MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Las consecuencias educativas del capitalismo

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Cuando empezó la pandemia, el 11 de marzo del 2020, nadie imaginó cuántas consecuencias pagaríamos los que sobrevivimos a ella, lo cierto es que muchos expertos advirtieron que los daños serían incalculables, que solo la historia nos demostraría la severidad de los mismos. Y aquí estamos ahora.

Es verdad que enfermedades como covid-19, no pueden predecirse con exactitud; es el curso mismo de la vida, que nos enfrenta a nuevas adversidades. Sin embargo, este suceso puso de manifiesto la capacidad de los gobiernos nacionales para afrontarlo, de eso dependieron los resultados de cada país, y de ello, las secuelas que cada nación está viviendo. 

Así pues, en México, los resultados en salud y educación pública, hacen evidente esa “capacidad” de nuestro gobierno.  Se calcula oficialmente que murieron cerca de 334 mil mexicanos; sin embargo, los expertos dicen que muy seguramente nos acercamos a 1.1 millones de fallecidos y contando, además de dejar diversas secuelas como enfermedades respiratorias, y enfermedades psicológicas como la ansiedad y depresión.

La vacilación en la toma de medidas serias para evitar la propagación del virus, entre ellas la inversión extra en el sector salud, fue característica en nuestro Gobierno, además de la información confusa que se manejó durante ella; la tardanza en la aplicación de las vacunas, y muy importante: la falta de una estrategia para atender a la gente que se quedó sin trabajo, por tanto, sin provisiones básicas para alimentarse y curarse. Mucha gente que murió pudo haberse salvarse, estoy segura.

Y en cuanto a la educación, que es lo que quiero precisar en esta opinión, nuestro país fue, dentro de los 38 que conforman la OCDE, el que más tiempo mantuvo las escuelas cerradas completando 250 días, además de no implementar alguna estrategia seria de recuperación de los conocimientos.

Al cerrar las escuelas, se sugirió trabajar con las clases en línea, lo que me parece bastante certero; sin embargo, un error garrafal, fue no considerar que la mitad de la población estudiantil en México, padecía y sigue padeciendo, la falta de los insumos informáticos y las condiciones para estudiar bajo ese esquema, como una computadora, tableta o incluso celular e internet en su hogar, y no invertir suficientemente para que esa desigualdad cuando menos, se redujera. 

Otro error bastante grave fue la falta de capacitación para los docentes respecto a la nueva modalidad. Aquí se hizo evidente que la mayoría de los docentes tiene deficiencias en cuanto al uso de la tecnología y su aplicación en la modalidad en línea. por lo que las clases en línea se tornaron bastante tediosas para el profesor y el alumno y por supuesto para los padres de familia, mismos que se vieron obligados a participar activamente en el proceso educativo, aunque no supieran. 

El nuevo proceso educativo virtualizado trajo consigo bastantes consecuencias, en primer lugar, aumentar la brecha de desigualdad, pues todos los que no contaban con esas condiciones para seguir estudiando prácticamente se quedaron rezagados; lo más que recibieron fue el “gran apoyo” de pasar al siguiente nivel, aunque no cumplieran con los conocimientos mínimos requeridos, la SEP así lo indicó y así se hizo.

El sistema capitalista que nos domina no quiere profesionistas capacitados para resolver problemas sociales sino peones que se dejen mandar y someter.

Aprobar a aquel alumno que no pudo hacer sus estudios y apropiarse de los conocimientos necesarios no estaría mal si el estudio fuera un simple requisito, pero si consideramos que los conocimientos son para aplicarse en un campo práctico y se supone que están encaminados a resolver algún problema que nuestra sociedad padece, es sin duda una medida que desenmascara una realidad que poco vemos: el sistema capitalista que nos domina no quiere profesionistas capacitados para resolver problemas sociales, sino peones para trabajar y convertirlos en buenos obreros, que se dejen mandar y someter, pese a su explotación.

En segundo lugar, la tendencia a invertir menos tiempo a la educación, y ceder más tiempo e importancia a la cuestión laboral. Durante la pandemia, los estudiantes trabajaban en promedio cinco horas a la semana, pero al regresar a la escuela, este número se elevó a quince horas, con un saldo promedio de 22 horas al inicio del ciclo escolar 2022, según Foreign Affairs.

Es así como aumentó el éxito de las escuelas privadas que ofrecen un certificado en menor tiempo. Para terminar pronto: la educación convertida en mercancía, ¡qué “casualidad” en tiempos del capitalismo rapaz!

Pero la gravedad del problema aumenta mientras el tiempo pasa y no se distingue por parte de las autoridades ni la preocupación ni la estrategia para frenar este rezago educativo tan evidente. 

Hoy en día el presupuesto que se destina a la educación, no sólo es insuficiente, sino que atiende mayormente el pago de nómina de los administrativos, dejando de lado la mejora de la infraestructura educativa y tecnológica de las escuelas, que tanta falta hace, pues en pleno siglo veintiuno sigue habiendo escuelas sin luz y sin agua, y más grave aún, escuelas sin libros ni computadoras.

Así lo decidieron nuestros representantes políticos, quienes nuevamente osan decidir equivocadamente, al no aumentar el monto a la educación en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2024, y con ello determinan cómo vamos a vivir el próximo año, sin que el pueblo se dé cuenta.

La educación es el motor de la sociedad. Y aquel gobierno que no lo entienda así y actúe en consecuencia, seguramente será porque no pretende una sociedad progresista, culta, crítica de la realidad, sino para tener una estructura poderosa para maquilar la riqueza de la que sólo unos cuantos se apropian. 

Urge corregir el rumbo de nuestro país; urge que nos gobiernen verdaderos líderes populares que conozcan los padecimientos y deficiencias de nuestro país y tengan la clara convicción de corregirlos. Hoy la 4T nos sigue debiendo los buenos resultados que nos prometió; ojalá que en las próximas elecciones lo pensemos mejor.

 

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