Como gobierno municipal reconocemos el esfuerzo y trabajo de los maestros por servir de guías para que nuestros niños, adolescentes y jóvenes, futuro histórico de nuestra nación, aprendan a amar la ciencia y la técnica a favor de lo realmente importante: un proyecto de nación que privilegie y forme a la persona en su desarrollo integral.
Ustedes materializan en el día a día el grandioso servicio del maestro; lo demuestran en su colaboración en la creación del hombre nuevo, de seres humanos con espíritu social que privilegie el bien común, equitativo y justo, pues esa es la forma de crear un municipio con sentido humano.
El modelo neoliberal en el que nos movemos nos permite ser testigos de las prácticas por consolidar un individualismo puro, desligado y desvinculado de lo social. Se privilegia la formación del alumno que solo puede entender el yo, que vive y comprende desde sí mismo y para sí mismo, perdiendo la conciencia de relación con la comunidad.
No es extraño que la política del actual gobierno federal, disfrazada de lucha contra la corrupción quiera eliminar a las organizaciones sociales y fomente la entrega de dinero en efectivo de manera individual, dejado de lado las obras de beneficio colectivo. Tal decisión es un verdadero desbarajuste e injusticia.
Las grandes desigualdades sociales que son tan palpables como la pobreza, la falta de empleo y oportunidades para continuar la educación media superior y superior, no se resuelven con dar 3 600 pesos a un grupo minúsculo de jóvenes, o regalando la mano de obra al capitalismo empresarial por los próximos seis años, pues estos jóvenes que son incluidos dentro de una sociedad individualista, se olvidan de los intereses colectivos.
Maestros: Hoy más que nunca México requiere una luz que ilumine el camino, nuestra sociedad requiere el fortalecimiento de los vínculos sociales, justicia social, sentido de comunidad para hacer frente al individualismo egoísta y atroz. Solo así combatiremos la despolitización que se pretende crear en las nuevas generaciones de nuestra sociedad.
Por nuestra parte, nos queda claro que no se necesita simplemente una reforma de la reforma, porque eso no sirve al pueblo. La actual reforma solo es un paliativo que lo único que hace es complacer el ego del ganso y devolver parte del monopolio de la educación a sus antiguos dueños que tanto la han lastimado.
Nosotros tenemos claro que México necesita un real cambio educativo, pues creemos firmemente que la educación junto a la estructura económica son las creadoras de la riqueza nacional. Por eso, los antorchistas queremos un modelo económico que produzca mucha riqueza y que se distribuya equitativamente; para lograrlo hay que educar al hombre de otro modo, hacerlo pensante, formar científicos de alto nivel que sirvan al pueblo.
De ahí, el alto honor de ser maestro, pues debe formar a las nuevas generaciones haciendo de nuestras escuelas los talleres en los que se esculpen a los hombres íntegros que conozcan y amen las bellas artes, la cultura y el deporte. Servir a las nuevas generaciones con nuestra labor educativa, es realizar un verdadero cambio al servicio de la formación de verdaderos seres humanos.
Por ello, no podemos permitir que el modelo que se implante sea la creación de jóvenes individualistas guiados por la tiranía de un ganso sin escrúpulos, que en la ambigüedad e incoherencia de su discurso y de su obrar hace una regresión al monopolio egoísta, totalmente carente de un real proyecto de nación.
Es decir, necesitamos un humanismo que se identifique con el pueblo pobre y que sienta el dolor del pueblo como suyo, y en consecuencia, se mueva a cambiar la realidad del pueblo con la ayuda del pueblo mismo. Por eso, no queremos una reforma de la reforma, queremos un sistema educativo integral que forme hombres y mujeres nuevos que amen al pueblo y luchen por su liberación y que eduque integralmente a todos los mexicanos, a nuestros hermanos.
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