La tarde del martes dos de noviembre, un niño de dos años quien vivía con sus padres y sus hermanos se encontraba jugando en su casa la cual se ubica en la colonia Villas San Agustín, a la periferia de la ciudad de Torreón, sufrió un accidente al caerse y cortarse con un vidrio de un ropero, el cual se hirió en su axila derecha, por lo que sus padres de inmediato lo trasladaron a la Cruz Roja, donde les dijeron que el menor tenía que ser operado urgentemente, sin embargo ahí no contaban con el equipo necesario para la intervención. Ahí fue cuando los padres del menor comenzaron el peregrinar con su hijo en brazos, de ahí se trasladaron al Hospital Universitario, donde la respuesta fue la misma, “No contaban con el equipo necesario para la operación”, posteriormente los padres del menor optaron por trasladarse al Hospital Infantil, lugar donde le solicitaban 10 mil pesos para poder ingresarlo.
Quiero recalcar que los padres son gente humilde que viven al día, y por obvias razones no contaban con el recurso para poder pagar el ingreso, por lo que la última instancia fue trasladarse a la clínica 16 del IMSS, para solicitar la ayuda, sin embargo cuando se dieron cuenta de que no contaban con seguro, por lo que si pagaban la cantidad de 75 mil pesos podrían atenderlo, de no ser así tenían que retirarse del sitio porque si el niño fallecía el IMSS no se haría responsable. Luego de más de 5 horas del peregrinar por los hospitales, el menor de 2 años de edad del cual llevaba el nombre de Liam, falleció debido a un shock hipovolémico. Hablo de esta terrible situación, la cual se pudo haber evitado, si nuestras autoridades de salud no fueran tan insensibles e incompetentes, hoy una madre se queda sin un hijo, una familia más se queda incompleta, situación que se pudo haber evitado si hubiera recibido la atención médica oportuna.
Este solo es un caso de los muchos que suceden diariamente en todo el país, pues así como en los hospitales de Torreón, existen en otras partes del país, en donde no brindan la atención adecuada, y la culpa es del gobierno por no dar las facilidades y óptimas condiciones para la atención. Y donde quedo lo que un día él dijo, Andrés Manuel López Obrador, que en su gobierno eran “Primero los Pobres”, en una de sus farsantes conferencias mañaneras él dijo, que toda la población tiene derecho a la salud, y que toda la población podría recibir atención médica aun cuando no tengan seguridad social. La cancelación del programa Seguro Popular por el Insabi ha sido un desastre. Un ejemplo palpable es el abandono en que encuentran los hospitales de Torreón, sin médicos, falta de equipo, medicamentos, y más; en efecto, a raíz de que el gobierno federal desapareció el Programa del Seguro Popular, el servicio de la salud se volvió más deficiente y con muchos problemas financieros para atender a la población, sobre todo ahora que sufrimos los terribles efectos de la pandemia del Covid-19. ¡Sálvese quien pueda! Y muérase quien tenga que morir.
Pudiéramos manifestar que es la consigna del gobierno federal para atender los problemas de salud en todo el país, porque su gobierno redujo de manera criminal el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) reducción a la salud, todo para destinar miles de millones de pesos a la construcción del Tren Maya, la Refinería de Dos Bocas y el Aeropuerto de San Lucía. Así como apoyos monetarios y clientelares den lugar de apoyar y equipar las clínicas. México es la catorceava economía más rica del mundo, y tiene una población de casi 130 millones de mexicanos, pero con un sistema de salud tan desarticulado porque el acceso a la misma se da de forma injusta, no existe sistema universal que permita acceder a los servicios médicos de acuerdo a la enfermedad que padecen los mexicanos, sino a la capacidad de pago, además de la distinción entre unidades públicas y privadas. ¿La salud es entonces un negocio en México?, ¿Dónde está el gobierno de los pobres? Es momento que se garantice la salud a todos los mexicanos.
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