Una vez más, Chimalhuacán volvió a ser noticia nacional. Desafortunadamente, no fue porque la violencia que viven cotidianamente los habitantes haya sido erradicada; de hecho, según datos oficiales, Chimalhuacán es uno de los municipios más inseguros del país.
El estallido del polvorín en una colonia marginada, ubicada en uno de los municipios más pobres del país, no es otra cosa más que la manifestación de la desigualdad que trae consigo el capitalismo.
Tampoco fue noticia porque la población celebrara avances en materia de servicios y obras públicas, a pesar de que el presupuesto que recibe el gobierno municipal asciende a 1 millón 800 mil pesos.
Tristemente, Chimalhuacán fue noticia porque sucedió una desgracia más, como han sucedido desde el año 2022, cuando el partido Morena llegó al poder municipal, como fue el desplome de un puente peatonal y el también desplome de un gran tanque de agua; ya sabemos que ambos sucesos afectaron a los chimalhuacanos.
El pasado miércoles 15 de enero, sucedió el estallido de un polvorín como resultado de una fuga de gas. El saldo de dicho siniestro fue de dos personas que perdieron la vida, cinco lesionados —tres de ellos niños—, un desaparecido —que en un acto de valentía de la que solo el pueblo es capaz— arriesgó su vida para poner a salvo a una infanta y una mujer que quedaron atrapadas entre las llamas y la nube de gases tóxicos.
A las pérdidas humanas se suman las pérdidas materiales: 20 viviendas afectadas y, por tanto, un número igual de familias que lo han perdido todo.
Todos los que vieron las imágenes que circularon en redes y en la televisión se dieron cuenta no sólo de las dimensiones de la catástrofe; también observaron el medio, el contexto social en que la tragedia tuvo lugar; es decir, el lamentable hecho tuvo lugar en una colonia en la que las carencias en materia de servicios son evidentísimas.
En otras palabras, el siniestro ocurrió en una de las muchas colonias pobres de este país. O, ¿alguien de los que me hace favor de leer estas líneas sabe de la existencia de un “polvorín” en Bosque Real, una de las zonas residenciales más exclusivas de México?
Y es que los ingresos de los mexicanos siguen sin mejorar sustancialmente, pues, a pesar de que el salario mínimo alcanzó los 278 pesos y aunque el gobierno federal sigue repartiendo dinero a través de sus diferentes programas, ambas situaciones no se traducen en una mejora en la capacidad adquisitiva y tampoco impactan en la calidad de vida del pueblo.
De acuerdo con el Coneval, el 72.9 % de la población en México es pobre; es decir, 94 millones de personas, no pueden satisfacer sus necesidades porque sus ingresos resultan insuficientes para adquirir la canasta básica alimentaria y no alimentaria.
Estas condiciones económicas que engendra el sistema capitalista, que someten al pueblo a la pobreza y a todo tipo de carencias, hacen que las familias traten de ganarse la vida de cualquier forma, aun poniendo en riesgo sus propias vidas.
Esta es la única explicación para que una fábrica de cohetes, que a todas luces son peligrosos tanto en su fabricación como en su uso, funcionara en una vivienda.
Entonces, el estallido del polvorín en una colonia marginada, ubicada en uno de los municipios más pobres del país, no es otra cosa más que la manifestación de la desigualdad que trae consigo el capitalismo y también es manifestación de la incapacidad de los gobiernos para generar la calidad de vida que los mexicanos merecen.
Cada desgracia que vive nuestro pueblo es un indicador del agotamiento y putrefacción del capitalismo. Para evitar que los mexicanos seamos víctimas de más calamidades, es menester tener claro que no es un cambio de partido en el poder lo que necesita nuestra patria.
Lo que México necesita es un cambio de sistema económico en el que los trabajadores tengan empleos dignos y seguros; además, se requiere que toda la riqueza se distribuya entre quienes la producen, es decir, entre los trabajadores. Esto sólo lo lograremos promoviendo la educación y organización del pueblo entero, entonces, pongamos manos a la obra.
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