La famosa Revocación de Mandato promovida hasta el cansancio por el promotor de la 4T emanado de los reductos del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, a ejecutarse el 10 de abril, lejos de ser una medida democrática, es absurda, costosa e inútil, un verdadero fraude gubernamental, porque se da en momentos en que nadie está pidiendo la renuncia del mandatario mexicano.
Además, se puede concebir como una acción electorera, donde el principal motivo es favorecer a las y los candidatos morenistas que estarán contendiendo en la elección que se avecina.
Es un ejercicio en el que se estarán invirtiendo alrededor de 4 mil millones de pesos y se da en momentos en que México se encuentra al borde del colapso económico, con mayor pobreza y miseria extrema, con el abandono de diversos sectores como el campesino, mientras se arrebatan recursos a estados y municipios, a universidades y se condena a los mexicanos a subsistir con servicios médicos de cuarta, lo mismo que inmersos en una educación desastrosa, falta de empleos, inseguridad creciente, entre otros aspectos que se han dejado de atender por parte del actual gobierno federal.
De acuerdo a expertos en materia constitucional, la revocación de mandato de nada sirve en este momento a la democracia en el país, ya que lo único que ocasionará son gastos onerosos y acrecentar la egolatría del presidente, sin que ello represente un verdadero cambio o transformación en el ámbito político de la Nación.
Vale la pena revisar que esa acción populista alentada por López Obrador no proviene de alguna demanda ejercida por partidos de la oposición, mucho menos por la sociedad civil, sino del mismo grupo que mantiene en sus manos el poder con fines únicos de propaganda política y legitimación.
Asimismo, se considera un espectáculo de culto a la personalidad, de propaganda morenista para seguir en campaña libre a pesar de que se incurra en delitos electorales al no respetarse la veda impuesta por el Instituto Nacional Electoral, echando mano de funcionarios de todos los niveles que pertenezcan a la “Cuarta Transformación”, repartiendo dádivas y demás a la población con la finalidad de que se hagan presentes en las casillas para acrecentar el ego presidencial.
Dicha revocación de mandato es un absurdo que no requieren los mexicanos que a tres años y meses de la administración federal, se han percatado de que todo se encuentra peor que antes de la llegada de los morenistas al poder, que se han dedicado a manipular conciencias mediante dádivas o migajas pensando que de esa forma el país avanzará a mejores niveles de bienestar, sin percatarse que es de esa forma como se coartan libertades de pensamiento y en lugar de compatriotas libres se fabrican esclavos.
El capricho de López Obrador le estaría costando a los mexicanos miles de millones de pesos tirados a la basura, recursos que servirían de mucho para la remodelación de centros educativos que se vieron saqueados y vandalizados durante la etapa crítica de la pandemia Covid-19, además se requieren para contar con hospitales adecuados donde no falten medicamentos ni equipo.
También servirían para aminorar la pobreza prevaleciente en México, esa que tan solo en tres años se ha incrementado y que sigue presente, bajo un gobierno de cuarta transformación que no ha logrado erradicar los grandes males que aquejan a la patria.
De entrada, es evidente que la figura de la revocación de mandato, se ha desvirtuado partiendo del principio elemental de que ha dejado de ser un instrumento ciudadano para cortar de tajo a un mal gobierno, al ser promovido y alentado como un instrumento del mismo gobierno, del partido en el poder para tratar de legitimarse.
La periodista Rosario Guerra, confirma lo anterior al precisar; “suena muy atractivo que el pueblo pueda quitar del cargo a un presidente que no cumple con sus funciones. Pero la revocación del mandato es una acción propagandística. Esta práctica Morena y AMLO la han promovido. Solo existe este mecanismo en Venezuela, en Bolivia y en Ecuador, en algunas provincias locales de otros países. Pero no es un mecanismo democrático. Así lo demuestra el que sean los militantes de Morena quienes se dedicaron a recabar firmas, muchas de ellas irregulares, casi un 25%. Pero lograron la meta y el INE no pudo certificar porque se negaron a que fuera por medios electrónicos dicha recopilación”.
De hecho, la revocación del mandato además de costosa, es inútil. Sea cual sea el sentido de su voto, lo más probable es que triunfe la permanencia. Es un ejercicio ególatra, para demostrar la fuerza de AMLO y la capacidad de movilización de Morena.
Dicen los senadores que López Obrador es la Santísima Trinidad, porque encarna a la patria, al pueblo y a la nación; sin embargo, es un mandatario que se preocupa más por hacer propaganda populista que por gobernar bien a los mexicanos.
Ay de aquel que piense diferente, que se atreva a cuestionar a López Obrador por su pésima administración, por condenar a sus compatriotas a vivir bajo el yugo del abandono porque todos aquellos que lo hagan, serán catalogados como traidores a la patria, donde solo falta que se ordene su fusilamiento.
Los hombres y mujeres de pensamiento libre que se han percatado de la “trampa” que representa dicho ejercicio están siendo enfrentados a sus mismos compatriotas por el gobierno de la 4T, sin ápice de remordimiento, catalogados como corruptos y apátridas, cuando es verdad que en este gobierno se ha mentido y engañado a la gente.
Por lo tanto, se puede advertir que esa revocación de mandato es un fraude, donde los mexicanos deben abstenerse de acudir sencillamente por tratarse de una medida electorera, mediante la cual López Obrador pretende legitimarse ante los ojos de sus compatriotas, aunque no halla gobernado ni gobierne bien y siga llevando al país al fango de la desesperanza.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario