El espectáculo es fatuo, grotesco y desventurado, el presidente Andrés Manuel López Obrador, acompañado del secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, de los coordinadores Ignacio Mier, Alberto Anaya y Alberto Puente, de Morena, PT y PVEM, se reunieron con los legisladores de ese bloque en Palacio Nacional. Ahí los papeles se invirtieron, los aduladores se convirtieron en lisonjeados, el mandatario les pagó a los diputados su sumisión y apostasía con lo que más tiene: verborrea falsa e inescrupulosa.
El acto hace recordar la fábula del elefante y el cerdo, solo que en este caso el primero se cree la lisonja en vez de que le haga dudar, y ambas partes se enlazan en un vals burlesco y vergonzante al ritmo de su autocomplacencia, ante la mirada atónita del mundo pensante.
López Obrador les dijo a sus legisladores (nunca les acomodó tan bien el mote de levanta dedos), después que aprobaran “sin mover una coma” su Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2022 (PEF 2022): “son unos verdaderos representantes populares al respaldar el proyecto del Presupuesto de Egresos … este día lo hemos dedicado a reconocer el trabajo de ustedes, sobre todo la congruencia como legisladores. Sí se puede decir que son auténticos, auténticos representantes del pueblo”.
Fue una fiesta lúbrica de encarecimientos y autocomplacencias (¿será que solo hubo eso?), el presidente, quien se considera a sí mismo la personificación de la “renovación moral”, se atrevió a decir: “me da una dicha enorme estar ayudando al pueblo, me da muchísimo gusto que estén aquí, que hayan mostrado una actitud consciente… El presupuesto es horizontal, es distribuir la riqueza, el ingreso, no es un presupuesto que se queda en pocas manos. Estamos en contra de la corrupción.”, para, ya encarrilados, elevarse al cielo mutuamente: “¡ustedes están votando un proyecto en beneficio del pueblo!, ...¡Que vivan los legisladores de la transformación!”. ¿Alucinados o lagartos?, ¿habrá sinceramente quién les crea tanto embuste? Tal vez, pero no deja de ser un embuste.
Para ver de fondo el asunto hagamos a un lado las emociones, para que no parezca un grito más en el pleito de verduleras en que se ha convertido el “debate político”; la realidad ya nos dice con claridad que el PEF 2022, al igual y más que los anteriores, desde que gobierna Morena, va en contra de los verdaderos intereses del pueblo trabajador. No es que los de los gobiernos anteriores fueran el paraíso de los pobres, pero ni tantito, sino que los de la 4T son perversamente mucho más injustos, descobijan más a los pobres, al pueblo (a ese que AMLO dice que le “da una dicha enorme estar ayudando”), aumenta el peso de los impuestos sobre el pueblo trabajador, y no sobre los que más tienen, quita gasto social al pueblo y genera más pobreza. Pero esto se oculta bajo el relumbrón de las entregas en dinero. Estas entregas son, en realidad menos dinero para el pueblo, pero más engaño y compra de conciencias; la corrupción elevada a programa social de gobierno.
El análisis sensato de los datos permite ver que el PEF 2022 demuestra, más que la ineptitud del presidente, su perfil injusto con los más pobres, pernicioso para ellos y para todos, y por ello nefasto, y demuestra también que él lo sabe e intencionalmente miente. Vea.
El gasto público estimado para 2022, por 7.088 billones de pesos, es el más grande del que se tenga registro y representa un incremento de 8.5% respecto al de 2021. Pero contrasta con el incremento de los ingresos presupuestarios, que analizaremos primero, y que en 2022 se estima que crecerán 7.5%. Es decir, el aumento en el gasto es superior a los ingresos, la diferencia será de 875,570.5 mdp, la más alta desde 2015. Para cubrir esta diferencia, Andrés Manuel López Obrador se plantea contraer la deuda más grande de que se tiene registro: 915 mmdp, un aumento de 17% (130 mmdp) frente a la de 2021. Es decir, aunque diga que no, miente; SÍ va a endeudar al país y más que los presidentes anteriores.
