La juventud estudiosa de nuestro país, los profesionistas y los obreros avanzados, deben vencer la táctica del imperio estadounidense y sus compinches, Inglaterra, Francia, Alemania, que presentan a Carlos Marx, Federico Engels y al propio Vladimir Ilich Ulianov, Lenin, como falsos científicos, cuyas obras ocultan, denostan y atacan desde el terreno ideológico y no del científico.
Y los silencian, porque las leyes descubiertas por estos grandes científicos, maestros del pueblo trabajador –el proletariado– a través de su estudio e investigaciones, desnudan al capital, mostrando su verdadera esencia en manos de la burguesía, su verdadera cara, la producción de la plusvalía, la ganancia a través del trabajo no pagado al trabajador, verdadero creador de la riqueza y de la cual se apropian, se adueñan los capitalistas.
Para enfrentar esta situación entorno al Marxismo–Leninismo, deben conocer, estudiar a fondo, con profundidad sus vidas, sus acciones, las situaciones que enfrentaron –que no son muy distintas a las que viven todos los días– en relación, por parte de los jóvenes, a cumplir los deberes propios de su edad como son: el estudio, la relación de autoridad con sus padres, el trabajo necesario en casa, el comportamiento para con los demás, su situación sentimental, pues en cada uno de estos aspectos encontraran grandes y entrañables enseñanzas.
Volodia (termino cariñoso de Vladimir) era un niño llamativo, impetuoso, inquieto, con interés por conocer, con argumentos y respuestas inmediatas para todo a pesar de su edad y que reveló pronto, una voluntad perseverante y una innata decisión de encabezar y organizar las acciones a realizar; fueran juegos, paseos o tareas escolares, con gran inteligencia, siempre presto a apoyar a sus compañeros, muy sensible ante las necesidades de los demás y a la vez, muy seguro de sí mismo. (Lenin, Gerard Walter)
Leía mucho, fue siempre el primero de su clase, obteniendo en su educación de bachiller, medalla de oro los tres años consecutivos y al termino de sus estudios –sobreponiéndose decididamente a los infortunios, pues a los 15 años pierde a su padre (12, enero, 1885)– y días antes de presentar su examen final (tenía 17 años), es informado de la detención y ahorcamiento de su hermano (8, mayo, 1877), por atentar contra la vida del zar Alejandro III. Dijimos ya de su fuerza de voluntad, vemos ahora su gran capacidad de análisis y entereza para sobreponerse a la adversidad, y sentido de responsabilidad para aplicar sus conclusiones.
Una de esas conclusiones fue la decisión de –al igual que su hermano– dedicar su vida a la lucha por una vida mejor para su pueblo, aunque en ello le fuera la suya propia, pero no por el camino del terrorismo, sino por medio de la ciencia del Marxismo-Leninismo, que exige disciplina inquebrantable para su conocimiento: estudio, estudio y más estudio, y la participación en la tarea de organizar la lucha de los obreros y el pueblo trabajador para obtener el poder político.
Apenas llegado a la universidad de Kazán (agosto, 1887) y a pesar de la recomendación de la madre de no involucrarse en protestas contra el gobierno, en diciembre participa en una reunión en el comedor de la universidad –en contra de la proscripción de las organizaciones estudiantiles– las cuales estaban prohibidas. Fueron conminados por la autoridad universitaria a dispersarse o llamarían a la policía. Tomándoles los nombres de las credenciales. Identificado como hermano de Alejandro Ulianov, fue fichado por la universidad. En un acto de protesta, pide su baja. Fue expulsado de la universidad. Se le prohibió vivir en Kazán y se le desterró a vivir bajo vigilancia policíaca en la aldea de Kokushkino.
Tenía 17 años, cuando decide abandonar la universidad y entregarse por entero a la causa de la revolución. Su madre luchó por que lo recibieran en otra universidad, aceptaron se presentase como estudiante libre al examen de la carrera de Derecho en la universidad de San Petersburgo. Se emplea a fondo, y en año y medio estudia y presenta los exámenes, graduándose con las más altas calificaciones –de 134 candidatos, estudiantes y externos– a pesar de que, en plenos exámenes, vuelve a enfrentar la muerte, ahora de su hermana Olga.
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