En el Informe Global sobre Homicidios 2023, publicado por la organización de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), se señala que México está entre los primeros lugares con la mayor tasa de asesinatos (25 por cada 100 mil habitantes), lo cual nos sitúa en el deshonroso noveno lugar de entre los 26 países de nuestro continente en donde más crímenes se cometen.
Hasta febrero de este año 2024, se cometieron en México 180 mil 608 homicidios dolosos. Durante todo el sexenio de Peña Nieto se registraron 156 mil 066 asesinatos y en el de Felipe Calderón, 120 mil 463. La diferencia es notable y más trágica desde todos los puntos de vista.
¿Qué clase de Gobierno estamos padeciendo, que no atiende el reclamo popular de toda la nación por tanta tragedia?
En este contexto quiero resaltar que la violencia ha alcanzado niveles alarmantes, incluso está empañando el proceso electoral que estamos viviendo en nuestro país.
Para los analistas políticos e investigadores, este, el que estamos viviendo actualmente, es el proceso más violento de la historia moderna en México, en estas, que son las “elecciones más grandes del país”. “Setenta mil candidatos se han presentado para participar en las elecciones del 2 de junio, en las cuales los mexicanos votaremos para cubrir más de 20 mil cargos, entre ellos el de la presidencia de la República y las gubernaturas de nueve estados”, cita del canal norteamericano CNN, 12 de abril de 2024.
La violencia electoral en este sexenio ha superado lo que ha ocurrido en los gobiernos anteriores, siendo una clara muestra de la ingobernabilidad que se padece en México; sin embargo, a pesar de ello, el presidente López Obrador ha minimizado el problema y declarado en múltiples ocasiones que dicho clima de violencia no existe, que es un asunto “publicitario” y de “gente despistada”.
Las desafortunadas declaraciones sólo abonan a enrarecer aún más el presente y peligroso ambiente electoral, y dejan muy claro que en nuestro país las autoridades no brindan la seguridad necesaria a los candidatos para realizar sus campañas.
“En un reporte de la consultora política Integralia se afirmó que suman de septiembre de 2023 al 1 de abril de 2024, un total de 300 hechos de violencia política, que afectaron a 399 víctimas, equivalentes a 1.8 por día” (El Economista, 2 de abril de 2024).
“Matan a dos candidatos en un día; suman 26 aspirantes asesinados en el proceso electoral. Los estados que han reportado más asesinatos en este proceso electoral son: Guerrero, Michoacán, Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Veracruz y Estado de México” (Animal Político, 23 de abril de 2024).
¿Qué clase de Gobierno estamos padeciendo, que no atiende el reclamo popular de toda la nación por tanta tragedia?
La prensa condena también tanta violencia y tanto crimen; así por ejemplo, El Universal del día 22 de abril de este año, titula su nota: “El presidente Andrés Manuel López Obrador tocó madera para que el proceso electoral siga en calma; no obstante que se han perpetrado más de 20 homicidios de candidatos a diversos puestos de elección popular en el país”, resaltando la actitud despreocupada del presidente ante la ola de violencia criminal que azota al país.
No importa cuántas veces nos repitan que vamos bien en seguridad, que maquillen los datos; la violencia no desaparece por decreto y éste se coronará, por mucho, como el sexenio más violento de la historia.
Las autoridades de Gobierno demuestran que están rebasadas por la violencia y no ofrecen soluciones efectivas para contenerla.
Los mexicanos no debemos cansarnos nunca de exigir a los gobernantes que cumplan y garanticen la seguridad y la vida de todos los mexicanos, imponiendo las leyes como principio para una convivencia pacífica a la que tenemos derecho. No es fácil la tarea, pero de eso se trata.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario