Si algo pudiera afirmar, es que son miles las familias de Chiapas que todos los días se truenan los dedos de la preocupación al preguntarse qué harán al siguiente día para llevar los sagrados alimentos a su hogar, quizá en el día las ventas bajaron y solo pudieron sacar lo invertido, en otros casos, tocaron las puertas de las casas y alguien les ofreció emplear su fuerza de trabajo por unas horas y recibieron lo que buenamente sale de su bolsillo, pero el peor de los casos, es el de aquellos que salieron con la esperanza de encontrar un empleo pero no fueron contratados. Llegaron a su casa y la pregunta de un niño inocente.
-Mamá, ¿qué vamos a comer hoy?
-No lo sé, quizá una sopita aguada.
- ¿Cómo la de ayer?
-Sí hijo, pero mañana comeremos mejor.
Esa es la esperanza de las madres, despertar, salir en busca de un empleo y regresar con alguna moneda en los bolsillos. Las madres en Chiapas no desisten, envían a sus hijos a la escuela porque no hay mejor regalo que la educación. ¿A qué se enfrentan? Al terrible sistema que los aplasta y cada día los deja sin oportunidades.
En Chiapas, hasta el año pasado la población ocupada de mujeres fue de 624 mil, 15% menos que un año atrás, debido a las pocas posibilidades de encontrar un espacio para ejercer la fuerza de trabajo “tenemos que echarle muchas ganas para salir adelante y permitir a nuestros hijos que les vaya mejor que a nosotros, el trabajo es una bendición, a partir de eso hay que aprovechar a aprender a superar el miedo y valerse por sí misma” han señado las mujeres cuando encuntran un puerta abierta.
Por su parte, en el sector económico, ha crecido la informalidad, las mujeres artesanas se colocan, con su puesto en la primera poniente entre cuarta y quinta sur de la capital, para vender blusas, canastos y dulces regionales en Tuxtla Gutiérrez, producto que no lo tiene y el cliente lo solicita, la mayoría lo consiguen para tratar de satisfacer lo más posible.
Los ingresos se encuntran entre los 500 a 1000 pesos diarios, a esto le quitan el pago de derecho de piso, la inversión inicial, pago de transporte y le viene quedando en 200 0 300 para llevar comida al hogar, pagar un servicio de salud (en caso de enfermar) y la educación de sus hijos. Pero esto no alcanza, mas de 12 horas entre el agua de la luvia, frio o sol y existe el riesgo de que municipio pase y le quiten la mercancía.
¿Hay oportunidades para cambiar esto? De parte de las autoridades federales, no las hay. Al pobre le quitan lo poco que gana y cada día vivir en este país es más caro, por tanto, sobreviven. La oportunidad si está presente, pero en la organización de esas mujeres, en la conciencia que cada una puede hacer, cuando piensa y pide que es posible una vida mejor. Necesitamos unirnos y trabajar por tener una vida mas digan.
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