Usted quiere saber cómo le hacemos para sobrevivir los antorchistas y se lo contaré, no temo porque no hay nada oscuro.Mi nombre es Luis Miguel López Alanís y desde hace unos 40 años conozco a Antorcha.Por azares de la vida he estado organizado en ella en diferentes épocas y niveles de compromiso y ahora me desempeño como responsable estatal de la Comisión de Publicaciones en Sonora.Mi conciencia fue forjada con infinita paciencia y cariño por mis dirigentes y debo agradecerles sinceramente todas sus enseñanzas, gracias a ellos tengo una mínima solidaridad con mi pueblo y con sus intereses históricos y soy ahora un ferviente defensor de la fraternidad entre los mexicanos más humildes y entre los pueblos del mundo.
Ahora que se pone en duda nuestra conducta financiera, ahora que se están cancelando cuentas bancarias de mis compañeros, violando por parte de la 4T todos los reglamentos, códigos y leyes respectivas, deseo dar mi testimonio personal acerca de cómo he vivido dentro de Antorcha, cómo nos hemos mantenido los grupos en los que he estado y despejar, de esta manera, las dudas que surgen necesariamente como consecuencia de las mentiras que sobre nosotros se dicen.Primeramente, ha sido por medio de la colecta pública, es decir, solicitando ayuda al viandante o al conductor de vehículos automotores ya sea en las calles, casa por casa, o en los topes de carreteras, o en cruceros de calles en ciudades: boteando, pues.Desde que conocí a Antorcha así ha sido siempre.Los antorchistas destinamos al menos un día a la semana para salir en brigadas a pedir el apoyo del público, y siempre es para beneficiar las necesidades inmediatas de alguno de sus organismos afiliados.Al término de la colecta, todos los integrantes de las brigadas, de manera pública contamos las monedas, ante las demás brigadas y una vez contado se hace entrega inmediata a quien ha sido designado tesorero por cierto tiempo o en cierto lugar.Y de lo así juntado, el tesorero nos asigna una parte para nuestros gastos mínimos y otra para los gastos colectivos.Por increíble que parezca, esta es una realidad en Antorcha y no tenemos por qué ocultarla.Todos colectamos así, incluidos los dirigentes.En algunos casos nos organizamos para presentar bailes folclóricos frente a los autos bajo los semáforos como justificación de nuestra buena fe al solicitar la ayuda voluntaria del pueblo.
Otra forma en que obtenemos recursos para financiar nuestras luchas es con negocios que hemos ido construyendo a lo largo de cuatro décadas.Hemos ahorrado parte de nuestras colectas durante muchos años para iniciar diversos negocios legales, poco a poco, primero unos, luego otros y con las mismas ganancias de esos negocios hemos arrancado otros y así sucesivamente: nos ha animado el deseo vehemente de construir una organización popular poderosa, tanto o más incluso que los grandes sindicatos de trabajadores de México o de los países altamente desarrollados.Me explico: esos sindicatos manejan recursos inmensos procedentes de contribuciones obligatorias de sus afiliados, descontando parte de su salario.Pero Antorcha no es un sindicato, es una forma superior de organización social y sus miembros no lo son porque sean asalariados, ¡sino por mera voluntad! ¿Ya prefigura usted las dificultades? Así que nosotros, por ejemplo, no teníamos por descontado una segura caja sindical de ahorro para contingencias, para huelgas, protestas o cualquier cosa parecida: eso lo hemos tenido que construir nosotros mismos, sin ayuda de nadie, ni permiso de nadie.Si una organización desea convertirse en una alternativa seria y honrada para su pueblo debe conquistar su independencia económica para tener soberanía política.El pueblo no necesita que nadie ni nada lo dote de soberanía, la conquista: Hidalgo y Morelos son nuestros maestros.Y eso lo logró mi Movimiento.
Doy aquí mi testimonio de que he sido testigo durante todos estos años de una verdadera actitud de titanes de mi pueblo, o al menos de la parte de mi pueblo que está organizada como Antorcha.He sido testigo de una febril actividad económica heroica que arranca desde la colecta pública hasta la construcción de exitosos negocios en los que decenas de mis compañeros están dedicados a dar lo mejor de sí para hacer poderosa a la organización de los humildes, con el objetivo de que pueda desempeñar en mejores condiciones su lucha por un México diferente y sin pobreza.Lo digo sin ningún género de duda: Antorcha está llena de personas capaces de actos de verdadero heroísmo, pero no del que dura unos minutos, sino del que dura toda una vida entregada a fortalecer la unión de los pobres de México.Por ello me siento orgulloso de pertenecer a esta organización de gigantes.Podrá usted decirme que estoy exagerando, que le estoy dando una versión en color rosa para marearlo a usted; pero no es así, porque lo que he afirmado es una realidad que asombra a propios y extraños: Antorcha no cabe en el esquema de las organizaciones o de los partidos que usted tradicionalmente conoce: le repito, es superior porque ha construido con ingentes esfuerzos su capacidad para poder ser indómita con las injusticias y denunciar los engaños, incumplimientos y promesas incumplidas por políticos y funcionarios, pero sobre todo para desnudar los objetivos políticos e ideológicos que pretenden mantener sumido en la pobreza al pueblo para seguir explotándolo: como hoy los tienen Morena y López Obrador.
