El pasado sábado en la capital del estado de Michoacán, se dieron cita comisiones representativas de diferentes regiones del estado en el auditorio Samuel Ramos para conmemorar el aniversario luctuoso del fundador del Movimiento Antorchista en Michoacán, el biólogo Wenceslao Victoria Soto, así como una lista de dirigentes antorchistas que físicamente no nos acompañan ya en nuestra lucha.
Mártir, en definición de la Real Academia Española (RAE), es una persona que padece muerte en defensa de su religión, que muere o sufre grandes padecimientos en defensa de sus creencias o convicciones, persona que se sacrifica en el cumplimiento de sus obligaciones, de modo que llamar mártires a quienes en cumplimiento de sus responsabilidades y convicción ideológica para organizar y educar al pueblo pobre de México, es la definición correcta para recordar a líderes que hasta el último suspiro fueron luchadores consecuentes, siempre pensando en que los que menos tienen puedan vivir mejor.
En estos tiempos, donde la convicción y principios ideológicos son solo un mecanismo para simular compromisos y responsabilidades, principalmente en los partidos políticos, es una verdadera hazaña encontrar a hombres y mujeres que únicamente son movidos por una base ideológica firme y una convicción social apegada únicamente a los intereses de los que menos tienen; esas son las bases sobre las que se sostiene un gigantesco trabajo y no por menos es la mejor organización mejor estructurada y con un arraigo social entre la gigantesca masa social que representa a los más olvidados, los marginados, los excluidos de nuestro México, los pobres de nuestro país.
En época en que el régimen morenista utiliza el recurso público para adormecer y anestesiar cualquier intento de organización por parte del pueblo pobre, resulta nuevamente extraño que activistas antorchistas recorran colonias y comunidades para realizar reuniones y encabezar las demandas más apremiantes de quienes ven en la organización popular la única alternativa para que de manera gradual se trabaje gestionando y luchando para tener una vida más digna; la consecuencia de tener como ejemplo a hombres y mujeres como los mártires antorchistas, son una muestra de desarrollo y progreso que el Movimiento Antorchista ha llevado a muchos rincones del estado de Michoacán, de manera particular en el oriente de Michoacán, principalmente en los municipios de Hidalgo e Irimbo, resulta muy revelador el trabajo constante y la insistente gestión y lucha por vivir mejor, cientos de familias cuentan ahora con un pedazo de patria, que seguramente con mucho esfuerzo y muchos sacrificios se hacen de un lote económico, cientos de familias viven con calles pavimentadas, decenas de hombres chicos y grandes cuentan con espacios deportivos, cuentan con escuelas de diferentes niveles educativos, desde un preescolar hasta preparatoria, todas al servicio de los hijos de trabajadores pobres de Michoacán y de México. En fin, la lista es interminable, casi 50 años luchando codo a codo, hombro con hombro se ha inculcado en el pueblo pobre la unidad, la fraternidad y la lucha.
En fin, los resultados están a la vista de quien quiera ver y palpar el enorme trabajo que realiza el antorchismo, siempre con la fiel convicción de que millones de mexicanos no son escuchados y no les son resueltas sus demandas, y es ahí donde entra la enorme actividad de lucha que día con día libra el Movimiento Antorchista para hacer entender a quienes, en muchos casos inmerecidamente son las autoridades municipales, estatales o incluso federales, su responsabilidad para que las demandas de los pobres sean resueltas.
El ejemplo de lucha y entrega de quienes en días pasados se recordó con un excelente programa artístico y cultural, solo demuestra la firme decisión que encabeza el Movimiento Antorchista Nacional, un México mejor es absolutamente posible.
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