El 12 de abril de 2023, fueron asesinados Conrado, Mercedes y su hijo que apenas contaba cinco años de vida. Los adultos eran militantes del Movimiento Antorchista Nacional al momento de su muerte.
A pesar de que todos sus compañeros, cientos de miles en todo México, estamos exigiendo desde hace más de un mes a la Fiscalía del Estado de Guerrero que se haga justicia, es momento en el que no se tienen resultados de parte de las autoridades. La gobernadora del estado, Evelyn Salgado Pineda, se ha negado en redondo a pronunciarse sobre el caso, a pesar de su gravedad, así como a respaldar de manera abierta la investigación.
Mercedes y Conrado se dedicaron, desde muy jóvenes, a la lucha estudiantil y social; nunca se dedicaron a hacer el mal, no tenían enemigos personales, por lo que si lo único a lo que se dedicaban ellos era a la actividad de organización del pueblo para mejorar su entorno, creemos que estamos ante un crimen político cometido por quienes no les conviene que se organice la gente y que se le hable de luchar por un mejor futuro; a eso se debió su asesinato; a quienes no les gusta que el pueblo tome fuerza mediante su unidad y acción conjunta les pareció bien cegar tres jóvenes vidas para escarmiento de quienes se dedican a lo mismo.
Pero resulta que no han logrado su cometido de amedrentar a quienes no están conformes con el estado de cosas actual. Y esto es claramente imposible, pues las raíces de los males son tan hondas y han esparcido sus frutos podridos tan extensamente que al momento de acallar una voz ya se han elevado mil voces más clamando justicia. Hoy, la inseguridad no deja andar tranquilo a nadie en el país; todos los días en todos lados se ve gente con miedo, mucha gente temerosa, que se encierra voluntariamente para no ser lastimada en su vida o en sus bienes; pero por más medidas que se tomen en lo individual siempre terminan ocurriendo crímenes que lastiman a las familias, que van destruyendo cada vez más.
Muchas veces, por temor o porque saben que es pérdida de tiempo, las víctimas no denuncian, no exigen castigo para los criminales; los que se atreven a denunciar terminan atrapados en una telaraña burocrática que ya no los deja avanzar, que da nulos resultados: según el centro de análisis México Evalúa, 95 por ciento de los casos denunciados en México quedan impunes. El sistema de impartición de justicia mexicano no funciona desde hace tiempo.
Y dada esta situación, de falta de esclarecimiento de hechos y ya ni hablar de castigo de criminales, la desesperación y zozobra de ciertos sectores sociales los hace buscar métodos alternativos de investigación que no dependan de los gubernamentales. Aquí se enmarca el caso de las madres buscadoras; grupos de estas se han fundado en Sinaloa, Sonora, Guanajuato, entre otros. Los resultados muchas veces son contraproducentes, pues a las mismas madres, como a la valiente Teresa Magueyal de San Miguel Octopan, los criminales que no quieren salir de la impunidad las persiguen y con una sevicia de hienas las asesinan, al sentirse perseguidos por sus indagatorias. Esto demuestra, de paso, que, a la decisión y arrojo, como la que muestran estas decididas señoras, que las acerca a la pista de los asesinos, solo les falta la fuerza del estado para dar resultados; pero sin esta, se meten a un laberinto sin salida.
Como demuestra el caso de las valerosas madres, dignas del respeto y solidaridad de todos, la solución a los problemas del sistema de justicia no está en la acción individual de los agraviados. Al sistema de impartición de justicia se le debe echar a andar, con todo y que se opongan muchos intereses, por parte de todos los afectados por su falta de acción, organizados, unidos, clamando por justicia al unísono, no una vez, sino permanentemente. A unirse todas las víctimas y a exigir castigo a los asesinos, pero todos juntos. Si esto lo hacemos en un primer nivel, más rápido nos daremos cuenta de que lo que hay que cambiar no es solo el aparato de marras, sino toda la podredumbre que le niega una vida tranquila y mejor en todos los aspectos a los mexicanos.
Ahora por Meche, Conra, su hijo, y por todos los asesinados, saldremos a las calles el próximo jueves, para decirle a México que se ponga de pie y empiece a exigir un cambio de rumbo a quienes llevan tan mal las riendas del país. Un grupo importante de sinaloenses sabe que la situación no está nada bien y que es momento de actuar. Desde aquí pediremos al presidente de la república y a la gobernadora de Guerrero que dejen de ignorar el asesinato político de nuestros compañeros; cientos de antorchistas saldremos a las calles a exigir cárcel para sus autores materiales e intelectuales. Si no hay resultados, no nos callarán.
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