Cada vez se confirma aún más que el gobernador de Puebla, el morenista Luis Miguel Barbosa Huerta, habla y opina solo porque su fisonomía se lo permite; cada vez son más descabelladas sus declaraciones y más frecuentes sus ‘encontronazos’ con distintos actores de la vida pública poblana. El más reciente fue el reclamo al sector empresarial por no apoyarlo ¡con metralletas!
?Así como lo lee. En su conferencia de prensa de hace unos días, con la típica desfachatez que caracteriza al gobernador, reprochó a los empresarios que le exigiesen seguridad en el estado. ¡Grave ofensa esta! ¡Cómo se atreven a pedirle un ambiente de seguridad en Puebla!
?El morenista, entonces, colérico por tan ‘injusta’ petición, reclamó a los empresarios su supuesta falta de apoyo, diciendo que “ojalá la iniciativa privada pusiera, aunque sea una ametralladora, o un chaleco, o unas esposas, ojalá, porque nunca han puesto nada y eso sí, exigen seguridad pública porque según esto pagan sus impuestos, nunca han puesto nada, pero lo vamos a hacer nosotros”. De ese tamaño las palabras del gobernador.
?De poco le han servido a Miguel Barbosa los años que lleva viviendo del erario como servidor público, pues aún no entiende cuál es el deber del Estado y pretende que sus funciones las cumplan otros. ¿Es acaso obligación de las empresas dotar de armamento a la fuerza pública? “Exigen seguridad pública porque según esto pagan sus impuestos”, dice el gobernador. ¿Y no esto es así? ¿Acaso no tienen derecho de reclamarlo, siendo que pagan impuestos, como cualquier otro ciudadano? ¿Pedir que se solucione uno de los más grandes flagelos que azotan a la sociedad poblana es incorrecto? Porque así lo ve el gobernador.
?“Garantizar la seguridad de la población no es uno de los servicios del Estado, es su razón de ser. Si no hay seguridad, no hay Estado. Su jefatura resulta simbólica”, dijo el poeta e intelectual Gabriel Zaid en su artículo “La seguridad y el Estado” publicado por Reforma en noviembre de 2020. En ese mismo texto, asegura, citando a Max Weber, que “el Estado es la institución que logra imponer el monopolio de la violencia legítima en todo su territorio. No puede tolerar la intervención de potencias extranjeras ni el desacato interno. En la medida en que comparte el poder con la violencia ilegítima, es un Estado fallido”.
?Compartiendo estas afirmaciones, podríamos aseverar que el gobierno de Miguel Barbosa es meramente simbólico y completamente fallido. ¿Por qué? Porque se ha desatendido absolutamente de la seguridad, por más que se presuma experto en el tema. Se ufana de que en su gobierno los delincuentes no tienen cabida pero las calles están repletos de ellos y los ciudadanos de pie son los más afectados. Los poblanos no estamos seguros, eso es un hecho y, si en alguien cabe la duda, vamos a los datos.
?Mientras el gobernador del estado recrimina a la inversión privada por algo de lo que él mismo debería encargarse, la incidencia delictiva subió 18% en el 2021 en Puebla. Según datos de la propia Fiscalía General del Estado, de enero a diciembre de 2021 se levantaron 75 mil 141 carpetas de investigación por diferentes delitos en la entidad, cifra que supera a los registros de 2020, cuando se documentaron 63 mil 587 delitos. Por ejemplo, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en la entidad poblana ocurrieron 809 homicidios dolosos durante el 2021, lo que significa que diario hubo en promedio dos asesinatos.
Por si fuera poco, la entidad poblana cerró el año como la segunda con más reportes de robo a transporte de carga, solo por debajo del Estado de México. El delito de violación simple aumentó 32.4% en el estado de Puebla durante 2021, con 495 casos, frente a 324 que ocurrieron en 2020; mientras que el delito de trata de personas aumentó en 304 por ciento. El robo fue la incidencia más alta en Puebla durante los primeros 11 meses de 2021 con 25 mil 924 casos; los robos a casa habitación ascendieron a los 2 mil 254; se registraron además mil 606 casos de narcomenudeo.
Y, según Miguel Barbosa, la culpa no es suya. Hubo quien llamó a Barbosa, tras estas declaraciones, “soberbio, inepto, autoritario y abusivo gobernador”. Creo que se quedó corto. Barbosa se encuentra sumido en su orgullo y olvida que no gobierna para él, sino para millones de poblanos. Por eso, desdeña los verdaderos problemas del pueblo y se concentra en hacer crecer su vanidad derribando estatuas y destruyendo obras porque son morenovallistas, en lugar de aplicar todo ese recurso, tirado a la basura, a obras y servicios que verdaderamente necesita la ciudadanía y que ayudarían mucho más que un monumento nuevo. El gobernador debiera reconocer que la seguridad del estado es su responsabilidad; no solo los empresarios, sino los ciudadanos de pie, que viven en las colonias y municipios más marginados y que día con día sufren el azote de la delincuencia se lo exigimos.
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