Soy testigo también de cómo muchos de mis camaradas han dedicado sus salarios o parte de ellos por voluntad propia a acrecentar la capacidad de lucha de Antorcha.He presenciado donaciones espontáneas, yo mismo las hice en su momento y cuando vimos que fue necesario, me dediqué a trabajar dos años y medio donando íntegro mi salario, nadie me obligó y lo hice por conciencia.Donde se ha podido hemos hecho rifas, kermeses, concursos, competencias entre nuestros propios conocidos, explicando siempre el objetivo de los recursos recaudados.¡He sido testigo tantas veces del afán soñador de jovencitos estudiantes y colonos adultos que se lanzan entusiasmados a conseguir recursos para rentar un camión para asistir a un torneo, un concurso, una Espartaqueada o un mitin!
He sido testigo además de que semanalmente, quincenal y periódicamente nuestros tesoreros nos informan centavo a centavo acerca de nuestros éxitos y fracasos financieros.A mí nadie me podrá decir que me engañan, porque vivo todos los días, todas las semanas, en una sana práctica financiera que hemos construido al paso de los años con muchos esfuerzos y hasta con lágrimas.He sido también un observador del crecimiento de la experiencia de nuestros compañeros dedicados a los asuntos financieros de Antorcha y me admira siempre que su mayor profesionalismo vaya de la mano de muestras constantes de entrega y participación en tareas colectivas que cualquier otro "profesional" rehusaría hacer por considerarlo indigno de su alto nivel.
Pero esto que escribo lo sabe y conoce cualquier antorchista que tenga ya algunos meses organizado, no es nada secreto: yo sólo lo pongo por escrito.Esta virtud de rectitud en el uso de los recursos financieros de Antorcha de inmediato le hace sentir al novato, joven o viejo, que está entre hermanos, que la fraternidad entre nosotros no son palabras huecas, sino una forma de vida.En el esfuerzo financiero colectivo por sobrevivir, por hacer fuerte a nuestra organización para hacer realizables sus propósitos es donde el pueblo puede comprobar quién es quién a la hora de luchar por sus intereses y eso lo congrega, lo une más: todas las mentiras que han vertido sobre mi organización durante décadas se han hecho polvo en esta forma de trabajar diaria, en su estructura organizativa que garantiza que el actuar diario de mis compañeros sea cada vez más elevado en espíritu y en conciencia.
Este esfuerzo descomunal de dos millones y medio de mexicanos representa el más grande ejemplo de empresa popular, en el más amplio sentido, que jamás haya emprendido el pueblo de México.Yo lo he visto crecer y mis azorados ojos no han sido suficientes para ver la amplitud y la hondura de este renacer nacional.Como a aquel gigante barbudo, la Historia le dará la razón a Antorcha.Por lo que he vivido como antorchista puedo asegurarlo.El pueblo antorchista de México puede decirle con la frente en alto al resto del pueblo: "Hermanos, aquí les presentamos esta ofrenda, este instrumento social para que nos liberemos juntos: es nuestra organización, háganla suya y saltemos unidos hasta el cielo, háganla suya y transformemos nuestra realidad, acabemos con la pobreza: estas son las verdaderas cuentas que Antorcha da al pueblo de México".
¿Le queda claro ahora cuál es el nefasto propósito de criminalizar este esfuerzo? Acusarnos de falsos, arrojar lodo a nuestra reputación, individual y colectiva, bloquear cuentas bancarias de negocios del pueblo que funcionan, además, como cualquier negocio privado y son totalmente legales, o las de algunos de sus dirigentes, ventilar en la prensa asuntos seudolegales o francamente ilegales para encauzar odio hacia nosotros y no ventilarlos en juzgados, evadir el cumplimiento del debido proceso, presentar nuestra diáfana forma de vivir como un oscuro delito, todas esas son prácticas que pretenden impedir que el ejemplo de Antorcha prenda en el pueblo.
Ahora, ¿comprende usted por qué hay que oponerse a esta dictadura en ciernes? ¿comprende por qué Antorcha llamó abiertamente a no votar por Morena y lo sigue haciendo? ¿comprende ahora por qué defenderemos la existencia de Antorcha hasta morir?
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