Así, no nos hemos ido, continúa el plantón antorchista frente al Palacio de Gobierno del estado de Hidalgo, que por razones atribuidas a la pandemia, sólo se encuentra instalado en días y horas hábiles; y volveremos con un nueva marcha en los próximos días, si la covid-19 nos lo permite, pues hasta el día de hoy no existe autoridad alguna que escuche a los manifestantes, sólo encontramos puertas cerradas y oídos sordos ante el clamor popular de miles de hidalguenses que nos manifestamos el pasado 22 de julio, reclamando atención y justicia.
Igualmente ignorados, ya por años, se encuentran los padres de familia de niños con cáncer por este gobierno que se dijo empático con el dolor humano; ignorados, con su dolor y pesar a cuestas y también agredidos y calumniados, como lo han demostrado las declaraciones groseras e inhumanas de funcionarios del gobierno federal y del propio presidente de la república, López Obrador, y lo documenta la nota publicada en Reforma, apenas hoy 25 de julio, con motivo de la marcha que realizaron el sábado 24, que a la letra dice: “Critican escasa empatía ¿Doctor Jorge Alcocer qué haría usted por la vida de un hijo o de una hija? ¡No somos golpistas! Señores del gobierno, vayan a los hospitales, vean cómo mueren los niños, cómo sufren las familias” [ ...] “Somos madres y padres que queremos luchar y que luchamos por la vida de nuestros hijos. Hemos sido tres veces victimizados: el cáncer es una tragedia en sí misma; la falta de medicamentos y quimioterapias también nos han victimizado y ahora el gobierno, desde su patíbulo mañanero, nos ha difamado y calumniado diciendo que pertenecemos a mafias de poder, con las que nada tenemos que ver”. En el andar de la marcha, el reclamo era, como lo señaló una madre de familia: “Exigimos al gobierno que acabe de una vez por todas con el desabasto”. Los denunciantes y víctimas de la infamia del gobierno de la 4T, agregaron que ayer se cumplieron mil días de desabasto de fármacos que han afectado a 20 mil niños, es decir, dos años y siete meses sin medicamentos. Una de las afectadas señaló: “Ojalá que en los puestos políticos, en los puestos de alta estima no solamente se pidiera como requisito que la gente tuviera estudios, que tuviera alguna carrera, sino que llegara gente empática, gente que supiera del dolor”.
Así, también víctimas de esos gobernantes que desconocen el dolor humano, tenemos a los familiares de los más de 240 mil fallecidos por covid-19, quienes, en su mayoría, no tuvieron ni la oportunidad de una prueba confiable que les previniera a tiempo que su organismo ya tenía el virus y que era esencial, de vida o muerte, aplicarse el tratamiento médico ¿Tratamiento? ¿Cómo, dónde, con qué recursos, si en ocasiones no hay ni para llevar el pan a la mesa? Y nuevamente la indiferencia gubernamental presente y miles de víctimas mortales. El actual gobierno federal debe llevar sobre sus espaldas la culpa fundamental del sufrimiento de millones de mexicanos y de todas los muertos por covid-19, ante su irresponsable actuar ante la pandemia; por la violencia desatada y no combatida en todo el país, por los feminicidios y por los 131 mil 325 niños huérfanos en México porque uno o dos de sus padres murieron contagiados de covid-19, de acuerdo al estudio publicado por The Lancet, donde señala que nuestro país ocupa el primer lugar en esta aterradora cifra a nivel mundial.
Se ve claramente que para los señores que ostentan el poder público, todos los rigores de la vida que tiene que sufrir el ser humano para salir adelante con su familia le son indiferentes, pero no sólo eso, para ellos se vuelve una osadía la presencia de los peticionarios ante sus puertas, esos que se presentan para “arrostrar sus fiestas, para entristecer sus placeres”. Ante ello, lo que nos queda a los mexicanos es desterrarlos del poder y poner como gobernantes, como bien lo dijo, la víctima de cáncer, gente empática, gente que sepa del dolor y, mientras, recordarles, como dijo Jean Jacques Rousseau que: “el gobierno tuvo su origen en el propósito de encontrar una forma de asociación que defienda y proteja la persona y la propiedad de cada cual con la fuerza común de todos. Y, aquí estamos hoy los antorchistas, tratando de defender y proteger a las personas; estamos presentes, llamando a hacer esa fuerza común y empática con los demás y con su dolor. No, no nos hemos ido, estamos presentes en la vida y corazón de muchos mexicanos y en sus jornadas de lucha y volvemos un día sí y otro también a la brega diaria por un mundo mejor, más justo, más humano.
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