Los datos que aportan las instituciones oficiales y la vida cotidiana no dejan lugar a dudas, la economía mexicana y la situación que viven millones de mexicanos, es la más desastrosa que se haya registrado en los últimos años, a pesar del optimismo del presidente Andrés Manuel López Obrador y de que él tenga “otros datos”.
La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) precisó que 30.5 millones de mexicanos son laboralmente vulnerables por la naturaleza de la unidad económica para la que trabajan, es el número de mexicanos que se ubican en la informalidad; es decir, que no tienen un empleo seguro y que trabajan eventualmente, en el comercio informal o que oscilan entre la desocupación y la ocupación informal; un incremento del 3.7% de la informalidad respecto al año 2020, el año del confinamiento causado por la pandemia de la covid-19. No sólo no se generaron nuevas fuentes de empleo sino que aumentó el número de desempleados y subempleados.
Por otra parte, de acuerdo con cifras proporcionadas por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) para mayo de este año el precio de la canasta básica se elevó un 6.3% respecto al mismo mes del 2020. Si consideramos sólo el costo de la canasta básica y lo comparamos con el monto al que asciende el salario mínimo, veremos rápidamente que el mismo no alcanza para sufragar los gastos mínimos que debe realizar un jefe de familia, el cual debe garantizar la alimentación y lo más indispensable para la vivienda, la salud y la educación de sus hijos. El poder adquisitivo del salario en los últimos meses se ha visto fuertemente disminuido, el aumento en el precio de la gasolina, del gas y de los productos de primera necesidad como el huevo, la tortilla y el frijol son indicadores claros de lo miserable que resulta el salario de los trabajadores, no sólo el mínimo legal sino el salario promedio de los trabajadores que puede ser hasta dos o tres salarios mínimos. La inflación pasó de 4.8% en mayo de 2019 a 5.89 % en mayo de 2021.
La desigualdad social que se refleja no sólo en los salarios de hambre que percibe la población trabajadora, sino que la vemos en el incremento del desempleo, de la ocupación informal como eufemísticamente le llaman los especialistas en medir la estadística del desempleo como el Inegi y demás instituciones públicas y privadas, también se ve en la falta de vivienda digna y decorosa, en la falta de salud y educación, en la ausencia de planes y programas gubernamentales para abatir el rezago en estas materias.
Aparejado a este cuadro de pobreza, de falta de empleo y de un salario digno, el incremento en la inseguridad y la violencia que se ha multiplicado a niveles nunca vistos. El 28 de junio se publicó una nota en la revista Forbes en la que se informa, de acuerdo con datos proporcionados por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) del incremento del 7.1% de feminicidios durante los primeros meses del presente año, respecto a lo reportado en el primer semestre del año 2020. La violencia se incrementó y se hizo presente también en el reciente proceso electoral, en el cual se registraron 910 agresiones en contra de políticos de acuerdo con información proporcionada por Violencia Política en México de Etellek, la cual se publicó en el diario El Economista de fecha 16 de junio del presente año; por su parte, el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Paz precisa que la violencia se incrementó en promedio el 85.74%.
La pobreza, la falta de nuevas fuentes de empleo, la falta de trabajo bien remunerado, los bajos salarios, la falta de planes de gobierno en materia de salud y de educación, así como el incremento en la violencia, son aspectos de un mismo fenómeno: la crisis económica y política que vive nuestro país, a casi tres años el gobierno de la Cuarta Transformación y el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador no sólo no cumplieron sus promesas de campaña, han llevado al país a la ruina, no hay planes de gobierno que incidan en todas estas materias, vitales para el desenvolvimiento de la sociedad.
La tarea del pueblo pobre de México es sacudirse la ignorancia, la inconsciencia y los políticos arribistas de Morena, en este sentido también vale decir que los hechos hablan más que mil palabras, los hechos nos hablan de fracaso del Gobierno federal, de ineptitud, de corrupción, de intromisión en el proceso electoral; nos imponen la tarea de educar y organizar al pueblo trabajador para sacudirse de una vez y por todas esas lacras y tomar en sus manos la dirección de la sociedad, cumplir con la meta del cambio de modelo económico.
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