadilla que nunca olvidaré”.

“Al llegar, la recepcionista nos recibió con una mirada fría y tono burocrático. "Tienen que actualizar la tarjeta de salud antes de que podamos atenderla", dijo, como si no viera el dolor en el rostro de mi hija. Me sentí impotente, pero no tenía opción. Le dije a mi niña que esperara, que volvería lo más rápido posible. Nunca imaginé lo que pasaría en esos minutos.

“Mientras hacía el trámite, mi hija, desesperada por el dolor, se refugió en el baño. No había nadie más que pudiera ayudarla en ese momento. Minutos después, escuché gritos y alaridos. Corrí hacia el baño y me encontré con una escena que me partió el alma: mi hija, sentada en el suelo, sostenía a su bebé recién nacido en sus brazos. Una mujer que pasaba por ahí la estaba ayudando, pero no había ningún médico, ninguna enfermera. Solo mi niña, asustada y sangrando, en el frío piso de un baño público.

“Cuando finalmente llegó el personal médico, fue demasiado tarde. Mi hija ya había dado a luz sola, sin la atención que merecía. Lo peor fue la respuesta del IMSS: dijeron que mi hija solo había mencionado un "dolor abdominal" y que no había informado que estaba embarazada. ¿En serio? ¿Acaso no vieron su vientre? ¿No escucharon sus gritos de dolor? Para ellos, no hubo negligencia. Para mí, fue una traición al sistema que se supone debe protegernos.

“Ese día, nos falló el "mejor" sistema de salud del mundo, según dijo López Obrador. Mi hija, una niña que apenas está aprendiendo a vivir, tuvo que enfrentar sola uno de los momentos más difíciles de su vida. Y yo, como madre, me quedé con la sensación de haberla defraudado, porque no pude protegerla cuando más me necesitaba. Esta es una historia que no debería repetirse, pero sé que no somos las únicas. El sistema está roto y mientras no lo arreglemos, habrá más madres y más hijas sufriendo en silencio”. Este testimonio desgarrador no es una historia de ficción. Ocurrió en Aguascalientes el pasado 21 de enero.

Pero este no es el único caso, solo en 24 días de 2025: familiares de seis personas que fueron trasladadas al Hospital General 90 Camas de Chimalhuacán, tras una explosión de pirotecnia, denunciaron la falta de medicinas, suministros y espacios para poder atender su emergencia médica, por lo que tuvieron que trasladarlos a otros nosocomios de la Ciudad de México. En el Hospital General “Aurelio Valdivieso” de Oaxaca suspendieron cirugías por falta de insumos; no había ni agua de garrafón y un incendio en un hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Matamoros, provocó el traslado de más de 140 pacientes a otros nosocomios de la ciudad. El sistema de salud en México ¿mejor que en Dinamarca?

El sistema de salud en México es un reflejo de las profundas desigualdades y los desafíos estructurales que enfrenta el país. A pesar de los esfuerzos por mejorar la cobertura y la calidad de los servicios médicos, las fallas en la atención a la población siguen siendo una realidad cotidiana para millones de mexicanos. En este reporte, analizaremos cinco problemas críticos que, de no atenderse, seguirán limitando el acceso a una atención médica digna y oportuna en 2025 y contrastaremos estos problemas con la narrativa del gobierno, quienes afirman que nuestro Sistema de Salud ¡es el mejor del mundo!

Uno de los problemas más graves de nuestro Sistema de Salud es la insuficiencia de recursos humanos y materiales. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2020 había aproximadamente 2.4 médicos por cada mil habitantes, una cifra por debajo del promedio de los países afiliados a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que es de 3.5 médicos por cada mil habitantes. Esta brecha se acentúa en estados como Chiapas y Guerrero, donde la densidad de médicos es aún menor.

La falta de personal médico no es el único problema. Muchos hospitales carecen de equipo básico, desde camas hasta aparatos de diagnóstico. El informe “Panorama de la Salud 2023”, también de la OCDE, señala que México destina solo el 5.5 por ciento de su PIB al gasto en salud, muy por debajo del 9 por ciento que en promedio invierten los países miembros. Este subfinanciamiento crónico tiene consecuencias directas en la calidad de la atención que reciben los pacientes.

