Si los cálculos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) preveían, hasta junio pasado, que la pobreza en México aumentaría 2.3 por ciento; es decir, que al finalizar 2022, aproximadamente 2.5 millones de mexicanos estarían en condiciones de pobreza, es seguro que, bajo el nuevo ajuste económico que se le ocurrió al presidente Andrés Manuel López Obrador, definido como pobreza franciscana, esa cuantificación se quedará corta y serán más mexicanos los que estén condenados a vivir en condiciones de miseria.
La tendencia al empobrecimiento de más mexicanos cada día no es una invención de los grupos opositores o neoliberales, como afirma, cada mañana, López Obrador.
Los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), organismo federal, también señalan que ese fenómeno de pauperización es real; en su último informe sobre la pobreza, este consejo encontró que, con relación al intervalo comprendido entre 2018 y 2020, aumentó el número de personas que viven en pobreza; de 14.0 por ciento, en 2018, pasó a 17.2 por ciento, lo que significa un aumento de 3.2 por ciento en un lapso de dos años.
Desafortunadamente, este empobrecimiento paulatino que disminuye el poder adquisitivo de las familias los arroja al fondo de la pirámide social, de tal manera que, como consecuencia, también aumentó el número de personas que viven en situación de pobreza extrema.
De acuerdo con las cifras proporcionadas por el Coneval, en México viven aproximadamente 10.8 millones en esas condiciones; el organismo también señala que el incremento también presenta tres carencias; alimentaria, rezago educativo y en el acceso a la salud.
Es necesario tomar en cuenta que, a pesar de las difíciles condiciones para los más desprotegidos, la producción en el país, con sus variaciones correspondientes, no se ha detenido, la generación de riqueza no ha cesado; es fácil darse cuenta de ello, ya que, en este mismo periodo en el que miles de familias son sentenciadas a vivir en condiciones de miseria, se han enriquecido sólo unas cuantas personas.
Este fenómeno que se caracteriza por el hecho de que, de forma simultánea, millones de personas empobrecen mientras unos pocos son beneficiados y se hacen multimillonarios, y no es asunto de casualidad ni tampoco cuestión de suerte.
Se trata de un resultado inmediato de la política impulsada por el gobierno que prometió privilegiar a los pobres y que, en realidad, ha resultado todo lo contrario; las medidas erráticas implementadas, aparentemente están destinadas a la comodidad de los pobres, pero son los ricos los únicos que las disfrutan.
Por ejemplo, a través de sorteos legales como la Lotería Nacional, los bienes nacionales se ponen en manos de los ricos; como los terrenos en las playas de Sinaloa, bajo el argumento de que el dinero recabado se utilizará para beneficio del pueblo.
Se les ha olvidado aclarar que son ellos, los integrantes del grupo autodenominado Cuarta Transformación, los que ahora se hacen llamar el pueblo, que el pasado proceso electoral sirvió para legitimar su política del engaño y que ahora necesitan desesperadamente volver a legalizar, en las próximas elecciones, su proyecto disfrazado de izquierda, pero que en realidad está al servicio de los ricos y continuar beneficiándolos a ellos a nombre del pueblo, con toda la autoridad para seguir tomando decisiones a nombre del pueblo.
No nos dejemos engañar. Este nuevo intento anunciado por el gobierno morenista en días recientes para buscar hacerse de los recursos económicos aún a costa de la salud, alimentación, educación y bienestar de los trabajadores, no será para beneficio de los humildes.
Para los funcionarios del gobierno, este nuevo engaño consiste en la limitación de los viajes al extranjero y disminución de viáticos, pero para las personas con bajos ingresos o sin algún trabajo seguro, significa menos dinero para comprar comida para su familia, significa hambre, miseria falta de escuela y servicios médicos de buena calidad.
Este gobierno, que presume hacer consultas para tomar decisiones, olvidó conscientemente preguntarle a la población si estaba de acuerdo en los recortes presupuestales, en comprometer el futuro de sus familias a cambio de destinarle mayores recursos a los proyectos aventureros de la camarilla gobernante. Nunca se le preguntó, evidenciando así que la mentira, el engaño, es parte fundamental de esta política morenista, que busca favorecer claramente a los más ricos de este país; el proyecto de la autodenominada 4T, está a su servicio.
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