MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

¿Qué clase de gobernante tenemos?

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El pasado seis de diciembre se llevó a cabo el primer informe de gobierno de Rausel Cervantes Huertas, presidente municipal de Joquicingo. Sobra decir que por mandato de ley todos los funcionarios que están al frente de una administración, llámese presidente o gobernador, están obligados por ley a rendir cuentas de sus acciones de gobierno; es decir, son obligados a dar un informe ante las autoridades competentes y sobre todo ante la ciudadanía. 

Desgraciadamente, para algunos tiranuelos el obligarlos a dar informe de lo que hicieron y ver su cochinero es un insulto que no se puede tolerar. No entienden que dentro del juego democrático, por lo menos en su parte teórica, es una demostración de que el pueblo es el que manda y al pueblo hay que rendirle cuentas.  Es pues un acto público de toda democracia dar un pormenor de cómo se están gastando los dineros del pueblo.

Sí el trabajo es bueno será ovacionado, ¡honor a quien honor merece!, pero también cabe la posibilidad de que si su trabajo es mediocre, falso o autoritario, el pueblo como encarnación de la democracia, sancionará y repudiará al gobernante por su ineptitud, será reprobado y expuesto a la vergüenza social. 

Para algunas culturas, la vergüenza publica es tan dolorosa que el funcionario se autoimpone el destierro. Para otros funcionarios, que son unos verdaderos sinvergüenzas y déspotas, les vale un reverendo comino lo que el pueblo diga o piense. Ellos son la ley y nadie vale más que ellos.

Ahora bien, con el primer informe de gobierno ya tenemos material suficiente para saber que clase de presidente tenemos en Joquicingo. Si es un hombre honorable o si es un pícaro sinvergüenza. Repito vamos a analizar los hechos, con la ventaja de que nuestro municipio es muy pequeño y que nuestra gente está muy despierta. 

Lo primero que llama la atención es que el informe se hizo a puerta cerrada, fue un acto privado para gente VIP, gente muy importante, donde solo entraron los que presentaron invitación exclusiva. Ni siquiera a la regidora Melisa le dieron invitación para su familia, mucho menos al regidor Faustino, y menos al regidor Lucas Castañeda del Guarda.

Fue un acto a modo, pesado, incomodo, clandestino, como una reunión de Alibabá, aquel fantástico personaje de los cuentos de las Mil y una noches.  ¿A que le tuvo miedo Rausell? ¿Por qué dio su informe a escondidas? ¿Qué le ha quedado a deber a la ciudadanía que se muestra tan miedoso? Sí, miedo al reclamo social, eso fue lo que recorrió la mente de todos los asistentes. Por lo demás el evento fue deslucido y mal organizado.

¿Qué dijo en el informe? Nada sustancial, nada: como Poncio Pilatos se lavó las manos, le echó la culpa a las administraciones pasadas; chilló porque dijo que le dejaron mucha deuda, etc. Como la Bartola que apenas le alcanza para pagar el teléfono y la luz… y de lo que sobra toma de ahí para sus gastos, ¡y vaya que el señor sí toma para sus gastos! 

Los asistentes al informe de Rausell fueron unas 100 personas que trabajan como asalariados de presidencia y que ni siquiera llenaron las sillas; dijo que se están haciendo muchas obras, pavimentación de calles, dos por El Llanito, callejón Zamacona, y otras tantas en San Pedro Techuchulco ¡y que muchísimas más vienen en proceso! 

Anunció triunfante que se adquirieron dos patrullas compradas con los recursos  del Fortamun y que componer las unidades viejas sale muy caro; que solo funciona un carro de basura y que, la joya de la corona, fue la rehabilitación del sistema municipal DIF, (loseta, pisos, jardineras y fachada) -nunca dijo que los recursos para realizar eso fue gestión lograda de administraciones pasadas.

Como su mayor logró señaló la remodelación de aulas, pero todo mundo sabe que, tras 40 años de construidas, solo les dio una manita de gato o, para que no se enoje el arquitecto de Obras, les dio una garrita de león. Y párenle de contar, fue todo: ¡más de 260 millones de pesos que recibe Joquicingo como recursos de participación y solo eso alcanzo a justificar el alcalde!. Las patrullas están fuera de este recurso y llega vía apoyo especial, del Fortamun, precisamente. 

¿Qué clase de presidente tenemos en Joquicingo?, me preguntó desconcertada doña Vicenta, quien caminaba por enfrente de la iglesia y detrás de ella venia el policía que le dijo que sin invitación no podía entrar; no solo le negaron el acceso a la gente, sino que la siguieron para ver con quiénes se íba a reunír. ¿Por qué tanto cuidado? ¿Por qué tanta grima contra los campesinos del señor Rausell? Se equivoca, no debe cuidarse de los campesinos, sino de la verdad. 

Una verdad que todos en el municipio conocemos y que él taimadamente la quiere ocultar. Díganme ustedes si no es verdad que el municipio vive la ola de violencia más grande de toda su historia, equiparable tal vez a los tiempos de la revolución. 

Hay zozobra entre la ciudadanía, nuestras calles son escenario de balaceras constantes, las balas atraviesan paredes y ventanas, personas inocentes han sido heridas de gravedad al interior de sus propias casas. La seguridad publica no esta capacitada para frenar la creciente inseguridad. 

Los pueblos están abandonados, no se toma en cuenta la voz de los delegados, en el Guarda no hay obra a pesar de que tres regidores están en la administración; además, está latente que suceda otro accidente fatal como el de los peregrinos que venían de Michoacán pues prometió el arco para desviar el tráfico pesado, ya se le fue un año y no se le ven ganas de solucionar. Si pasa otro accidente, solo él será el culpable.

Hay muchos problemas en el municipio y el presidente no hace nada para solucionarlos: nuestras iglesias siguen sin recursos para su remodelación, ya son más de tres años que la iglesia del Calvario vive el sueño de los justos y el presidente no hace nada para apurar su remodelación; las sociedades de padres de familia de las escuelas no son atendidas, el presidente no atende a la ciudadanía; no hay apoyo a la educación, los maestros tampoco son escuchados, solo les dan manejo a las necesidades de las escuelas;  no hay apoyo a la niñez; la drogadicción de los jóvenes ha crecido exponencialmente y este gobierno los tiene olvidados sin saber que la cultura y el deporte pueden ser armas poderosas para salvar a los jóvenes de los vicios y las drogas; la pobreza hace estragos entre las familias campesinas por el elevado costo de los fertilizantes y en presidencia se les negó el apoyo a los pobres del campo.

Los descuidos administrativos por omisión, por ignorancia o concientes, son castigados con la cárcel; los gobernantes tienen que entender que la ley ha cambiado y que si no gobierna para el bien del pueblo y si no solventa debidamente cada acción de gobierno, el OXFEM le levantara tantas observaciones como de soberbio se quiera pasar. 

En Joquicingo no tenemos un buen gobernante. Por eso, invito a toda la ciudadanía para formar un frente común en el que trabajemos todas las organizaciones, partidos, autoridades comunales, delegados, mayordomías y a la sociedad en general que vigile lo que hacen los que están en la administración pública, para que no se convierta en el gobierno de un solo hombre y que se tome en cuenta la opinión del pueblo. Pero, sobre todo necesitamos ese frente común para que trabaje por los que menos tienen. Solo así lograremos que nuestro Joquicingo crezca y se desarrolle.

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