Pues ahora desde la entraña, desde la madre nutricia de este lobo con piel de oveja –el imperialismo norteamericano– también cruje en sus cimientos el Reino Unido, la gran Inglaterra.
Los estudiantes de su más prestigiosa universidad se suman a la protesta: en la London School of Economics se cimbran los muros en su interior al sumarse al repudio mundial.
TeleSurTV informa que “… dentro de uno de los edificios de la universidad, los estudiantes instalaron un campamento en solidaridad con los palestinos en Gaza y para reclamar que la institución ‘desinvierta en Israel’”.
Los estudiantes de LSE publicaron su investigación-informe: #ActivosEnElApartheid, sobre las inversiones del instituto en actividades atroces, como el apoyo al ejército israelí y la fabricación de armas.
Aquí podemos ver la importancia de insistir en el sentido de necesidad, es decir, de obligatoriedad científica, según las condiciones que presenta la educación que se imparte en los países capitalistas –que ya denunciaba Rachel Carson en su libro ‘Primavera silenciosa’– de contradicción entre su decir y hacer.
Esto pone al orden del día el carácter democrático, crítico, científico y popular que necesariamente –impuesto por la realidad– debe tener la educación.
Los estudiantes de la London School of Economics no sólo han instalado su campamento de protesta, sumándose a la protesta juvenil mundial; ellos han ido más allá, con valentía, entusiasmo, decisión y alegría, han desnudado al imperio y nos muestran la fuerza del conocimiento científico, la fuerza de la verdad y la necesidad de poner “la ciencia” al servicio del pueblo trabajador. Veamos.
1. Haciendo valer el carácter democrático de la educación, decidieron ellos, los estudiantes, realizar una investigación. ¿Ellos?, ¿una investigación? Sí, precisamente es un hecho trascendente sobre una decisión de investigación de ellos, al hecho de que dicha investigación no se las impusiera ninguna autoridad, profesor o reglamento alguno, nos muestra que ha sido una decisión libre, democrática, impuesta por la realidad que vive el pueblo palestino, al sufrir la pérdida de vidas de niños, mujeres, ancianos y obreros.
2. Dicha investigación a su vez reivindica el carácter crítico de la educación: los estudiantes se preguntan, cuestionan, critican, ¿por qué se está matando a niños, mujeres, ancianos y al pueblo de Palestina? ¿40 mil muertos en seis meses? ¿Qué es lo que permite que en ese país, en este mundo, sucedan fenómenos de destrucción masiva de los seres humanos y no pase nada, todos tan campantes, ¿y la destrucción, la muerte a todo lo que da?
3. Fueron a buscar la explicación, a informarse, pero el mundo de “desinformación” promovido por Israel y sus adláteres sobre el problema, sus causas, sus orígenes, es impresionantemente enorme, tendenciosa, confusa y no es la información que fueron a buscar, que quieren, los estudiantes. Ellos buscan una explicación real, no punitiva, la cual debe ser verdadera, aplicando la ciencia, dándole de esta manera el carácter científico de la educación.
4. Esto es necesario porque han puesto en el centro de la actividad científica, de investigación y de estudio, al pueblo trabajador, que es el que está muriendo. Con ello queda establecido el carácter popular de la educación, la cual debe servir para estudiar, investigar y aliviar los males del pueblo, además de acoger en sus aulas, laboratorios, en su seno, a los hijos del pueblo.
Los estudiantes de la London School of Economics publicaron su investigación-informe: #ActivosEnElApartheid, sobre las inversiones del instituto en diversas actividades atroces, incluido el apoyo al ejército israelí y la fabricación de armas. Es por esto que están pidiendo que la institución “desinvierta” en Israel; que deje de producir conocimiento e investigaciones para crear armas de destrucción de la vida.
De esta manera han desnudado al capitalismo, pues su investigación y movilización –de los estudiantes– están basadas en el resultado de su investigación, objetiva, veraz y contundente. Muestran el verdadero carácter destructor del sistema, que atenta y acaba con la vida del ser humano, solo por la ambición de la ganancia.
Todos los antorchistas tamaulipecos y el pueblo trabajador debemos aprender la lección y unirnos al repudio de Israel y sus apoyadores: Estados Unidos y Gran Bretaña, y al grito de ¡Palestina libre!, que dejen de invertir en la destrucción y la muerte. Sumémonos al reclamo estudiantil de la London School of Economics y a todo el estudiantado mundial.
Ahora, ese conocimiento científico, esa verdad teórica, requiere un cuerpo material para hacerlo valer: ese cuerpo no es otro más que la unión del conocimiento –de la gente que lo genera, estudiantes, científicos, investigadores, profesores– con el pueblo trabajador.
¡He aquí la gran tarea! ¡Que vivan los estudiantes unidos con el pueblo trabajador!
Lucha, lucha, lucha,
no dejes de luchar,
por una educación,
Democrática, Crítica, Científica
y Popular.
Retumba en todas las escuelas del mundo. En estos 25 años de la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez (FNERRR) ¡Adelante, venceremos!
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