El pueblo de México medianamente informado sabe bien que la actual administración federal no ha invertido un solo peso en trabajos de conservación, mantenimiento y reconstrucción de las carreteras federales, sobre todo las de Jalisco.
Debido a esta indignante realidad, la red federal desde hace años se encuentra en pésimo estado. Lo peor es que en cada temporada de lluvias, la situación se agrava y los miles de usuarios enfrentan graves riesgos al verse obligados a transitar por vías llenas de baches y son constantes las ponchaduras de llantas y los accidentes de lamentables consecuencias.
A los mexicanos de conciencia limpia nos debe preocupar que se siga aplaudiendo, a cambio de dádivas de los poderosos, el grave rezago educativo, la carencia de médicos y medicinas en los hospitales, la falta de infraestructura carretera, entre otras.
Es digno de reconocer y aplaudir el hecho de que, ante la falta de respuesta federal, algunos jaliscienses decidieran no quedarse cruzados de brazos, esperando soluciones de la federación, y se hayan animado a tomar la iniciativa de realizar, por su cuenta, trabajos de bacheo.
Un ejemplo son los de la región norte de Jalisco, quienes incluso gestionaron y consiguieron alrededor de 28 mil pesos de los Ayuntamientos de Colotlán y Santa María de los Ángeles para la compra de asfalto para bachear la carretera 23, además de apoyo con empleados y vibrocompactador.
Como sabemos la mayoría de los mexicanos, las personas que se organizan para apoyar con mano de obra en el bacheo de una carretera federal no les corresponde. Tampoco es competencia de los municipios destinar recursos, apoyar con empleados o maquinaria para realizar trabajos carreteros, ya que son realmente insuficientes.
Lo que se necesita es atacar a fondo el problema y solo puede llevarse a cabo mediante un programa diseñado desde el Gobierno federal para la conservación, mantenimiento y reconstrucción de las carreteras federales, que tenga etiquetados miles de millones de pesos, recursos que solo pueden ser cubiertos por la federación.
Sin embargo, según declaraciones recientes del gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, este año el estado no recibió por parte del Gobierno federal más de mil 200 millones de pesos que estaban destinados para el mantenimiento y rehabilitación de las carreteras federales. El mandatario estatal afirmó:
“Sin alguna explicación a la entidad le quitaron el recurso de la federación que estaba etiquetado para mantenimiento de la red carretera federal y por eso prácticamente toda la red federal está llena de baches y el hecho de que esté en estas condiciones, es un problema de riesgo para los usuarios locales y nacionales”.
Para evitar alguna posible confusión que pudieran llegar a provocar los defensores de la actual y de la próxima administración morenista, derivado de esta humilde colaboración, es oportuno referir lo que dice la Ley Federal de Caminos y Puentes.
En su artículo 1 dice: La presente Ley tiene por objeto regular la construcción, operación, explotación, conservación y mantenimiento de los caminos y puentes a que se refieren las fracciones I y V del artículo siguiente, los cuales constituyen vías generales de comunicación; así como los servicios de autotransporte federal que en ellos operan, sus servicios auxiliares y el tránsito en dichas vías.
En el artículo 2 la mencionada Ley Federal de Caminos y Puentes señala: Para los efectos de esta Ley, se entenderá por Caminos o carreteras: Los que entronquen con algún camino de país extranjero. Los que comuniquen a dos o más estados de la Federación; y Los que en su totalidad o en su mayor parte sean construidos por la Federación; con fondos federales o mediante concesión federal por particulares, estados o municipios.
Asimismo, de acuerdo con el portal del Gobierno federal: Las carreteras federales son caminos que atiende y conserva el Gobierno federal a través de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT).
Pero esta ha sido desmantelada, al igual que otras dependencias como las encargadas de brindar servicios básicos, educación y salud de calidad a los mexicanos, y ahora si los ciudadanos quieren carreteras en óptimas condiciones para transitar, que las hagan ellos mismos. Es decir, en tema de infraestructura carretera, el actual Gobierno mexicano también ha dejado a su suerte al pueblo de México.
A los mexicanos de conciencia limpia nos debe preocupar que una buena parte del pueblo de Jalisco y del país siga aplaudiendo, a cambio de dádivas de los poderosos, el grave rezago educativo, la carencia de médicos y medicinas en los hospitales, la falta de infraestructura carretera, entre otras, que ha provocado este Gobierno que está a unos meses de terminar, pero que continuará su sucesora Claudia Sheinbaum Pardo.
Esta última, por cierto, no tiene a las de Jalisco entre sus prioridades en cuanto a obras carreteras que promete construir una vez que asuma el cargo.
Expertos en el tema de carreteras, entre ellos los del Tecnológico de Monterrey, indican que la infraestructura carretera proporciona una base esencial para el funcionamiento de todas las economías nacionales y genera una amplia gama de beneficios económicos y sociales.
Conservar adecuadamente la infraestructura vial es imprescindible para preservar y aumentar estos beneficios. De tal manera que la insuficiencia de las inversiones o una mala administración de la red carretera trae consigo graves consecuencias para la economía y el bienestar social.
Esta opinión de los especialistas proporciona argumentos a los mexicanos que están siendo afectados por la falta de inversión en conservación y reconstrucción de las vías de comunicación y con ellos pueden sustentar su lucha, ya que si no hay desarrollo social, el crecimiento económico de nada sirve.
La realidad está presente y palpable y exige soluciones de fondo, pues cada vez más y más, las carreteras federales de Jalisco y del país se encuentran en estado verdaderamente trágico y reflejan el rostro de la 4T.
La solución para el estado dramático de la red federal también está en manos de los mexicanos que crean directamente la riqueza de este país, quienes deben unir fuerzas con los otros sectores de la población; recurrir a los recursos a su alcance como la denuncia y protesta pública y exigir como un solo hombre que los recursos públicos se inviertan, no sólo en dádivas sino en educación, salud, servicios básicos, infraestructura carretera, entre otras necesidades básicas, pues solamente así podrán mejorar las condiciones de vida de todos los mexicanos.
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