En el mundo existen alrededor de dos mil 200 millones de niños y la mayoría vive en países “en vías de desarrollo”. En México hay 33 millones, que representan el 26 por ciento de la población.
Los niños integran uno de los sectores más vulnerables en los escenarios de mayor pobreza, desigualdad, violencia, desnutrición, carencia de servicios sanitarios y educativos y, desde luego, cuando son azotados por fenómenos naturales o situaciones bélicas.
Las imágenes de los niños palestinos muertos, con rostros ensangrentados a causa de los ataques genocidas de Israel son desgarradoras. También son aterradoras las fotografías de los pequeños con lágrimas en los ojos que, después del paso del huracán “Otis” en Guerrero, se quedaron sin hogar, agua, alimentos y que comen sólo una vez al día.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) registró que entre 2016 y 2021 hubo 43.1 millones de niños de 44 países que fueron desplazados de sus comunidades originarias a causa de tormentas e inundaciones. Dicha cifra global equivale a 20 mil pequeños desplazados por día, y muchos son víctimas de los traficantes de menores.
La infancia es una etapa en la que lo más idóneo para el desarrollo normal son el juego, el aprendizaje y el descubrimiento del entorno inmediato; pero a nivel mundial hay muchos niños que no tienen acceso a comida, a vivienda digna ni a educación básica. Es tan complicado que, según la Unicef, uno de cada dos se halla en la pobreza y, por tal motivo, está expuesto a la malnutrición, a padecer enfermedades graves, a no desarrollarse físicamente bien y a la explotación infantil.
En el mundo hay 50.5 millones de niños con desnutrición aguda; 150 millones menores de cinco años con retraso de crecimiento por falta de nutrientes, y se calcula que, de este año a 2030, 60 millones de niños menores de cinco años morirán; que la mitad de estos serán bebés y que el 45 por ciento de las muertes será a causa de la desnutrición.
Actualmente, 263 millones de niños no asisten a la escuela; además, uno de cada cinco vive en países donde los conflictos sociales intensos y las guerras civiles —como ocurre en Afganistán, Irak, Yemen y Nigeria— han forzado a 28 millones de infantes a huir de sus países.
El Ministerio de Salud de Gaza ha informado que, hasta el miércoles 1° de noviembre, los bombardeos y ataques terrestres israelíes habían asesinado a ocho mil 796 personas, de las cuales tres mil 648 fueron niños.
¿Y qué es lo que están haciendo a favor de los niños damnificados el presidente y su partido?, ¿qué acciones prevén para garantizar su desarrollo, educación y futuro en el mediano plazo?
En Acapulco y Coyuca de Benítez, donde golpeó directamente el huracán Otis, y a cuyas poblaciones el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) no previno ni preparó para evitar la enorme tragedia que ahora se vive, las acciones de ayuda a los damnificados han sido demasiado lentas e ínfimas.
Unicef ha informado que hay más de 296 mil niñas, niños y adolescentes seriamente afectados y que, en el corto plazo, la carencia de alimentos, las enfermedades y la falta de atención médica aumentarán severamente los problemas de salud y educación.
Unicef, que se coordina con el Gobierno mexicano para brindar asistencia humanitaria a los pequeños guerrerenses, reveló que la situación de estos es triste, desoladora, y que en el futuro tendrán menos posibilidades de sobresalir como ciudadanos.
Los daños estructurales que “Otis” causó en hogares, hospitales y escuelas expondrán a los niños y adolescentes de esa región a graves riesgos. Hasta ahora, la ayuda del Gobierno Federal se ha centrado en “toda la población afectada”, pero el Gobierno debería atender prioritariamente a la población infantil, porque el impacto físico y mental fue mucho mayor en ella que en los adultos.
Unicef ha recomendado “movilizar la ayuda humanitaria lo más rápido posible para la niñez y adolescencia afectadas, porque es esencial en situaciones como esta, que pone en peligro su integridad física y emocional”, e hizo un “llamado urgente a la generosidad del pueblo de México para que proteja el presente y futuro” de los niños guerrerenses.
¿Y qué es lo que están haciendo a favor de los niños damnificados el presidente y su partido?, ¿qué acciones prevén para garantizar su desarrollo, educación y futuro en el mediano plazo?
La niñez mexicana y la del mundo es la más vulnerable ante los desastres naturales y las guerras y la única posibilidad real que estas tienen para garantizar su futuro consiste precisamente en sus hijos, cuya integridad física, emocional, educativa y cultural debe ser prioritaria.
Por el momento, querido lector, es todo.
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