Los ingresos esperados en 2022, que muchos consideran sobreestimados, se basan en cuatro rubros: ingresos petroleros sin precedente de 1.08 billones (11.9% de incremento); aumentó en 4.8% del Impuesto Sobre la Renta (ISR) a 2.07 billones; aumento inédito de 19.6% en el Impuesto al Valor Agregado (IVA) a 1.2 billones; y 8.9% de incremento en los aprovechamientos no explicados por 152 mmdp. Los cuatro significan mayor carga impositiva para el pueblo trabajador.
De los ingresos petroleros, en caso de que se logren, será sobre las espaldas de nuestros obreros petroleros y sobre todo el pueblo que consume combustibles (gasolinas y gas) y que afecta también a TODOS los productos (todos consumen combustible en su fabricación y todos se transportan), es decir, se traducen en incremento del ISR e IVA, que pagamos todos.
En el caso del ISR, el impuesto con el que podría mover la balanza en favor de los más pobres, cobrando más a los que más ganan y menos o nada a los que menos ganan (la política fiscal progresiva que propone Antorcha Campesina), sí va a incrementar, pero no sobre la espalda de los más ricos sino de los más pobres, pues no va a modificar ningún porcentaje de manera progresiva, sino que pretende ampliar la base gravable, es decir, aumentar el número de personas tributarias, obligando a trabajadores informales (que van de changarros familiares hasta el que vende fritangas en la calle) a que paguen. ¿Ya entienden por qué AMLO quiere que TODOS al llegar a la mayoría de edad nos registremos en Hacienda?
El incremento que se espera del IVA, ni tiene precedentes ni hay las condiciones para que suceda: muchos mexicanos no tienen trabajo, ni ingresos, ni dinero para gastar. Ya dijimos que al obligar a los trabajadores informales a que tributen, también lo harán con el IVA, que deberán cobrar en cada eslabón de la cadena de consumo y pagar al gobierno, es decir, será el pueblo quien esté pagando más impuestos. Esta expectativa en el IVA representa el 17.1% del ingreso total, y el 57% del incremento en los ingresos tributarios.
Finalmente, en el caso de los “Aprovechamientos”, se trata de ingresos extraordinarios, de los que se echa mano en situación de emergencia, para evitar que el déficit público sea mayor: las transferencias del Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios (FEIP), los remanentes de Banxico o los recursos por la extinción de fideicomisos. El 97% de los estimados para 2022 (179 mmdp) están clasificados como “Otros”, la llamada “caja negra de los ingresos” y significa que el Gobierno espera algún tipo de ingreso extraordinario. Ya que el FEIP está casi agotado (lo gastó AMLO en los tres años que lleva gobernando) y que el tipo de cambio se ha mantenido constante (sin afectar las reservas de Banxico que detona el pago del remanente), sólo queda aumentar la extinción de fideicomisos para obtener estos recursos no recurrentes. AMLO calcula seguir cancelando fideicomisos, no para combatir la corrupción ni para entregar directamente los apoyos, sino para que se conviertan en ingresos extraordinarios; es decir, le va a quitar al pueblo apoyos que ya tiene, para que se conviertan en “ingresos” y él los pueda gastar en lo que él decida.
Como se ve, en los ingresos el PEF 2022 de AMLO le carga la mano a los más pobres, AMLO desperdicia por cuarto año consecutivo la oportunidad para demostrar que su propuesta es una verdadera transformación en favor de los más pobres, y demuestra que es exactamente al revés, aunque diga lo contrario, eche groseras e hipócritas consignas “en favor del pueblo”, y se vanagloria y desgasta él y sus focas aplaudidoras en autoelogios y loas. No es diferente en los egresos, sino peor… pero eso lo veremos en la siguiente colaboración.
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