A las 2:00 de la mañana del domingo 21 de noviembre, escondida bajo la oscuridad de la noche, la policía estatal de Oaxaca, fuertemente armada, desalojó el plantón que la Coordinadora de Sindicatos de Salud de Oaxaca mantenía frente a la Casa Oficial del gobierno de aquella entidad debido a que hace casi cuatro meses el gobierno federal, apoyado por el gobernador Alejandro Murat, despidió a más de 2 mil 125 trabajadores de salud en el estado sin más explicaciones, salvo la traída y llevada lucha contra la corrupción.
Este argumento del gobierno es falso por completo, porque de acuerdo con el secretario de Finanzas de Oaxaca, Vicente Mendoza, a los médicos se les despidió porque el gobierno local no tiene dinero para pagar a los trabajadores de salud. Y en lugar de pedir presupuesto en la Cámara de Diputados, por ejemplo, ahora en la discusión del Presupuesto de Egresos de la Federación 2022, para pagarles y para contratar a más personal, mejor se les reprime y se les exige que se sometan a la “austeridad republicana” de Morena y López Obrador. ¿Por qué? Porque Alejandro Murat está despidiendo a los médicos que no concuerdan con el morenismo. Ha comenzado, pues, la entrega del gobierno real.
En las noticias oaxaqueñas del domingo se dijo: “Fotografías y videos que circulan en redes sociales, dan testimonio que la Policía Estatal del gobierno del Estado, que encabeza el gobernador Alejandro Murat Hinojosa, arribó al plantón gritando insultos y lanzando gases lacrimógenos, con lo que asustaron a las madres de familia, niños, embarazadas, enfermeras, médicos y pueblo que se había sumado a la lucha de los héroes de capa blanca, toda vez que el plantón pacífico llevaba ya más de cien días exigiendo la reinstalación en puestos de trabajo del Sector Salud. Los despidieron injustificadamente y, a pesar de una promesa del mismo Presidente de la República de recontratarlos, esto no ha sucedido”.
No es la primera vez que el gobierno reprime a los médicos que durante la pandemia arriesgaron su vida para curar a miles de enfermos de Covid. La mañana del miércoles 10 de noviembre, 200 médicos y enfermeros oaxaqueños llegaron al Palacio Nacional en la Ciudad de México para pedir una entrevista con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dado que él, en su visita a Oaxaca el 20 de septiembre, les había prometido recontratar de inmediato a los 2 mil 125 trabajadores despedidos del sistema de salud. López Obrador no los recibió ese día, porque estaba muy ocupado en el circo matutino que todos conocen como “la mañanera”. Pero los médicos fueron recibidos por la policía y los granaderos que golpearon, empujaron e insultaron a los héroes antiCovid oaxaqueños y formaron un bloque que les impidió avanzar en su visita a López Obrador.
Horas después del desalojo del plantón en la ciudad de Oaxaca, la Coordinadora de Sindicatos de Salud declaró tres cosas importantes: 1) La demanda de contratación sigue pendiente y, por lo tanto, la lucha no ha terminado. 2) Los ciudadanos del estado merecen por derecho un sistema de salud de primer mundo que les garanticen curar las enfermedades. 3) El desalojo de los manifestantes es un acto de represión que viola un derecho constitucional a la protesta pública y muestra, una vez más, cómo desde la presidencia y desde el gobierno local, títere de AMLO, se “resuelven” los problemas. 4) Por lo tanto, exigirán la renuncia del secretario de Salud estatal, Juan Carlos Márquez Heine, “por ratero y corrupto” y la renuncia del secretario de Seguridad Pública, Heliodoro Díaz Escárraga, por la represión contra los ciudadanos. 5) Piden a la opinión pública su solidaridad con la lucha de los héroes antiCovid. ¿Es esto justo? ¡Claro que es justo!
Retomo algunos datos de un artículo mío anterior que demuestran la justeza de la lucha de los médicos. Oaxaca sufre de la falta de un sistema de salud bueno para los oaxaqueños, no por culpa de los médicos, sino por las decisiones del gobierno. El 15 de septiembre, El Universal informaba: “Despiden a 30% del personal médico del Hospital de la Niñez Oaxaqueña; piden reunión con AMLO”. Esto implicó que 75 trabajadores de la salud fueron despedidos (30% del personal del hospital). Seis días más tarde, el 21 de sepitembre, El Universal informaba: “Mueren recién nacida que fue rechazada del hospital de la Niñez Oaxaqueña por falta de personal: IMSS”. ¿Quién fue el culpable de la muerte? Saque usted sus conclusiones.
La revista nacional buzos de la noticia, en su edición del 14 de agosto, denunciaba: “En julio de 2021, varios nosocomios del estado, entre ellos el Hospital General Dr. Aurelio Valdivieso, ubicado en la capital, revelaron la existencia de un desabasto del 90 por ciento de medicamentos y otros insumos médicos, situación que obligó a los pacientes y al personal a adquirirlos por sus propios medios. Las carencias eran tan extremas, que incluso no contaban con alcohol ni cloro para desinfectar las áreas destinadas a la atención de pacientes de Covid-19; y el desabasto afectaba a todos los hospitales y unidades médicas de los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO)”.
Los datos del desastre de salud en Oaxaca sobran. La Secretaría de Salud este 2021 dejará de ejercer 23% de su presupuesto (¡2 mil millones 611 mil 916 pesos!), denunció El Imparcial del 24 de octubre. Unos días más tarde, el 28 octubre, los trabajadores del hospital Aurelio Valdivieso y del Centro de Transfusión Sanguínea, denunciaron que solo contaban con sangre para tres días, por falta de reactivos para la captación de unidades de sangre. El mismo 28 de ocubre se denunció en la prensa que, en los últimos siete meses, aumentaron en 34% los decesos por Covid-19 del personal de salud, con un total de 115. El 6 de noviembre se denunció que se cobran 50 pesos por consulta en los centros de salud y que estos carecen de medicamentos básicos, además de que el Hospital Regional de Alta Especialidad no acreditó el suministro de medicamentos oncológicos por 1 millón 478 mil pesos. Para colmo, hay incertidumbre porque el gobierno federal no ha depositado los mil millones de pesos para los pagos y aguinaldos de los trabajadores. Es decir, el presidente que nos prometió un sistema de salud igual o superior al que tienen los países bajos es el mismo presidente que le recorta el presupuesto al sistema de salud, que despide a los médicos, que no les da aguinaldo y que, por si todo esto fuera poco, que no los protegió con batas, mascarillas, cubrebocas, guantes o vacunas (a los médicos particulares), ante el Covid, pese a que todos ellos eran la esperanza de vida de millones de enfermos.
La lucha del personal de salud oaxaqueño es justa y ellos deben ser recontratados, porque eso permite que los ciudadanos de aquel estado tengan más posibilidades de ser curados de las enfermedades, más ahora que estamos ante una crisis por la pandemia del Covid. Esperamos que los oaxaqueños, principales afectados con el despido de quienes les pueden salvar la vida, se sumen a esa lucha.
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