Para mantener a una población sometida, no solamente se requiere la fuerza de las armas y de todos los poderes del Estado, como ministerios públicos, jueces y la misma burocracia; también se necesita, y son fundamentales, dos circunstancias que van unidas en el mismo derrotero.
Una de ellas: el sometimiento ideológico, es decir, la enajenación de la población; se requiere que la gente piense que todos sus males no se deben al sistema capitalista, al neoliberalismo y a sus respectivos gobiernos, guardianes de sus intereses; que la causa no está en la explotación del trabajo del hombre, que aunque trabaje todo el día y los siete días de la semana no le alcanza para sostener a la familia; ni en la mala distribución de esa riqueza que todos los trabajadores generan.
Es imperativo que el ciudadano mexicano promedio deje de engañarse a sí mismo sobre su nivel de vida. Muchos creen ser clase media, pero sólo el 12 % lo es realmente.
El neoliberalismo, para justificar y someter, arguye mil razones: desde culpar al propio trabajador, a “la posición de los astros”, a la suerte; echa mano de todos los mecanismos para meterle en la cabeza todo tipo de bazofia, pero, además, esa basura debe comprarla y así, el mismo capital gana por partida doble; se enajena con la música basura, con la televisión, las redes sociales, con las drogas, el alcohol, la prostitución, la violencia en el cine e incluso en las caricaturas para niños, etcétera.
Además, le insuflan mil ilusiones para lograr una población anestesiada, incapaz de reaccionar y asumir una posición política afín a su clase. De acuerdo con un análisis de México Pragmático (mexicopragmatico.com): “Muchos mexicanos creen ser clase media[…] El 61 % de la población se identifica como ‘clasemediero’ pero sólo el 12 % lo es realmente”.
Agrega una conclusión que es sumamente importante valorarla en todo lo que dice y sacar las conclusiones correctas:
“Es imperativo que el ciudadano mexicano promedio deje de engañarse a sí mismo sobre su nivel de vida. La realidad es que el 84 % de la población no tiene seguridad laboral o un sueldo que les permita satisfacer las necesidades de su familia, pero lo niega. Negar la realidad impide tener demandas políticas concretas y claras”.
Es decir, si el 84 % de los mexicanos no tienen certeza laboral, estamos hablando de 109 millones de mexicanos que no tienen satisfechas sus necesidades y por tanto, desgraciadamente, están en las filas de la pobreza en diferente grado, o en el umbral.
La misma publicación añade, acertadamente, que:
“No basta dejar de ser pobre para ser clasemediero. De hecho, hay casi 37 millones de personas que técnicamente no son pobres, pero tienen carencias básicas como acceso a la salud, seguridad social o educación. Esto se debe a que la línea de pobreza del gobierno mexicano es demasiado baja. El Coneval calcula que con 3 mil 200 pesos mensuales una persona puede satisfacer todas sus necesidades, algo lejano de la realidad en muchas zonas del país”.
No solamente lejano de la realidad; es simplemente imposible, si consideramos solamente el costo de la canasta básica; del resto de las necesidades a sufragar, ya ni hablamos.
De acuerdo con el Índice de Desarrollo Social de Evalúa de Ciudad de México, para ser clase media, se necesita tener ingresos suficientes para satisfacer, además de la alimentación de la familia, “las necesidades de educación, salud, servicios sanitarios, drenaje, teléfono, seguridad social, electricidad, combustible, bienes durables básicos y no trabajar más de 48 horas a la semana. En promedio, la clase media en México logra esto ganando en promedio 16 mil pesos por persona”.
El mismo estudio nos dice que existen 15 millones de mexicanos que sí son clase media y que la responsabilidad de este estrato social estriba en “…entender que están en peligro de extinción y que seguirán así mientras continúen pensando que deben compartir su agenda política con los más ricos. Los ricos no representan a la clase media[…] En este momento, los integrantes de la clase media tienen mayor probabilidad de volverse pobres que de ser ricos”.
Debemos preguntarnos, ¿por qué tantos mexicanos se consideran clase media siendo pobres? Además, ¿por qué muchos se ofenden cuando se les llama pobres? Es, desde mi punto de vista, resultado de la manipulación que vive permanentemente todo ciudadano y que al no tener defensas intelectuales se vuelve víctima de ella a grado tal de renegar de su clase y, por lo tanto, volviéndose en muchas ocasiones enemigo de su propio pueblo, quedando así impedido para unirse con los de su clase y luchar por una sociedad libre del hambre y de ignorancia, por una sociedad realmente “clasemediera”.
Asimismo, para el sometimiento de las mayorías también se requiere de un pueblo poco informado y pobre, necesitado de una ayuda o limosna social: que la mayor parte de la población esté siempre en la búsqueda de cómo sobrevivir, con pocas opciones de empleo y de un empleo bien remunerado; así estará siempre sometido por la necesidad de trabajo, pues no lo encuentra fácilmente y cuando lo tiene ha de “cuidarlo”, pues hay miles afuera en espera de que se presente o se desocupe una plaza o una fuente de empleo, las cifras nos dicen que el desempleo aumenta en el capitalismo día a día, por ejemplo, “México hila en junio dos meses con pérdidas de empleo formal.
Fueron eliminados 29 mil 555 puestos, la cifra más alta para un junio desde 2020, primer año del covid-19 en el país, de acuerdo con datos del IMSS. En mayo se destruyeron 25 mil 203 empleos formales, de acuerdo con datos del propio instituto (Forbes).
De acuerdo con información oficial, “en todo el país aumentó la cantidad de personas desempleadas durante septiembre de este 2024. Hubo un millón 788 mil 964 personas sin trabajo, cuando tenían las capacidades para emplearse”. Y, todos estos desempleados, ¿cómo resuelven sus necesidades y las de sus familias?
Todos los mexicanos debemos aprender a leer bien nuestra realidad y convencernos de que se requiere de la unidad de ese 84 % que no tiene garantizada la vida y que entendamos que este sistema social llamado capitalismo neoliberal no tiene opciones para las mayorías; está formulado para que todos trabajen en beneficio de una ínfima minoría; se requiere una justa distribución de la riqueza producida.
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