Con mucho esfuerzo y sacrificio los pobres de Tecomán, Jalisco ganan unos pocos pesos trabajando en el campo para mal comer, no cuentan con prestaciones de ley como el Infonavit ni con un lugar propio donde vivir. “Este lugar donde vivo es prestado, pero mira, ya se está cayendo, al dueño no le interesa componer la casa, allá adentro es un mojadero. Ayer que fuimos a Casa de Gobierno, nos dió esperanzas el gobernador al decirnos que buscará la manera de apoyarnos, y que nos venderá un “solarcito”; no pedimos que nos lo regale, sino que nos dé facilidades de pago para poder tener un lugar donde descansar estos viejos huesos.” Así plática doña Ana, entre la tristeza de ver cayéndose su vivienda prestada y la esperanza de contar con una propia. La esperanza es que el licenciado Ignacio Peralta Sánchez, otorgue el apoyo y las facilidades para que la gente como Ana, tengan un lugar donde construir un hogar propio.
Doña Panchita, de la colonia Tuxpan, mostrando su casa con ademanes nos plática así: “este solar es mío; con mucho esfuerzo he logrado techarlo con láminas de asbesto, de esto ya hace años; sin embargo, los postes de madera que utilicé con el tiempo se han ido pudriendo, y mucho más la madera de palma, que por su precio es más barato y fácil de conseguir, pero ya se están cayendo; por eso pido al gobernador que me apoye para construir un pie de casa, y contar con una vivienda más segura para mí familia. Estoy preocupada con estás aguas que pasaron, tengo el temor de que se vaya a caer mi casa. Dios toque el corazón al gobernador Ignacio Peralta, y sea verdad que no ayude”. Es así, con palabras sencillas que salen del corazón de la gente más pobre de Tecomán, que hacen hincapié de su gran necesidad de vivienda.
Esto, es solo una pincelada general de los cinturones de pobreza de la ciudad, una gran pintura donde cobra vida la meseria y la ignorancia; donde se refleja el olvido, el abandono de las autoridades de los tres niveles de gobierno, llámese municipal, estatal o federal, que no les preocupa en lo más mínimo el bienestar de su pueblo, y se vuelve una burla, una mentira repetida, la afirmación de, “por el bien de todos primero los pobres” de la 4T. Son viviendas con familias hacinadas, construidas con material de desecho; y en Tecomán, como en el resto del país, al pueblo sufre porque lo tratan como el nopal: “solo se le visita cuando tiene tunas”, cuando necesitan votos, porque la gente más humilde solo cuenta en épocas electorales.
Ante esta cruda realidad, el llamado que hace el líder estatal del Movimiento Antorchista colimense, Luis Enrique López Carreón, es correcto: “hay que organizarse y seguir unidos como un solo hombre, como reza nuestra consigna, para luchar hasta conseguir nuestra vivienda. De algo debemos estar muy seguro, de que esos políticos que anduvieron en campaña no los veremos hasta dentro de tres años, y de que el candidato ganador, de filiación morenista, Elías Lozano, que será presidente municipal por segunda ocasión tampoco volverá. Prometió apoyarnos en materia de vivienda, pero solo fueron promesas de campaña”.
Pero, mientras tanto, la lucha del pueblo organizado ha logrado abrir las puertas de Casa de Gobierno, y se logró el compromiso del gobernador, de apoyar a los solicitantes de vivienda de Tecomán y Manzanillo, y también de la colonia Antorcha Magisterial. El pueblo debe de aprender a trabajar de manera organizada para mejorar sus condiciones de vida.
No es gratuito que nos haya atendido el Gobernador, es producto de la lucha de un pueblo decidido a manifestar públicamente el abandono en qué se encuentra; el pueblo de Tecomán debe de preparase para futuras movilizaciones si no es atendido en sus necesidades, pues no basta con tener un lote, es necesario también contar con servicios básicos como el agua, drenaje y la electrificación.
La falta de vivienda es una de las muchas carencias que padece el pueblo de Tecomán, las imágenes que les compartimos hablan por sí solas, y como dijera una candidata de la campaña próxima pasada, sorprendida por la pobreza y la falta de servicios en qué se encontraban los colonos: “¿A poco así viven?”
Si bien es cierto, el trabajador del campo o de la ciudad, al finalizar el día se encuentra agotados, y necesitan hacer un esfuerzo más para dedicar un poco de su tiempo para atender los problemas de su colonia o de su pueblo; pero cuando la gente toma conciencia de que nadie hará nada por ella, por mejorar sus condiciones de vida siempre se decide por la lucha. Pasa un Gobernador, un presidente, y el rosario de promesas es la misma, porque no hay quien le exija el cumplimiento de sus promesas. El pueblo debe aprender está dura lección para transformar sus condiciones de vida, y debe atender el llamado del Movimiento Antorchista Nacional a organizarse. Estamos a tiempo.
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