Desde hace más de una semana veo en las redes sociales y en los noticieros que el presidente de El Salvador, Nayib Armando Bukele, mejor conocido como el presidente milenial o el Tío Nayib porque es el presidente más joven de Latinoamérica, informa sobre la estrategia de seguridad implementada en su país, dirigida especialmente contra las pandillas Mara Salvatrucha que tanto daño han hecho a su población.
Implementó un régimen de excepción, apoyado y avalado por 67 votos de los 87 diputados que le ha permitido tener herramientas para combatir la delincuencia. Luego de 3 días fatídicos para su nación, con un plan llamado Control Territorial, lleva capturados más de 6 mil pandilleros que se suman a los 16 mil que ya tenían arrestados.
Bukele también robusteció el cuerpo policial de ese país, con más del doble de elementos; está cambiando la imagen de los barrios, borrando los grafitis que son la firma y marca del territorio de los maras, y lejos de sacrificar el presupuesto de escuelas u hospitales para mantener a los nuevos huéspedes les ha reducido a 2 tiempos de alimento.
Nayib Bukele no se dobla ante las críticas de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ni de las organizaciones no gubernamentales, mucho menos de Estados Unidos, al contrario, les dijo que si les preocupaban los derechos humanos de “esos angelitos” que se los llevaran. Esta estrategia es una muestra de una verdadera lucha frontal con un cáncer delincuencial
En comparación con El Salvador y el presidente de ese país, en México tenemos a un presidente que se las da de muy bueno; pregonó la salvación de nuestra patria con una cuarta transformación histórica. Veamos el alcance de cuarta que ha tenido México, con Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
AMLO tiene metida en la cabeza la idea de que la corrupción es el cáncer más grave que tiene enfermo a México por eso vocifera por todos lados una dizque lucha contra la corrupción, lo que le ha dado un pretexto perfecto para quitar o desaparecer o tumbarle el presupuesto a las instituciones o fondos aunque estas no huelan a corrupción.
Esta forma de querer curar el cáncer de la corrupción de México ¿acaso resolverá el problema? Pensemos un poco.
Veamos varios ejemplos; López Obrador redujo la compra de medicamentos porque olía a corrupción. Ahora hay un desabasto mortal, al grado de que está castigado a niños y adultos enfermos de cáncer ¿y ellos que culpa tienen?
López Obrador también desapareció el subsidio destinado a las guarderías porque, según sus datos había desvío de recursos, con listas infladas de infantes al cuidado de esas instituciones. ¿Y ahora qué hará la madre trabajadora que en esas guarderías encontraba un lugar seguro para que atendieran a sus hijos?
López Obrador también desapareció el Fondo para atender Desastres Naturales (FONDEN) porque también apestaba a corrupción. Como consecuencia de ello, han pasado graves sucesos naturales y la gente se ha quedado a la deriva después del azote de las fuerzas destructivas naturales.
Ahora AMLO, a 3 años de estar en el poder, va en contra del presupuesto destinado a mantener las Escuelas de Tiempo Completo (ETC) porque también olía “feyón”, según los datos de la titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Delfina Gómez. Lo que no se nos olvida y que AMLO pasa por alto, es que cuando Delfina Gómez era presidenta municipal de Texcoco, le retenía a los trabajadores del Ayuntamiento una parte de su salario para realizar donativos a Morena sin su consentimiento; así que una corrupta de antes quiere combatir ahora la corrupción. Aquí aplica el típico dicho de que “perro huevero, ni quemándole el hocico”.
AMLO, lejos de combatir la corrupción, golpea a las instituciones al grado de tumbarles el presupuesto o de plano a desaparecerlas, ¿acaso no será más fácil agarrar, enjuiciar y castigar a los corruptos que castigar con recortes presupuestales a la gran mayoría ¿Es que le dará miedo que los primeros a quien debe castigar sean sus propios funcionarios?
Tanto alarde de que castigaría a los presidentes y funcionarios corruptos. ¿A qué presidente o funcionario ya metió a la cárcel? ¡Su gobierno de abrazos no balazos, soltó al chapito! Le dio un abrazo en correspondencia a los balazos y bazucazos en el culiacanazo.
Por qué demonios no hace lo que Bukele, él sí va en serio contra los pandilleros que son el cáncer social, en cambio a Andrés Manuel López Obrador habrá que preguntarle cuando pone manos a la obra porque solo vemos que pone manos, pero en los presupuestos.
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