El pasado cinco de diciembre, Abraham Vargas, director de Metrorrey, anunció el cierre temporal de seis estaciones de la línea dos del metro, esto debido a que se detectaron grietas en 160 de 168 capiteles, es decir, casi el 100 por ciento, lo que implica el riesgo en la estructura porque ya no tiene capacidad para soportar el peso.
Si bien la medida tomada es para proteger la seguridad de los usuarios y evitar graves accidentes como el ocurrido en el metro de la Ciudad de México, en 2021, dónde murieron 27 personas y más de 80 quedaron heridas, no se demuestra que se esté realizando el trabajo correcto, por la cantidad de daños que se vieron, parece ser más una medida escalofriante y desesperada para salvar lo que no se ha atendido en años.
A principios de 2022, los usuarios reportaron diversas quejas acerca de la infraestructura del metro desde techos que se caían a pedazos hasta pisos inconclusos en mal estado y no es hasta que el problema se sale de control que las autoridades deciden poner cartas en el asunto.
El dejar los problemas sin resolver solo causa un impacto negativo en el desarrollo de la sociedad, pues ahora el cierre necesita un tiempo extenso para reparar los daños y los usuarios se verán duramente afectados, en el aspecto económico muchos tendrán que trazar otras rutas y tomar distintos transportes para llegar a sus destino en la última década, la cantidad de automóviles, aumentó 50 por ciento más que hace 10 años, mientras que la población en ese período aumentó 25 por ciento, esto quiere decir que los vehículos pasaron a ser el doble que la propia explosión demográfica en la metrópoli; por lo tanto, el tiempo de traslado será mayor y las personas tendrán que modificar su rutina y la de su familia para cumplir con los diferentes compromisos que tengan.
El Sistema de Transporte Colectivo Metrorrey implementó como alternativa 20 camiones de transporte urbano los cuales tienen una capacidad de 70 pasajeros lo que da un total de 1,400 pasajeros en movimiento en comparación a las 2200 personas que movía el metro. Esto nos muestra que la deficiencia será mucha y que no se ha dado una solución a dicho problema.
Todos estamos de acuerdo en que suspender la línea para hacer las reparaciones es una medida correcta y necesaria, lo criticable es la tardanza y la poca empatía hacía los afectados.
Los usuarios hicieron distintos llamados durante el año y en épocas pasadas tratando de prevenir situaciones como la actual pero no fueron escuchados y la consecuencia nos da miles de ciudadanos afectados a causa de la negligencia de los distintos gobiernos y el sistema de transporte.
Todo esto sin incluir la inseguridad, la delincuencia, el acoso y demás situaciones que los distintos usuarios pasan al utilizar este transporte.
El daño está hecho, solo queda esperar que las reparaciones sean las necesarias, no solo superficiales y que esto abra la puerta a la resolución de los distintos problemas que tiene el transporte público en el estado.
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