MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Los sismos que nos faltan

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Juro que no es mi intención causar alarma o psicosis ante los sismos que vivimos, pero no hay de otra; tenemos que hablar del tema. Dicen que no es recomendable hablar de la soga en casa del ahorcado; pero ante la inminencia de los fenómenos naturales, aunado a la indolencia, voluntaria o no, de nuestras autoridades, es mejor estar preparados.

En un artículo anterior ya intenté decir, hasta donde pude, cuál es la causa profunda de los terremotos que nos sacuden a cada rato con distinta intensidad y consecuencia. Dije que se sabe ya, que las placas tectónicas sobre las cuales estamos asentados junto con otros estados del país son las más activas de todo el planeta.

En la página del Servicio Geológico Mexicano (SGM), se puede leer que la alta sismicidad en el país se debe, principalmente, a la interacción entre las placas de Norteamérica, la de Cocos, la del Pacífico, la de Rivera y la del Caribe; Ahí se nos explica que, “La placa norteamericana se separa de la del Pacífico, pero roza con la del Caribe y choca contra las de Rivera y Cocos, de aquí la incidencia de los sismos.”   

Aquí conviene decir que, según algunos especialistas, el movimiento y choque de las placas tectónicas es el responsable de la aparición de diferentes fenómenos, como terremotos, formación y erupción de volcanes o formación de montañas. Pero, nos dicen también que, es este dinamismo el responsable de que la tierra sea un lugar habitable, ya que, si el planeta fuera una roca fría e inerte, sin movimiento, seguramente no sería apta para la vida humana.

Pero ¿por qué se mueven las placas tectónicas, y cada vez con mayor intensidad? Dos explicaciones puedo compartir hoy que nos pueden ilustrar un poco, cuando menos, acerca de la aparición repentina de los sismos. Algunos especialistas dicen que el movimiento de las placas tectónicas puede darse por causas netamente naturales, pero también, como resultado de la actividad humana.

Veamos primero las causas naturales. Los especialistas dicen que, en relación con esto, los movimientos de las placas pueden tener dos causas: 1) Las corrientes de convección; y 2) la fuerza de gravedad.

La primera causa se produce por la diferencia de temperatura y densidad entre las placas tectónicas. Aunque se sabe que el manto terrestre es sólido, se comporta como una especie de material plástico, deformándose y estirándose sin romperse; esto puede deberse a la gran temperatura que llega a conseguir en la profundidad. En las partes más profundas del manto, cerca del núcleo de la tierra, el calor es sumamente intenso, lo cual provoca que grandes masas de rocas se funden parcialmente, y luego ascienden lentamente, esto provoca unas corrientes ascendentes cálidas que contribuyen a la fragmentación de los continentes. Por otro parte encontramos que grandes fragmentos de litosfera fría se hunden, originando así una serie de corrientes descendentes que llegan hasta la base del manto. La acción de las corrientes ascendentes y descendentes del manto, son las causantes del movimiento de las placas tectónicas que estamos analizando.

Veamos la segunda causa natural, es decir, la acción de la gravedad. Algunos geólogos consideran que las corrientes de convección no son suficientes para mover las placas tectónicas, sobre todo teniendo en cuenta que las corrientes ascendentes cálidas son esporádicas, por eso algunos expertos consideran que la gravedad es la principal causa del movimiento de las placas. Según esta teoría, en la zona de subducción, es decir, ahí donde se hunde la litosfera más fría, arrastra consigo, por la gravedad, al resto de la placa; esto se supone, porque se sabe que el magma no fluye inmediatamente con el movimiento descendente de la placa fría, sino que su función sería solo la de rellenar un hueco.

Hasta aquí, y asumiendo conscientemente que trivializo la explicación del fenómeno con la intención de hacerla más entendible a mis lectores, podemos decir que sabemos ya la causa del movimiento de las placas tectónicas, causante de los sismos que ya sufrimos, esto es, el movimiento natural e incesante de nuestro planeta, forma fundamental de su existencia misma. Y aquí, ni modo. Desear que la tierra no se mueva, es como desear que no exista. Visto el problema desde este enfoque, no hay remedio.

Pero aunado a todo esto, tenemos la acción irracional de la actividad humana de los seres económicamente más poderosos del planeta, es decir, aquella promovida por el afán desmedido de la ganancia al menor costo posible. Y aquí, sí que hay remedio.

Aunque muy poco se ha escrito sobre este tema, conforme a la lógica elemental ya conocida que mueve al modelo de producción capitalista, también llamado de libre mercado, y a la correlación inminente de causa-efecto a la que reacciona todo fenómeno, indefectiblemente cuando se le interviene de manera irracional e irresponsable, debemos preocuparnos.

En una nota del portal de la BBC News Mundo del día 18 de septiembre de 2015, hay datos sumamente interesantes que sugiero considerar. En este medio, se publican los resultados obtenidos de un estudio realizado por un grupo de científicos de la Universidad de Newcastle, dirigidos por Richard Davies, cuyos datos se publicaron en la revista Marine and Petroleum Geoglogy, con el título: “Cómo puede el hombre provocar terremotos”.

La idea central de la investigación fue determinar si aumenta o no, el número de sismos si se expande la extracción de gas de esquisto mediante fracturación hidráulica, más conocida como fracking. "Una de las primeras veces que se tomó conciencia sobre este fenómeno fue en la década de los 60, en Estados Unidos (EE. UU.), cuando se produjeron una serie de terremotos en Denver, después de que se inyectaran en el suelo desechos militares en forma de fluidos", dijo el experto. Y agregó: "Esa fue la primera ocasión en que se dieron cuenta de que inyectar agua bajo tierra podía causar terremotos"          

Como ya vimos líneas arriba, las rocas bajo la tierra están constantemente empujándose entre sí. "Imagínate un aerodeslizador. Si tratas de empujarlo, no podrás moverlo porque es demasiado pesado. Pero cuando se lanza un chorro de aire por debajo, una persona puede moverlo con facilidad", explica Davies. Y añade: "Lo mismo ocurre con las fallas bajo la tierra: no se mueven a menos que le añadas un fluido. El fluido lubrica la falla y reduce la fricción. Por esta razón la falla se desliza". He aquí los terremotos que nos faltan, provocados por los poderosos del planeta.

En relación con la actividad sísmica, los sismólogos usan dos palabras para definir las causas: desencadenar e inducir. El experto dice que, en la mayoría de los terremotos vinculados a la actividad humana, la palabra correcta es, desencadenar. Entonces, ¿Cuántos terremotos más viviremos a causa de la explotación irracional de los recursos naturales del subsuelo, a manos del capitalismo? Organicémonos y actuemos contra el modelo económico explotador. El planeta es de todos.

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