MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

¡Por esos muertos, nuestros muertos, pido castigo!

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Ante la afirmaciòn de que  a nuestros compañeros los mataron por antorchistas, no agrego nada y creo férreamente de que lo sucedido con nuestros hermanos de lucha sí se trató de un crimen bestial que no puede causar más que rabia, coraje impotencia.

Al compañero Conrado N., miembro del Comité Estatal del Movimiento Antorchista en el estado de Guerrero, lo mataron con golpes en la cabeza, y a Mercedes N., su esposa y también miembro de ese Comité Estatal, la mataron a golpes en el cráneo y, a su pequeño hijo, de apenas seis años, lo estrangularon.

Todavía al escribir estas líneas me parece un horror pensar cómo hay mentes tan retorcidas, con un alma tan podrida que se atrevieran a hacer semejante cosa.

Los periodistas que encontraron a nuestros compañeros, tomaron fotografías y revelaron que no había sido un accidente automovilístico como se quería hacer creer, sino que fue un asesinato vil y despiadado al que las autoridades, al momento de este escrito, no han esclarecido quién o quiénes y con qué fin lo hicieron.

Por lo que se encontró, todo indica que el auto avanzó cuesta abajo por un despeñadero sobre la carretera México-Acapulco y cayó por la pendiente hasta que se detuvo. Para fortuna nuestra, las pruebas incriminatorias no se destruyeron, y sobre éstas y no otras debe salir la verdad.

Es del dominio público que nuestra organización, el Movimiento Antorchista Nacional ha sufrido en los años que lleva de existencia, agresiones armadas en las que muchos militantes pacíficos han sido asesinados impunemente, ha sido víctima de golpes arteros arrojados constantemente desde poderosos medios de comunicación y  además, ha sido atacado de calumnias que carecen de sustento por parte de políticos demagogos, ataques que actualmente se cimbran desde la figura más importante de este país, del presidente Andrés Manuel López Obrador el cual, haciendo uso de su poder, ha lanzado ya más de 200 insultos y calumnias  en contra de Antorcha y, nunca, jamás, ha demostrado ni una sola de ellas.

Podemos concluir, entonces, que si desde la cabeza de esta nación, nuestra organización es violentada, discriminada y oprimida, ¿qué podemos esperar de cualquier ciudadano prejuiciado? ¿Respeto a Antorcha por tratarse de líderes sociales? No lo creo.

Sin embargo, al correr los días desde el asesinato de nuestros compañeros, los antorchistas de todo México, ya estamos enterados de este lamentable hecho y no pararemos hasta que se haga justicia.

Solicitamos al gobierno que encabeza Evelyn Salgado Pineda que aclare este hecho y que le haga pagar con todo el peso de la ley al asesino o a los asesinos, si se tratara de varios, que mancharon sus manos con la sangre de nuestros compañeros y huyeron como ratas.

Por otro lado, tenemos claro que en México hay un alto índice de violencia, hay hambre y mucha miseria. No hay ningún sector de la sociedad que no se encuentre en crisis, sin educación, salud, buenos salarios, y todo esto ocurre bajo el régimen de la llamada Cuarta Transformación.

Sabemos también que no somos los únicos a los que la descomposición de esta sociedad ha golpeado, quiero decir que no somos los únicos a los que de la noche a la mañana se le ha arrebatado a un ser querido, cuyo dolor no sea digno de clamar justicia.

Precisamente por ello, mediante este sencillo escrito, quisiera convocar a todos y cada uno de los compatriotas que hoy se encuentran en nuestra situación a que no se callen, que levanten la voz y denuncien la pésima política del gobierno federal. Que la respuesta ante lo acontecido, sea como en la poesía de Neruda:

 

… No quiero que me den la mano

empapada con nuestra sangre. Pido castigo.

No los quiero de embajadores,

tampoco en su casa tranquilos,

los quiero ver aquí juzgados

en esta plaza, en este sitio. ¡Quiero castigo!

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