Todos debemos recordar cuando, en mayo de 2022, la entonces jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, aseguró que la capital del país superaba en seguridad a otras urbes como Nueva York, Nueva Orleans o Bogotá. Incluso dijo que la CDMX era aún más segura que Los Ángeles, y se atrevió a presentar una serie de cifras maquilladas para que estos dichos parecieran reales.
Pero todos los que vivimos en esta ciudad capital podemos asegurar que estos dichos están muy alejados de la realidad. Lo cierto es que la señora ha llevado sus afirmaciones a otro nivel, ha ido pregonando por todo el territorio nacional que en su gobierno la ciudad se convirtió en el templo de la bondad y seguridad.
La Ciudad de México supera en 6.6 puntos el nivel de impunidad comparado con otras entidades del país, aunado a que nueve de cada diez delitos no se denuncian.
Pues cada día al salir a las calles tenemos que tronarnos los dedos de preocupación por el peligro que nos acecha en cada esquina, con la delincuencia desbordada, y ni hablar del transporte público, como el metro, en el que también peligra nuestra vida, por la falta de mantenimiento. Ya en otra ocasión me centraré en este grave problema que nos azota.
A pesar de que tanto se presuma a la CDMX a nivel mundial como la ciudad de la esperanza y de oportunidades, y no sé qué más frases pegadoras, la ciudad más avanzada en tecnología, en su economía, libertades, cultura, bienestar, la realidad contrasta con la serie de ilusiones de sus gobernantes en turno, que lanzan todas estas mentiras para que se las crean los más ingenuos, para asegurar que en su gobierno la ciudad va viento en popa y que realmente saben gobernar.
Lo cierto es que la ciudad ha sido gobernada por más de 25 años por la supuesta izquierda, un grupo de políticos que antes gustaban vestir de amarillo y de un tiempo para acá de guinda, aunque su esencia sea la misma y sus resultados sean catastróficos.
Las cosas durante este cuarto de siglo han cambiado, es verdad, pero para mal, sobre todo en la inseguridad y transporte. Un informe realizado en la CDMX por México Evalúa arrojó que aquí, el 98.4 % de los delitos denunciados e investigados quedan impunes y en el caso del narcomenudeo y desaparición alcanzan un nivel de impunidad del 100 %.
Y eso que siempre se ha negado categóricamente la existencia de estos delitos en la capital del país. O sea que todas las denuncias en este sentido quedan en el aire, y sin resolver.
La impunidad para el delito de homicidio doloso es de 98.7 %, violencia familiar 97.5 %, violación 95.7 %, robo simple 92.9 %, extorsión 92.8 %, feminicidio 92.2 % y secuestro 62 %.
La Ciudad de México supera en 6.6 puntos el nivel de impunidad comparado con otras entidades del país, aunado a que nueve de cada diez delitos no se denuncian, y los pocos que se denuncian no son castigados, se quedan en carpetas de investigación, o ni siquiera eso, se protege a los delincuentes y se les apapacha.
Esto perfectamente encaja con la realidad nacional que padecemos, con un mandatario nacional que decretó “abrazos, no balazos” para los delincuentes, y dijo que ellos también tenían derechos, pero ¿dónde quedan las víctimas del delito?, ¿no es esto un insulto a su tragedia?
No debemos acostumbrarnos a vivir en el caos; los gobernantes en turno tienen la obligación de darnos seguridad, y para esto deben implementar todas las medidas urgentes para que esto se materialice, porque todos los mexicanos merecemos un país mejor y más justo, y merecemos vivir en paz y en armonía.
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