MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

¡Misión cumplida! Se ufana AMLO

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Si recurrimos al diccionario para conocer el significado de ufano, encontramos, según la Real Academia Española, que es igual a “arrogante, presuntuoso, engreído, satisfecho, alegre, contento. Que procede con resolución y desembarazo en la ejecución de algo”. Así lució el presidente Andrés Manuel López Obrador cuando emito la expresión de “Misión cumplida”, durante la inauguración, el pasado 21 de marzo, del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) en Santa Lucia, Estado de México. 

El presidente se ufana de dicha acción y quiere mandar la señal de que él si cumple, por eso se mostró satisfecho, trasmitió alegría; no le importaron las críticas sobre el problema de que aún faltan detalles. Le preocupó más exhibirse contento, y lo estaba, porque para él lo importante es el hecho de que cumplió con la fecha que estableció previamente para la inauguración.

Porque ahora esto es lo que le importa, demostrar que pudo hacer lo que él predijo, así sea a medias, porque necesita credibilidad y vender la idea, a la comunidad mexicana, de que sí ha cumplido sus compromisos, pues necesita votos para continuar, como dice él, con su Cuarta Trasformación (4T). Y en la ruta requiere que la audiencia siga al pie de la letra el libreto. 

Y para ello la inauguración debe realizarse, era indispensable, no importa que aun queden muchos pendientes para la funcionalidad del aeródromo.

López Obrador se ufana cuando visitó la obra del NAIM que se levantaba entre el oriente mexiquense y Texcoco, y que llevaba un 20 por ciento de avance en su construcción. Y al hacer un recorrido por sus instalaciones, se mostró arrogante al interpelar al responsable de la obra quien le informaba por atención, la evolución del proyecto, la problemática y la meta en el desarrollo de los trabajos.

Presuntuoso le dijo que él iba a clausurar el proyecto, pues era muy costoso, y engreído dijo que construiría uno mejor.

Una vez que se hizo del poder, al ganar la elección y, a pesar de que había dicho que valoraría la continuación de los trabajos del proyecto, procedió con resolución y desembarazo con la clausura del proyecto, no le importaron las estridencias, las críticas y los llamados de todos los sectores de la sociedad a que no lo hiciera. No sirvieron los análisis y los informes que advertían que esa acción arrastraría al país a la debacle económica y financiera.

Resuelto en su decisión y ante el ruido producido por la sola idea de que sería capaz de realizar tal atropello, utilizó el ambiente producido para jugar con el imaginario colectivo y convocó a que, ante tal situación que era una de sus decisiones, fuera el pueblo sabio el que diera la última palabra a través de una consulta pública. 

Entonces recordó una de sus arengas favoritas: “se manda obedeciendo” y “el pueblo sabio” desairó la oportunidad que le proporcionaba su mandatario, pero él más sabio aun, interpretó el pronunciamiento de los votantes, como un mandato a clausurar.

En esta primera fase del proceso le interesaba mostrar a la opinión pública, y  sobre todo al pueblo, que él entendía, sabía interpretar, que se le había dado un mandato que tenía que cumplir: “acabar con la corrupción” y, ahí frente a él estaba la corrupción más grande, por lo que sin dar cuartel y ahora con el supuesto aval del resultado de la consulta: 1 millón 6 mil 859 mexicanos, apenas el uno por ciento de los electores del país, procedió a mostrar a propios y extraños quien era el que mandaba. ¡El pueblo Obrador!

Parafraseando a Mario Benedetti que en su poema pregunta ¿de qué se ríe?, podemos preguntar al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador ¿de qué se ufana? De derrochar el dinero del pueblo de México, al destruir los avances de una obra como el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) que contaba con un proyecto de financiamiento y de crear incertidumbre para la inversión nacional y mundial, de lograr el retiro de los capitales del país, de utilizar recursos de los mexicanos para pagar y resarcir a los inversionistas afectados, y con todo esto provocar el deterioro de la ya de por sí afectada economía mexicana. ¿Eso es para ufanarse? 

Se puede ufanar quien ha dejado sin salud al pueblo de México, después de comprometerse a construir un sistema de salud de primer mundo, como el de Dinamarca; desapareció el Seguro Popular, los niños con cáncer se quedaron sin sus medicinas y varios han fallecido, hay crisis de atención de los enfermos de VIH, México tuvo más de 600 mil muertos por covid-19 y siguen muriendo, más de 100 mil muertos por la inseguridad. ¿Esto es para ufanarse?

Se comprometió según su eslogan por el bien de México, primero los pobres, y ahora México tiene 4 millones más de pobres, y 2 millones más en pobreza extrema. Millones que perdieron su trabajo y ahora están en la informalidad, millones de desempleados. Sin vivienda, sin agua potable, sin educación, sin aulas, sin escuelas de tiempo completo, sin estancias infantiles, sin medicinas, sin drenaje, sin pavimento, sin obras. ¿Esto es para ufanarse?

Los pobres de México están más pobres que antes de la era de López Obrador; por lo tanto, son los primeros, pero en resentir la política errática del presidente. ¿Esto es cumplir?, ¿esto es para ufanarse?

 Seré curioso

Señor presidente

De qué se ufana

De qué se ufana.

Los Antorchitas y el pueblo tamaulipeco debemos aprender de estos hechos del presidente, que después de tres años nos enseñan, nos demuestran que su verdadero interés no son los pobres, pues obras como el AIFA, atenderán a un porcentaje muy reducido de mexicanos, mientras la gran mayoría enfrenta necesidades vitales como la falta de un ingreso y las aquí descritas. Lo cual nos obliga a redoblar el esfuerzo de organizar y educar al pueblo trabajador, para que comprenda quienes son sus hermanos de lucha y cuáles son sus tareas. ¡Adelante!

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