Desde el inicio mismo del gobierno lopezobradorista, varios lideres de opinión han venido puntualizando los enormes costos materiales para México, la actitud permanente del presidente de la república Andrés Manuel López Obrador por despreciar el conocimiento y la información. No debemos perder de vista que la mayoría de los mexicanos se ven obligados a trabajar todos los días para poder sobrevivir los que, por ende, no tienen la posibilidad de cultivar su mente y por ello resultan vulnerables a las afirmaciones presidenciales.
Los que tenemos claro que el motor de los grandes cambios sociales es el pueblo trabajador, debemos aportar nuestro granito de arena para educar a esta fuerza social, explicándole pacientemente la terrible realidad en que vive y se disponga a cambiarla por un futuro mejor en beneficio de todos.
En este contexto resulta interesante el artículo de Carlos M. Urzúa publicado en el Universal bajo el título “Ignorancia presidencial”. Como es del conocimiento de la opinión pública, este columnista fue colaborador del gobierno de la 4T y conoce bien lo que ocurre al interior de la administración federal, por lo que su opinión no tiene pierde. La colaboración dice: Al presidente Andrés Manuel López Obrador siempre le ha dado por descalificar las cifras económicas que no son de su agrado, además de elucubrar acerca de bonanzas económicas y el final de la corrupción. Ojalá todo fuera como en la mañanera.
El pronóstico del presidente más aventurado en los pasados días fue que la economía mexicana tendrá un crecimiento de 5% este año, un porcentaje que es más del doble del esperado. No solamente esa cifra carece de sustento alguno, sino que se aleja de todos los pronósticos hechos no solo por el sector privado y los organismos internacionales, sino hasta por la propia Secretaría de Hacienda.
Vaya lío en el que metió a los funcionarios de esa dependencia. De dientes para afuera tendrán que avalar los dichos de López Obrador, pero en corto tendrán que ajustar sus previsiones a la mitad de esa cifra y reacomodar el gasto de manera acorde.
En efecto, para empezar, la Secretaria de Economía del Gobierno Federal, Tatiana Cloutier reconoció, que el Producto Interno Bruto (PIB) de México crecería hasta un 2.6% este año, afectado por el impacto de Ómicron, lo que representa un estimado en línea con las proyecciones de analistas pero muy abajo de un reciente cálculo del presidente Andrés Manuel López Obrador.
No podemos dejarnos engañar, las proyecciones económicas de un país no son a capricho. Tienen razón los que señalan que es una fantasía que nuestra economía puede crecer al 5% este año. A nivel mundial, el PIB lo calculan organismos especializados, apartidistas. El dato que presentan es normalmente trimestral o anual, y se suele calcular en dólares actuales o de un año específico, pero también en moneda local. Eso permite comparar valores en el tiempo o entre países, y de ahí su utilidad y su uso extendido en gobiernos, organismos internacionales y medios de comunicación.
Según algunas fuentes, el PIB es un indicador económico básico: sirve para conocer cuánta riqueza genera un país y la dimensión y composición de su economía. El PIB agrega toda la producción generada en un país o, más concretamente, mide el valor monetario de todos los bienes y servicios finales producidos dentro de un país, por nacionales y extranjeros.
México acumula una serie de malos datos económicos. Frente a los malos datos, de nada sirven los mensajes tranquilizadores del presidente Andrés Manuel López Obrador. Economistas afirman, para llegar al crecimiento planteado por AMLO la inversión tendría que aumentar mucho y rápidamente, un escenario que ven poco probable a corto plazo. La inversión total, pública y privada tendría que pasar del 17% del PIB al 27%. El Gobierno no puede gastar tan rápido sin un proyecto que pase por el Congreso. Es la inversión privada la que debería llevar el peso. También depende de un sector exportador y este año se piensa que EE. UU. puede crecer menos.
El debacle económico de nuestro país, es el resultado de las malas políticas de este gobierno morenista, pues, aunque la pandemia golpeó a la economía nacional, la inacción de este gobierno y la concentración de los recursos económicos en las obras capricho de Palacio Nacional, hacen que la situación de los mexicanos sea mala, pero también debe ser una razón para darnos cuenta que el problema de este país es el modelo económico y el gobierno morenista, luego entonces , se requiere de una fuerza social poderosa capaz de cambiarlos.
El instrumento social para tal fin es el pueblo educado y organizado que nació hace más de cuatro décadas: el Movimiento Antorchista Nacional. Los mexicanos, tenemos la tarea ineludible de unir fuerzas y luchar por un modelo económico que procure empleos, salarios bien remunerados, una política fiscal que garantice que los que tienen más paguen más impuestos y que el gasto social se redistribuya de tal manera que se hagan las obras de agua, drenaje, pavimento, luz eléctrica, escuelas, hospitales, entre otros que haga la vida de los mexicanos más sana y digna.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario