Los mexicanos, la gente buena de nuestra querida nación, las familias humildes que vivimos de nuestro trabajo, somos gente pacífica y bienintencionada, y vemos con sobresalto y preocupación los horrores que se viven en el mundo entero, entre los que destacan la guerra en Ucrania, el genocidio en Palestina, y la amenaza cada vez más real de una conflagración nuclear de la que no saldría nadie vivo.
Todos estos horrores, que parecieran a primera vista tan lejos de nuestra vida diaria, en realidad sí nos afectan y lo hacen de una manera espeluznante.
Los mismos hechos parecieran salidos de una novela de terror, fruto de la enferma imaginación de un demente o un desquiciado inspirado por el mismo Lucifer:
Es, pues, el capitalismo, personificado en El Imperio Yanqui, contra la humanidad entera a la que quiere someter y explotar, si esta se deja, si deja de luchar, representada por las naciones independientes; la Federación Rusa y China a la cabeza, las naciones aliadas, y el pueblo trabajador de todo el planeta, incluido México.
La guerra en Ucrania, provocada por grupos declaradamente nazis, quienes ascendieron al poder mediante un sangriento e ilegal golpe de estado financiado por los Estados Unidos, al desatar un genocidio en contra del propio pueblo ucraniano de ascendencia eslava (los ucronazis se dicen de ascendencia germana), segregándolo y persiguiéndolo, declarando su intención de exterminio en medios masivos de comunicación y ejecutando el bombardeo indiscriminado y alevoso sobre la inerme población civil de las dos regiones separatistas en el este de Ucrania, la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk.
Está documentado que los grupos militares ucranianos radicales no sólo asesinaron a sangre fría a la población, sino que torturaron y violaron a mujeres y a bebés, castraron a hombres, ahorcaron a mujeres embarazadas, o los quemaron vivos.
Ante tal horror, tras los fallidos intentos de acabar pacíficamente el genocidio, la Federación Rusa se vio obligada a defender a estos pueblos.
Debemos entender que Rusia está defendiendo a su mismo pueblo, pues Ucrania era parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS); es la misma patria, y quienes llegaron a atacarla desde dentro son los fascistas herederos de los mismos que exterminaron a millones de soviéticos en la Segunda Guerra Mundial.
No hay duda, las imágenes de lo que hicieron los fascistas ucranianos apoyando a los fascistas alemanes en Ucrania, no menos monstruosas que las de los actuales nazis, ponen los pelos de punta.
El genocidio en la Franja de Gaza, Palestina, se da por parte del ejército sionista de Israel, que resultó ser un grupo de racistas (no el pueblo judío, ni siquiera todo el pueblo de Israel), armados y ebrios de poder.
Desde octubre de 2023 han asesinado a más de 30 mil palestinos y a quién sabe cuántos más que están en los escombros, de los cuales tres cuartas partes eran mujeres y niños, los han desmembrado con bombas poderosas, o francotiradores, en escuelas, refugios, hospitales, desplazando a dos millones de palestinos, cortándoles agua, luz, y alimentos, cometiendo inconcebibles crímenes de guerra.
Hoy se sabe que el genocidio viene desde finales de la Segunda Guerra Mundial, que los sionistas han cometido los más infames e inhumanos crímenes contra el pueblo palestino: secuestros, torturas, violaciones, mutilaciones, homicidios, campañas de limpieza étnica, y lo hacen argumentando también una supuesta superioridad, por ser el “pueblo elegido” y porque se los permite y hasta exige su religión.
Estos criminales sionistas han lanzado ataques contra otras tres naciones del Medio Oriente y amenazan con usar su fuerza nuclear, y esclavizar “a todos los que no sean judíos”.
La amenaza de guerra nuclear es aún más terrible. Se acaba de recordar el horrendo crimen cometido por la élite imperial de los Estados Unidos hace 79 años, al lanzar de manera totalmente innecesaria las únicas dos bombas nucleares que se han detonado sobre población civil, en Hiroshima y Nagasaki, Japón, matando instantáneamente a cientos de miles, y a otro tanto como secuela de las explosiones y la contaminación radioactiva.
Con esa bota en el cuello de las naciones, impuso su nuevo orden mundial, hegemónico y unipolar, impuso el dólar como moneda internacional y, si no usó la bomba nuclear sobre la patria proletaria, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), no fue porque no lo quisiera o planeara, sino porque antes de ejecutarlo la URSS ya había desarrollado sus propias armas nucleares, disuadiendo a los buitres del imperio, so pena de recibir respuesta igual o más poderosa.
Las horrendas imágenes de este infierno no se han podido ocultar, muy a pesar de los criminales, y son testimonio de la bestialidad del imperio yanqui.
Estos son solamente tres casos que resumen lo que ha sido el mundo bajo la dirección del capitalismo, porque, no nos engañemos: no es Estados Unidos, ni Europa, ni las naciones capitalistas del llamado “mundo occidental”, sino las poderosas burguesías que las controlan —los magnates más poderosos de todo el mundo, quienes no tienen nación ni madre, sino intereses—, todas encadenadas a la imperial y sangrienta burguesía estadounidense, que ya no oculta su vena fascista. Las controla y dirige un ente al que llamaremos “El Imperio Yanqui”.
La guerra en Ucrania no es el pueblo ruso contra el ucraniano: es El Imperio Yanqui usando grupos nazis para aterrar y usar al pueblo ucraniano como carne de cañón en una “guerra subsidiaria” (proxy war) contra el pueblo ruso, y es este defendiéndose y defendiendo, nuevamente, a toda la humanidad contra la amenaza del nuevo holocausto.
El genocidio en Gaza NO es el pueblo judío, sino El Imperio Yanqui usando a los alucinados sionistas, armándolos y permitiéndoles cometer sádicos crímenes para defender sus intereses en la región.
Los carniceros ya han sido impugnados por la mayoría del pueblo judío, disperso en todo el planeta, que los desconoce y los señala como criminales, al mismo tiempo que se suman a la exigencia de parar el genocidio en Gaza y de la libertad para Palestina.
En cuanto a la carrera armamentista y el peligro de que se usen bombas nucleares tampoco nos engañemos: no existe ningún peligro de que Rusia o China o sus aliados usen esos malditos artilugios; los han creado y modernizado para disuadir al Imperio Yanqui. Este sí, ya los ha usado contra gente inocente, los puede y quiere volver a usar.
Al Imperio Yanqui lo ha detenido la fuerza de las naciones que no se le han sometido, y, téngalo muy claro y seguro, lo hará en cuanto estas naciones independientes, que en este conflicto representan a la humanidad, se vieran debilitadas.
Es, pues, el capitalismo, personificado en El Imperio Yanqui, contra la humanidad entera a la que quiere someter y explotar, si esta se deja, si deja de luchar, representada por las naciones independientes; la Federación Rusa y China a la cabeza, las naciones aliadas, y el pueblo trabajador de todo el planeta, incluido México.
Sí, amigo lector, usted y yo, somos parte de esta lucha y estamos del lado de la humanidad, por lo que ya sabemos a quiénes debemos apoyar… ¿o se va a poner usted del lado del Imperio Yanqui?
Los mexicanos y todos los pueblos podemos y debemos hacer algo: en nuestras propias naciones, organizarnos para entender y difundir la verdad; para exigir a nuestros Gobiernos locales que se pronuncien y tomen medidas concretas en el concierto de naciones para contener a los buitres del Imperio Yanqui.
Debemos exigir a los pueblos de esas naciones de “occidente”, de Estados Unidos y de Europa, que también luchen y contengan o destronen a sus burguesías, no para bien solamente de ellos mismos, sino para salvar a la humanidad.
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