Como todos sabemos, en estos días nuestro país está pasando por una situación verdaderamente difícil, tenemos arriba de 70 mil muertos provocados por la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2, enfermos y muertos no dejan de golpearnos en nuestros estados de ánimos por la pérdida de amigos, familiares o conocidos; la economía también la tenemos en crisis, en lo que va de la pandemia se perdieron arriba de un millón 100 mil empleos, más los empleos perdidos del sector informal, que son cerca de 32 millones de desempleados en todo el país, y por último, están también las cifras espantosas, aterradoras de los muertos por la inseguridad que rondan los 60 mil.
La situación como se ve es difícil, pero más difícil se pondrá por la forma en cómo el Gobierno responde a las críticas de sus opositores. Hoy nadie duda de que si en estos momentos, el actual Presidente fuera el opositor, él pediría la destitución de quien estuviera enfrentando la actual situación con nulos resultados.
Tenemos al gremio de los periodistas e intelectuales que han criticado al Gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO); algunos han dado su opinión detallada, haciendo propuestas concretas para enfrentar la crisis económica de acuerdo a las experiencias de otros países; otros destacados profesionistas del área de la salud, han dado su parecer sobre cómo enfrentar la pandemia; los periodistas, por ser el tema de la corrupción la bandera principal del Gobierno de AMLO, han denunciado los actos de corrupción de gente cercana al Presidente, como la desaparición de poderes en el municipio de Macuspana, Tabasco y donde se acusa de desvío millonario a la cuñada del mandatario federal; el tráfico de influencia de Rocío Nahle García, secretaria de Energía, para que un compadre de ella ganara la licitación de la construcción de la refinería en Dos Bocas en Tabasco; el caso del hijo de Manuel Bartlett que vendió al IMSS ventiladores artificiales a sobre precio, y muchas críticas más que faltan por agregar a esta lista.
Pues bien, a quienes han hecho propuestas o criticado sus errores, el Presidente federal los ha tachado a todos de "conservadores", de "chayoteros", "pasquine inmundo" e incluso gente cercana a él están llegando hasta la amenaza abierta, como les dijo Paco Ignacio Taibo II, actual director del Fondo de Cultura Económica, a Enrique Krauze y a Héctor Aguilar Camín, que "deberían de guardar silencio o cambiarse de país".Pero los términos peyorativos, amenazas, represión y persecución política contra los opositores no paran ahí.
También se da contra los campesinos como lo estamos viendo en estos días en Chihuahua, donde el Gobierno federal tomó por la fuerza la presa "La Boquilla".Los agricultores protestaron porque el Gobierno mexicano quiere entregar el agua a Estados Unidos y desproteger a los productores agrícolas, lo que conllevó a un enfrentamiento entre las partes.El saldo fue de un muerto, un herido y el congelamiento de cuentas bancarias por parte de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) a los políticos y al municipio de Delicias.Todo mundo coincide que es una represalia contra los agricultores por protestar contra la política del Gobierno federal.
Asimismo, tenemos al Movimiento Antorchista que desde el inició del Gobierno actual, el Presidente en persona, prácticamente, no ha cesado de atacar constantemente a nuestra organización, acusándola de intermediaria y que se queda con una parte del dinero de los programas sociales, que le debería de llegar completo a la gente, de huachicolera, de recibir dinero al margen de la ley y congelamiento de cuentas.
Ante estos ataques siempre se le ha dicho al Presidente y a su brazo policíaco, la UIF, que si tienen pruebas, que las presenten, pero hasta la fecha no hay contestación, pues está claro que lo que se busca es el linchamiento público de los líderes de Antorcha, acabar con una organización social que realmente sí tiene mucha raigambre entre la gente pobre y por eso se busca su eliminación.Antorcha no se avergüenza de su trabajo porque todo es y se hace de manera legal, López Obrador y la UIF están destinados a fracasar contra Antorcha como les ha sucedido a quienes nos atacan y que desde hace muchos años quisieron acabarnos.
Todo lo dicho hasta aquí es una descripción de cómo está haciendo las cosas el Gobierno actual.Está clarísimo que todo el que no esté de acuerdo con el Presidente será sometido a linchamiento público, mediático, a la persecución política y a la represión abierta, estamos pues, ante una dictadura que se justifica en su "combate a la corrupción" mientras que sus más cercanos colaboradores saquean al país, cometen actos de corrupción de manera descarada, cínicamente y actúan sin vergüenza alguna ante los ciudadanos.
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