Las listas de espera son un síntoma de un sistema de salud saturado y con recursos limitados. En instituciones como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), los pacientes pueden esperar meses, e incluso años, para recibir atención especializada o someterse a una cirugía.

Un estudio realizado por la organización “México Evalúa” en 2022 reveló que, en promedio, los pacientes del IMSS esperan 62 días para una consulta con un especialista y 120 días para una cirugía programada. Estas demoras no solo afectan la calidad de vida de los pacientes, sino que también pueden agravar sus condiciones de salud, generando mayores costos para el sistema a largo plazo.

El desabasto de medicamentos es un problema recurrente en el sistema de salud público. Según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2021, el 23 por ciento de los hogares que acudieron a instituciones públicas reportaron no haber recibido todos los medicamentos recetados. Este problema es particularmente grave en el caso de enfermedades crónicas como la diabetes e hipertensión, donde la falta de tratamiento puede tener consecuencias fatales.

El desabasto se debe, en parte, a problemas de gestión y corrupción en las compras públicas. En 2023, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) detectó irregularidades en el 40 por ciento de las adquisiciones de medicamentos realizadas por el IMSS, bajo las narices del presidente “menos corrupto de la historia”, AMLO.

La inequidad en el acceso a los servicios de salud es una de las mayores injusticias del sistema mexicano. Mientras que las zonas urbanas cuentan con hospitales de alta especialidad, las comunidades rurales y marginadas a menudo carecen incluso de clínicas básicas. Según el INEGI, en 2020, el 16 por ciento de la población en localidades rurales no tenía acceso a una unidad de salud a menos de 5 kilómetros de distancia.

Esta inequidad también se refleja en los indicadores de salud. Por ejemplo, la tasa de mortalidad infantil en Chiapas es casi el doble que en Nuevo León. Además, las poblaciones indígenas enfrentan barreras adicionales, como la falta de intérpretes y la discriminación cultural. Estas desigualdades no solo son injustas, sino que también perpetúan los ciclos de pobreza y exclusión.

La saturación de los hospitales públicos es un problema que se ha agudizado en los últimos años. Según datos del IMSS, en 2022, el 70 por ciento de los hospitales de segundo y tercer nivel operaban por encima de su capacidad instalada. La pandemia de COVID-19 puso en evidencia la fragilidad del sistema. Durante los picos de contagios, muchos hospitales tuvieron que rechazar pacientes por falta de camas y personal. Aunque la emergencia sanitaria ha disminuido, la saturación sigue siendo un problema en servicios como urgencias y cuidados intensivos. Sin una inversión significativa en infraestructura y recursos humanos, este problema persistirá en 2025.

Los cinco problemas descritos —falta de recursos y personal médico, listas de espera prolongadas, desabasto de medicamentos, inequidad en el acceso a la salud y saturación de hospitales— son síntomas de un sistema de salud que requiere ingresar a “terapia intensiva” y requiere una transformación profunda. Aunque el gobierno ha prometido universalizar la atención médica y ha “cantado” a los cuatro vientos que “IMSS-Bienestar es mejor que sistema de Dinamarca porque es público, gratis y universal” según Zoé Robledo, los resultados, la realidad, esa terca realidad, nos demuestra lo contrario.

Para 2025, es crucial que México priorice la inversión en salud, mejore la gestión de recursos y aborde las desigualdades estructurales que limitan el acceso a los servicios médicos. Solo así podremos construir un sistema de salud que garantice el derecho a la salud para todos los mexicanos, sin importar su condición social o lugar de residencia. Pero eso, como ya han demostrado el PRI, el PAN y Morena, no lo van a hacer: la defensa del pueblo tiene que ser obra del mismo pueblo, no hay otra manera. Debemos hacerlo y hacerlo pronto. Si una pequeña de 15 años pudo tener a su bebé en el baño de un hospital, ayudada por una buena samaritana, juntos, unidos u organizados, podremos cambiar este sistema que está roto para quienes menos tienen.

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