La vivienda en Tlalpan al igual que en toda la CDMX es una demanda muy sentida por sus habitantes, y en esta alcaldía es muy contrastante, ya que, mientras los habitantes de escasos recursos viven en casas hechas de desperdicios, como lonas recicladas, láminas de cartón de segundo uso o de madera, por otro lado, podemos ver grandes edificaciones de clases más pudientes que tienen aún más privilegios por parte del Gobierno: servicios de agua, luz, drenaje, pavimentos, etcétera.
Hay mucho contraste en la zona del Ajusco donde hay grandes mansiones llenas de lujo tanto como casas donde apenas pueden taparse del sol, del viento o de la lluvia, que se cuela por los orificios de las láminas de cartón o las tablas que, al ser de uso no embonan bien unas con otras.
El artículo 4 de la Constitución mexicana dice: “Toda familia tiene derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa. La ley establecerá los instrumentos y apoyos necesarios a fin de alcanzar tal objetivo”. Sin embargo, ¿acaso esto es respetado por los gobiernos en turno?
Antes el pobre vivía en los poblados alejados de la ciudad, cerca de la costa, en medio del bosque o en las montañas; ahora les han arrebatado eso también.
La alcaldía de Tlalpan, junto con el gobierno central, deben poner en marcha un programa de vivienda para remediar esta situación. Muchas familias se ven en la necesidad de “invadir” la zona, esto por la falta de terreno con uso de suelo habitacional, pues se le da prioridad al uso de suelo mercantil e industrial, esto quiere decir que se le da prioridad a los grandes capitalistas para que aumenten sus fortunas personales.
Aquí, por medio de este contraste, me pongo a pensar en aquellos tiempos en que el pobre vivía en los poblados alejados de la ciudad, cerca de la costa, en medio del bosque o en las montañas; ahora veo con tristeza cómo les han arrebatado esto también.
Ahora lo que antes era un lugar de pobres, ahora son lugares de relajación para la gente pudiente y a los habitantes originarios los van relegando a lugares cada vez más inhóspitos con el argumento de que como ellos no "producen" (pues no invierten capital) , no tienen derecho al descanso, que la belleza de la naturaleza no es para los flojos, sino que para los que se pasan la vida "trabajando" (los que tienen dinero de herencia de sus padres), para los que pueden pagar, con este pensamiento, los pobres no deberían de existir más que para complacer los caprichos de los ricos.
Hay que hacer una lucha organizada, con todos y cada uno de los habitantes de Tlalpan, que exijamos nuestros derechos, que el gobierno cumpla con su deber y obligación que es la de crear y dotar de las condiciones para que la población tenga una vida digna y si para lograrlo tenemos que unirnos, unámonos y luchemos por mejores condiciones para Tlalpan y para todo México.
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