El medio mejor para hacer buenos a los niños es hacerlos felices
Oscar Wilde
Cada 30 de abril, desde 1924, se festeja el Día del Niño en México y en todo el mundo. En otros países, dicha celebración se realiza en diferentes fechas a lo largo del año; sin embargo, el 20 de noviembre es la fecha establecida por la Organización de las Naciones Unidas como el “Día Universal del Niño”, y la finalidad, según la ONU, es hacer notar que los infantes son la parte más vulnerable y, por tanto, la que sufre más los problemas del mundo.
La pobreza, las adicciones y todos los males que afectan a la niñez mexicana parten de una misma raíz, en la que todos nos vemos afectados: la injusta redistribución de la riqueza.
Asimismo, se utiliza esta fecha para concientizar al resto de la población sobre la importancia de trabajar por el desarrollo y bienestar de este colectivo, y dar a conocer estos derechos, tales como el derecho a la vida, a la identidad, a vivir en familia, a no ser discriminado, a vivir en condiciones de bienestar, el derecho a la salud y a la educación, y el derecho a no ser violentado; por mencionar algunos de ellos.
Estamos en tiempos de esta conmemoración, por lo cual no será raro ver a los padres cariñosos llevando a sus hijos a degustar la comida favorita del pequeño, o ver largas filas en los establecimientos de comida para alegrar un momento al niño del hogar; otros padres obsequiarán un juguete deseado por él, aunque modesto sea, pues a todos nos llena el corazón verlos sonrientes. Mas no todos los niños de nuestra patria corren con la misma suerte.
En 2016, Unicef señaló que un tercio de la población en México son menores de edad, de los cuales 21 millones viven en condiciones de pobreza y 3 millones de niños viven en situación de calle, según datos del Inegi en la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil realizada en 2019, la cual no ha sido actualizada hasta la fecha.
Sin embargo, organizaciones dedicadas al apoyo infantil afirman que las cifras que brindan las autoridades están lejos de ser reales, pues basta con salir a las calles para darse cuenta de la cantidad que hay en cruceros, mercados, avenidas, etcétera.
Veamos también que tan sólo en nuestro país, “más de 4 millones de niños, niñas y adolescentes no asisten a la escuela y que 600 mil más están en riesgo de dejarla por diversos factores como la falta de recursos, la lejanía de las escuelas y la violencia” (datos de Unicef México).
Otros factores perjudiciales para la niñez en México como la drogadicción, la cual se calcula en 2 millones de niños que consumen algún tipo de droga, o el abuso sexual en el que 5.4 millones de infantes forman parte de las cifras anuales, demuestran que los derechos de los niños están lejos de ser algo de importancia en nuestro país.
Esta problemática no es una causa aislada, sino un problema estructural. La pobreza, las adicciones y todos los males que afectan a la niñez mexicana parten de una misma raíz, en la que todos los mexicanos nos vemos afectados: la injusta redistribución de la riqueza.
Un Gobierno que no muestra interés en sus niños se nota indolente hacia el futuro por el que se lleva al país. Por eso no es suficiente dar apoyos raquíticos o pequeñas dádivas, se necesita cambiar el modelo económico, que desaparezca la explotación del hombre por el hombre. Sólo así, la infancia de nuestro país tendrá mejores condiciones de vida.
Esa es una de las grandes tareas que se ha puesto el Movimiento Antorchista Nacional; a pesar de no tener el poder político y económico, la preocupación por un mundo más justo es latente.
Así lo ha demostrado durante sus 50 años de lucha, llevando a cabo actividades en beneficio de los pequeños como talleres artísticos en las escuelas desde los niveles más básicos hasta la educación superior.
Otra muestra de esto es el trabajo que realizan los Grupos Culturales Nacionales, jóvenes del pueblo que hacen del arte un arma transformadora y que pretenden arrancar a la juventud de las manos de un sistema que lucra con su sufrimiento.
“Para los niños trabajamos, porque los niños son los que saben querer, porque los niños son la esperanza del mundo”, así lo decía José Martí y así lo creemos “Los Nacionales”; es por ello que la Compañía Nacional de Teatro “Víctor Puebla” ha preparado un montaje para todos ustedes, pues nuestro trabajo va dirigido también a los pequeños de México y así puedan darse cuenta de que nuestra nación puede y debe ser más justa.
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