Este es el año en que México debe prepararse para el ejercicio de “Revocación de mandato” esto por orden del presidente Andrés Manuel López Obrador quien en 2018 manifestó: “El pueblo pone y el pueblo quita”. Con estas palabras dejó claro que los mexicanos debían evaluar su desarrollo a la mitad su administración.
Según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) este es un ejercicio que se realiza en un sistema democrático y debe ser solicitado solo por los ciudadanos para decidir si el funcionario electo, puede o no continuar a cargo. Para su realización existen normas que deben cumplirse, una de las más importantes es que al menos, el 3% de la lista nominal de electores esté de acuerdo para que pueda llevarse a cabo el procedimiento; el artículo cuarto transitorio de la reforma constitucional indica que las firmas deben recolectarse a lo largo de dos meses y posteriormente presentarse ante el Instituto Nacional Electoral (INE), si los requisitos se cumplen se debe lanzar la convocatoria dentro de los siguientes 20 días y posteriormente llevar a cabo la jornada de votación en los siguientes 60 días, una vez expedida dicha convocatoria.
Esta primera etapa se llevó a cabo del 1 de noviembre al 15 de diciembre de 2021 juntando así el 3% de firmas requeridas en todo el país, este mismo mes la evaluación realizada por MITOFSKY registró un 66% de aprobación de este gobierno, pero, si la situación es tan favorecedora. ¿Qué sentido tendría realizar el ejercicio de revocación?
En días pasados el Instituto Nacional Electoral (INE) anunció la suspensión de este ejercicio de participación ciudadana ante la imposibilidad económica que se encuentra, luego de la reducción presupuestal que se encabezó en la Cámara de Diputados. Adán Augusto López, Secretario de Gobernación, negó la posibilidad de un aumento presupuestal del mil 738 millones, sin embargo exigió al Instituto Nacional se lleve a cabo la revocación tal y como fue ordenado por el presidente de la república sin importar que la falta de presupuesto devalúa la calidad de dicha consulta.
Ante esto, medios de comunicación y voceros morenistas se han encargado de difamar al INE con pleitos y denuncias como “Delito de coalición de servidores públicos”. ¿Desacreditar o desaparecer al INE? Cualquiera de las dos opciones es suficiente para quitar del camino al que parece ser un obstáculo ante el próximo ciclo electoral. Pero esto solo se trata del ejemplo más reciente de un gobierno que niega la realidad y viola la democracia. Ejemplos como los recortes presupuestales a instituciones educativas, de salud, obras públicas, seguridad, un país con medios millón de muertos, una crisis económica, un gabinete corrupto y un pueblo engañado, exhibe el autoritarismo de este gobierno que utiliza el presupuesto para seguir manteniendo apoyos sociales y caprichos del presidente que no ayudan a resolver las necesidades reales del pueblo, pero que sí ayudan a mantener al electorado listo para ejercicios como el que se llevará a cabo en abril de 2022.
Para resolver la pregunta si tiene o no sentido realizar la revocación de mandato es necesario darnos cuenta que no es la consulta misma la que está en juego, sino la credibilidad y la justicia de un país que se dice estar bajo una “democracia”. Hoy más que nunca al presidente le conviene tener instituciones transparentes y justas, que ayuden a mantener orden ante las próximas elecciones, aunque las encuestas hoy están comprometidas a su favor, el presidente no debería perder el tiempo y los recursos económicos en caprichos y juegos irresponsables que solo fortalezcan su ego y su hambre de autoritarismo, pues como él mismo citó a Madero: “el pueblo tiene hambre y sed de justicia”.
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