En verdad sorprende la actitud indolente que asumen los personajes políticos que quieren ser el próximo presidente de México. Pero sorprende mucho más la actitud de los que ya se sienten candidatos o presidentes por parte de Morena, quienes no pierden oportunidad alguna, para echar por delante en sus discursos los logros y bondades conseguidas para todos los mexicanos, por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y su Cuarta Transformación.
Y utilizó a propósito el término “insolente”, porque no encuentro otro que refleje bien a bien la tremenda incongruencia de todo lo que dicen cada vez que pueden los morenistas, al confrontarlo con la contundente realidad que verdaderamente vivimos a diario. De la inseguridad que sufrimos ya por todos lados no hablaré hoy, porque, con todo lo que vivimos en Colima y por doquier en gran parte del país, tenemos ya suficiente material didáctico que nos puede servir para entender bien lo que digo. Sólo alguien que sufra de ceguera, y además esté completamente sordo, creería en verdad que en materia de seguridad estamos bien.
Es del bienestar social de lo que conviene hablar hoy; sobre todo, del bienestar de los trabajadores que día a día, entregan sus menguadas energías físicas y mentales a sus patrones, a cambio de un mísero salario que abone al bienestar de sus familias.
Confieso hoy, que con toda la machacona propaganda pagada por los gobiernos morenistas, en relación con las bondades que supuestamente acarrean todos los Programas de Transferencia Monetaria, que insistentemente pondera el presidente, esperaba yo que en verdad las familias más pobres mejoraran un poco, cuando menos un poco, en relación con la trágica suerte que casi siempre les ha tocado vivir.
Pero la realidad, que en su devenir histórico es siempre la maestra rectora del todo, nos dice a gritos que esto no es así. El presidente se equivoca.
Quitar dinero de sus impuestos a unos pobres para dárselo a otros, sin darles al mismo tiempo trabajo remunerado ni la mínima infraestructura básica necesaria para vivir, es un craso error que refleja incapacidad gubernamental; y las consecuencias serán fatales.
Veamos a continuación un botón de muestra sobre lo que digo. En el mismo medio donde suele publicar la repartición de becas y apoyos la delegación de Programas para el Bienestar en Colima, encontré una nota en la primera página del día 19 de julio pasado, con letras inusualmente grandes que causan alarma.
La nota se titula así: “En Colima 80 por ciento no gana para salir de la pobreza”. La nota dice que los datos los aportó la organización Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, que es una iniciativa ciudadana creada en 2015 con el respaldo de más de 60 organizaciones de la sociedad civil mexicana; y son parte de un informe que elaboró con datos oficiales de Inegi-IMSS, conforme a las cifras de ingresos y gastos de los hogares (ENIGH) correspondiente al 2022, que el Instituto hará públicos el próximo 26 de julio.
A continuación, vemos lo que dicen la nota sobre Colima. “…de toda la población activa [PEA] y con trabajo en la entidad, solamente 30 mil personas tienen salario digno (más de 40 mil pesos [mensuales]), mientras que 45 mil trabajadores viven con salario de sobrevivencia (entre 8,600 y menos de 20 mil pesos); 73 mil personas ganan un salario insuficiente, [mientras que] 186 mil viven de trabajo informal, sin protección social ni derechos laborales, y otras 110 mil personas en edad productiva se encuentran en el desempleo” (El Noticiero, 19 de julio de 2023). Si sabemos que, en diciembre de 2022, la Población Económicamente Activa (PEA) de Colima era de 393 mil 280 personas, entonces, conforme a los datos del informe referido, tenemos que, sólo el 11.5 por ciento de los trabajadores colimenses ganan para vivir, o sobrevivir con alguna dignidad.
Pero según el informe, en el país las cosas no están mejor. “En el panorama nacional, [de la PEA] las personas excluidas (sin trabajo) suman 25.3 millones; quienes laboran en condiciones de informalidad son 32.2 [millones]. Las que tienen trabajo formal, pero sin salario suficiente, son 8.6 millones; con salarios de sobrevivencia 8.1 millones, y sólo 5 millones tienen salario digno” (mismo medio).
Ante esto, el coordinador de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, Rogelio Gómez Hermosillo, afirmó que, “el sistema laboral en México está roto, …pues en realidad produce pobreza, precariedad y exclusión, como lo ha demostrado los reportes recientes…” Y luego informó que, Acción Ciudadana plantea varias propuestas para superar esta realidad, por ejemplo, “culminar la recuperación del salario mínimo para que en 2024 su monto sea suficiente para adquirir dos canastas básicas [alimentarias] (8,600 al mes), y que las empresas adopten el compromiso con el ingreso digno, con el primer paso de garantizar nóminas libres de pobreza, especialmente las grandes y medianas e, indispensablemente, las que se hacen llamar `socialmente responsables´ no pueden pagar 8,600 pesos al mes libres”.
Con todo el respeto que merece, yo quiero decir que coincido plenamente con las conclusiones a que llega con su informe el coordinador de Acción Ciudadana, pues, a pesar de todo el dinero que dice el presidente que se reparte con sus Programas de Transferencia Monetaria, es muy evidente que la pobreza sigue en aumento constante. Pero, en cuanto a las medidas que propone relacionadas con el aumento del salario, sinceramente no me parecen acertadas ni mucho menos posibles.
Todos sabemos que, el supuesto aumento al salario ha servido para muy poco a los trabajadores, sobre todo ante el consecuente y constante aumento a los precios de los productos y tarifas de servicios. Pareciera que al trabajador se le quita, por un lado, mucho más que lo que se le da por el otro. Mientras la economía general del país no mejore en términos sustanciales, no habrá aumento de salario que alcance nunca.
El gobierno de la Cuarta Transformación miente a los trabajadores con el aumento; eso es lo que en verdad enseñan los datos del informe que ya vimos. Y por lo que se ve, eso es lo que seguirá haciendo cualquiera de las “corcholatas” que llegue al poder.
Y en cuanto aquello de que, “las empresas adopten el compromiso con el ingreso digno”, me parece sumamente utópico; porque, para ello, haría falta un gobierno verdaderamente popular que las obligue adoptar ese compromiso, es decir, un gobierno que esté verdadera y plenamente comprometido con los intereses de los trabajadores. Y como ya vimos, en cinco años de gobierno, el presidente no se ha atrevido ni siquiera a aumentar un peso a los impuestos que pagan los empresarios desde sexenios anteriores.
Alguien ya dijo, que la liberación del pueblo debe ser obra del pueblo mismo, y aquí no puede ser la excepción. Sólo que, para eso, el pueblo debe estar organizado y educado, tal como enseña el Movimiento Antorchista Nacional. Ya llegó el momento de hacer frente a los candidatos presidenciales; no caigamos de nuevo en la trampa de sus discursos. Un cambio verdadero aún es posible.
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