MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La última oportunidad

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Desde que se empezaron a tomar medidas relacionadas con la propagación del Covid-19, no se ha escuchado mucho de propuestas claras y definidas para librar esta contingencia, y no hablo de las que marca la Secretaría de Salud sobre la sana distancia, lavarse las manos frecuentemente con el uso de gel antibacterial, sino sobre las necesarias políticas públicas para paliar los sufrimientos y las carencias, de las políticas para lograr el bienestar de los que menos tienen que, si no mal recuerdo, este gobierno es para ellos.

Solo por recordar algunos datos, en este territorio habitamos alrededor de 125 millones de mexicanos, de los cuales 91 millones son pobres, y de esos, 46 millones están en pobreza extrema, 19 millones viven hacinados en 4.8 millones de hogares y, desde que empezó la emergencia por la pandemia, se han perdido 2 millones de empleos. Como cereza del pastel, sólo resta decir que el 60 por ciento de los que realizan actividades económicas se encuentran en la informalidad, es decir, no tienen registro ante Hacienda ni tienen tampoco capacidad de contratar créditos en el ámbito de su negocio. Y en la mayoría de las veces, se trata de negocios tan pequeños que es el propio individuo el que se la rifa solo vendiendo baratijas o comida en la calle. De igual manera, hay una gran masa de trabajadores asalariados, también alrededor del 60 por ciento de la Población Económicamente Activa (la famosa PEA); que trabajan por su cuenta, o bien que contratan su mano de obra con patrones que los dejan al margen de la Ley laboral y no les proporcionan seguridad social ni prestaciones, que no tienen un contrato que los proteja y que pueden, por lo tanto, despedirlos cuando se les antoje sin que les reconozcan el derecho a una justa liquidación.

En estas condiciones, cuando se cierran todas las fuentes de trabajo por la medida de evitar el llamado contagio comunitario de contacto, tanto los comerciantes informales como los trabajadores sueltos, pero incluso aquellos que tienen trabajos en empresas formales, pierden sus ingresos.

Así, es imposible seguir las recomendaciones del sector salud, cuando una de ellas es lavarse las manos frecuentemente, pero, en hogares donde no tienen agua, ni tienen una vivienda digna para resguardarse; que quede claro que esta no es una crítica irresponsable de nuestra parte, sino un posicionamiento que en este tiempo todos los niveles de gobierno deberían seguir, y no porque lo digamos nosotros, sino porque los tiempos lo requieren.

Ante este panorama desolador, y con la contingencia al acecho, no se le puede decir a la gente "quédate en casa, aíslate" y ya, porque eso para millones de mexicanos significaría morirse en el lecho de su hogar. Llegó la hora de que la 4T empiece por generar una política de transferencias monetarias, como las que realiza con los jóvenes becarios y discapacitados, pero ahora para todos los padres y madres de familia que, por las circunstancias, no pueden salir a trabajar o, en algunos casos, ya están despedidos, y para que compren alimentos y puedan subsistir en estos días.

También, que por respeto a la mayoría de mexicanos pobres se suspendan las obras importantes de este sexenio, como son el aeropuerto de Santa Lucía, la refinería de Dos Bocas y el tren maya, que en boca de expertos no tendrán factibilidad económica ni social, y solo será dinero tirado a la basura que mejor se debería utilizar en un plan emergente para entregar a las familias una despensa semanal en el tiempo que dure la contingencia.

Que el gobierno federal evalúe la condición de los 46 millones de mexicanos que viven en pobreza extrema y les brinde un programa de comida y vivienda durante y se conserve después de la contingencia. Es necesario que se revise la situación de los 2 millones de compatriotas que en estos días perdieron su empleo y se les otorgue un seguro del trabajador, pues en estas condiciones no podrán resistir demasiado

Lanzamos estas propuestas de manera enérgica y respetuosa al gobierno federal, diciéndole que esta es una ocasión inmejorable de poner en práctica lo que tanto ha pregonado desde hace 15 meses, y consolidar lo que aún no han podido. Quedarse solo en buenas intenciones o con las excusas de todos los días, como decir que todo lo que contradiga al señor presidente es "complot", "ataque de los adversarios", "ataques de los fifís", etcétera, no es más que eso, pretexto, falacia.

Señores de esta "trasformación": la tranca está muy alta por todo lo que sucede a nivel mundial, no desaprovechen esta última oportunidad que les da la historia, de ponerse del lado de los humildes y desprotegidos de esta patria, no solo con poses sino con un plan de alimentación gratuito para esta contingencia. De no hacerlo, pasarán como políticos que eran mejores cuando eran oposición, pero que ahora que están en el poder simplemente no dan el ancho. Y si no quieren o no pueden, apártense y dejen el camino libre, pero libre de verdad, a los ciudadanos comprometidos con su tierra, con su gente, para hacer de este país la patria que necesitamos.

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