La maniobra de Morena para realizar otra consulta, esta vez con el nombre de “revocación de mandato” y hacerla ley, señalada por el ahora presidente López Obrador desde su campaña y ahora impulsada por él mismo es, a simple vista un capricho que no cuenta con fundamentos legales dentro de la Constitución, pues solo se busca medir los niveles de aceptación del partido y su líder a dos años de las próximas elecciones y poder, así, cambiar su estrategia de compra de voluntades, su plan electoral. Además, se vuelve otra forma de despilfarrar dinero, que bien se podría utilizar en el combate al mortal coronavirus de covid-19 que nos acecha.
La Comisión Permanente del Congreso de la Unión desechó la propuesta de Morena para ampliar un periodo extraordinario donde se discutiera la “Ley Federal de Revocación de Mandato”. La oposición (PAN, PRI, PRD y MC) bloqueó como Morena lo ha hecho desechando discusiones más importantes (desabasto de medicamentos o el manejo de la pandemia) en sesiones del pleno de San Lázaro. Pero… los morenistas no se quedaron conformes, porque protestaron, pero las matemáticas les fallaron otra vez.
Sin embargo, no todo queda en una simple pelea entre partidos políticos. Morena busca con la revocación de mandato darle más poder a AMLO, porque como hemos visto, las descalificaciones, las culpas, los reclamos, etc., se gestan y se descubren todos los días, todo con tal de bloquear a los presidenciables que son rivales el uno para el otro. Se decía que la dictadura perfecta era el símbolo del PRI, pero ahora Morena quiere cambiar las leyes para instalar una monarquía absolutista, dueña de un solo hombre para que ponga y quite a sus anchas los puestos políticos que no quieren dejar los morenistas.
De haber una revocación del mandato, será necesario designar a un presidente interino, pero ¿quién puede ser?, porque para que tenga éxito, como mínimo debe votar el 40% del padrón electoral y la organización correría a cargo del INE, el organismo que AMLO ha descalificado y atacado con denuncias que ya ni se creen, lo que rotundamente dirá que no.
La revocación de mandato es continuar con el pasado en donde los gobiernos organizaban las elecciones y a sus ganadores como mejor les convenía; algo que ahora Morena no puede hacer tan sencillamente. Actualmente, en esta sociedad representaría un peligro después de observar los resultados que se tienen a casi 3 años de haber llegado como gobierno. La democracia lejos de servir a los mexicanos volvería a servir al poder con distinto color, porque dentro de él se mueven los mismos que han hundido al país, incluyendo al vividor de Palacio.
En lo económico, más de 400 millones costaría la consulta, lo doble que la que pedía juicio a los expresidentes. La pregunta es: ¿de dónde saldrá todo eso?, porque no hay duda que el país vive sus peores crisis desde hace décadas. No se ve por ningún lado ese crecimiento del 6% que López Obrador prometió en su campaña. Y justo eso es lo que busca: ser partícipes de esa maniobra es condenarse a vivir en una eterna campaña, sin gobernanza, sin resultados.
Así como la "empatía" de la gente hacía las decisiones de AMLO se vio reflejada en las consultas pasadas, en esta se busca preguntar a sus seguidores su continuación. Esta promesa de campaña es un mito que esconde las intenciones de la esencia de Morena: ser parte del sistema.
La polarización de los mexicanos es la consecuencia que generará si se aprobara la “ley”. El Presidente pone en riesgo la continuidad de la democracia y la oposición no debe verse sumisa.
De mientras, en redes sociales ya comienzan a circular filtraciones de que desde Palacio Nacional se está planeando la maniobra perfecta para que en la próxima cita que hizo el Presidente del Senado, Eduardo Ramírez, se obtenga la mayoría de votos necesarios para dar luz verde para abrir la caja de Pandora.
AMLO debe entender que su gobierno acabará, y esa tarea también es de los mexicanos en las elecciones del 2024. La alternancia de poderes debe seguir, pero con con mejores líderes. Por el momento, querido lector, es todo.
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