Los años de abundancia, la saciedad, la hartura
eran sólo de aquellos que se llamaban amos.
Para que venga el pan justo a la dentadura
del hambre de los pobres, aquí estoy, aquí estamos.
Miguel Hernández
El salario mínimo aumentó un 22% al iniciar este 2022, en México se combate la corrupción y se privilegian los apoyos sociales, “por el bien de todos primeros los pobres”, “vamos bien”, son titulares de noticias y discursos gubernamentales que a cualquier lector descuidado le podrían convencer que vivimos en el mejor de los mundos posibles. Cuando menos para los que viven de lo que producen con sus manos, que se ganan la tortilla con el sudor de su frente, la realidad está muy lejos del discurso oficial y sus datos triunfalistas, en los hechos domésticos, en los de la mayoría de los hogares de empleados, obreros, comerciantes modestos y campesinos, el gobierno actual avanza en la calidad de vida, pero como los cangrejos: para atrás.
El gobierno de la república miente cuando afirma que sus programas sociales llegan a más del 70% de los hogares mexicanos; los especialistas afirman apenas se acerca al 30%, es decir 3 de cada 10 casas. Al focalizar su estudio hacia los hogares más pobres, los datos del INEGI y del CONEVAL encontraron que sólo el 37% de los hogares más pobres, el decil con menos ingresos, eran beneficiarios de programas sociales. La situación empeorará este año, tomando en cuenta el presupuesto de egresos presentado por López Obrador y aprobado por la mayoría morenista y sus aliados en el Congreso: el Instituto de Estudios sobre la Desigualdad (INDESIG) y Alianza Contra la Desigualdad encontraron que en 2016 los apoyos sociales llegaban al 67% de las familias en extrema pobreza, porcentaje que no deja de caer en los años que lleva el actual gobierno; en contraste, los apoyos que reciben los hogares más ricos del país, los que se ubican en el decil más pudiente, pasaron del 3 al 7%. Los resultados de los tres primeros años del gobierno morenista se muestran con claridad brutal en tan solo dos datos aportados por el Consejo Nacional de Evaluación de las Política Oficiales de Combate a la Pobreza (CONEVAL): 15 millones de mexicanos se quedaron sin acceso a la salud, hay casi cuatro millones más de nuevos pobres.
Pero el hambre y las carencias, la crisis por la pandemia y la catástrofes de los sistemas de salud y educación, la ausencia de obras de urbanización e introducción de servicios básicos no afecta a todos por igual. Hay algunos a los que la pandemia, como dijo López Obrador, les cayó como anillo al dedo. La fortuna de Carlos Slim creció con la pandemia un 21%; la mujer más rica de México, Sara Mota de Larrea, principal accionista de Grupo México, incrementó su fortuna en la pandemia en un 66% y algo similar podríamos decir de personajes como Ricardo Salinas Pliego, Alberto Bailleres, Gemán Larrea, Juan Beckmann y otros beneficiarios de la desgracia de millones de mexicanos. El sistema de producción y distribución de la riqueza vigente en casi todo el orbe les permite no solo que su barco siga a flote mientras millones y millones se hunden en la miseria sino que sus redes de pesca no paran de hincharse.
En Palacio Nacional se recibió este año con las mismas palabras que se han repetido en los informes presidenciales, en los mensajes sobre la pandemia y prácticamente en todas las mañaneras: “ya pasó lo más difícil”, “nos va a ir muy bien en todos los campos”, “hay condiciones inmejorables para conseguir esos buenos propósitos”. Pero las frases presidenciales optimistas están total y absolutamente rebasados por una realidad que sus aplaudidores acríticos se niegan a ver o que niegan u ocultan con calculada perversidad: el incremento de los pobres en el país ha provocado el mayor incremento en la historia de migrantes ilegales hacia los Estados Unidos, más de 600 mil detenciones de mexicanos por parte de la “migra” pero a las autoridades no les preocupan que hayan aumentado las detenciones, que las familias más humildes tengan que depender de lo que les envían los “mojados” ni que el país aumenta su sometimiento al imperio del Norte; por el contrario, desde el púlpito presidencial se celebra frecuentemente el incremento de las remesas de nuestros paisanos que trabajen “al otro lado” y que este último año rondaron los 60 mil millones de dólares, sin reflexionar en que cada dólar enviado evidencia el fracaso de la política económica actual y nos hace más dependientes.
La situación descrita obliga, desde nuestro punto de vista, a que hagamos un esfuerzo por enriquecer y diversificar nuestras fuentes de información, considerando que la menos confiable de todas, exactamente igual que ocurría con los gobiernos priístas o panistas, son las declaraciones del presidente y su gabinete.
Más información, más reflexión, más conciencia, que te permitan defender mejor tus derechos y los de tu familia, que te defiendan de la manipulación, del engaño y del chantaje, que te permitan identificar a los tuyos, a los que padecen los mismos problemas y están dispuestos a luchar para solucionarlos; más claridad, que te dé la convicción para perseverar en la lucha por los cambios tan necesarios en México y que se ven tan difíciles de alcanzar; más lucha para que mejore la calidad de vida de los marginados del sistema, que así sea a golpe de marcha y de plantón consiga las obras y servicios que se niegan a comunidades rurales y colonias populares, el acceso a la salud y a la educación que cada día se hacen más difíciles; más unidad y organización para reorientar al país hacia la plena soberanía y la justicia social. Mis mejores deseos para este año.
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