MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Salud en México, otro fracaso de la 4T

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Cuando se cancelan programas o fideicomisos, instituciones y demás que han sido de amplio beneficio para la población en general, con la finalidad de crear otros que lleven el sello del gobernante en turno, sin siquiera medir las consecuencias negativas que esa acción estará generando, se llega al fracaso, tal como le sucede al promotor de la llamada cuarta transformación y presidente de México Andrés Manuel López Obrador, generando el hundimiento de la salud en el país.

Para muestra de lo anterior basta señalar que a dos años de que el gobierno emanado del movimiento de Regeneración Nacional (Morena) cancelara el Seguro Popular para cambiarlo por el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), la salud para los mexicanos de ninguna forma ha mejorado sino al contrario, ha empeorado mientras el famosito Insabi se muestra ya como un paciente en terapia intensiva.

Tratando inútilmente de salvar esa situación, el gobierno federal le ha abierto la puerta a otra especie de estrategia, la del IMSS-Biernestar, que proviene del año 1979 en que se puso en práctica con funestos resultados, donde tampoco se garantizó la eficiencia de los servicios de salud en el país.

Porque baste revisar que el IMSS-Bienestar, con presencia en por lo menos 19 entidades de México, atraviesa por situaciones difíciles en su operación, dejando abandonados a miles y miles de enfermos, que carece de capacidad para absorber las consultas provenientes del Insabi, además de que no cuenta con equipamiento ni la infraestructura necesaria para atender a la gente.

Se puede desde ahora anunciar otro fracaso más de parte del gobierno emanado de Morena, donde piensan que pintando la fachada de las instituciones o de programas que ya se tenían funcionando correctamente, todo habrá de mejorar, cosa que no es del todo cierta si se recuerda que desde el año 2014 en IMSS-Bienestar no se ha incrementado el número de hospitales.

En resumen, la infraestructura y equipamiento del IMSS-Bienestar han ido a la baja, lo cual obligará al Gobierno a destinar más recursos para poner a punto a este sistema, llamado a asumir la administración de la atención en salud en México. 

El primer cambio se dio en 2019, cuando se modificó la legislación y procedimientos para la compra de medicamentos. Arguyendo corrupción, se eliminó el organismo del IMSS encargado de realizar la compra y sustituyó sus funciones la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, apoyada por un organismo de la ONU. Esta centralización federal estuvo acompañada de la separación del proceso de distribución debido al veto de las principales distribuidoras del país, pero sin tener un esquema de distribución alternativo eficiente. El hecho tuvo dos consecuencias importantes: 

Por un lado, la escasez generalizada de medicamentos. En 2021 más de 24 millones de recetas no fueron surtidas de manera efectiva, lo cual se manifestó con particular virulencia en los medicamentos para los pacientes con cáncer. Hay que aclarar que estos datos no toman en cuenta los datos del Insabi, pues este organismo no rinde cuentas sobre el número de recetas negadas.

Por el otro, el incremento en el gasto de bolsillo, que es el gasto directo de las familias para solventar requerimientos de la atención de la salud. De por sí este gasto ya era alto, pues en México es casi igual al gasto público (cerca del 3% del PIB), lo que significa que el Estado no provee de la atención y medicamentos que requiere su población, sino que se hace de manera privada por las familias.

De 2018 a 2020, el gasto de bolsillo promedio por persona incrementó 40% (debido sobre todo a la compra de medicamentos) y resulta más trágico en las personas más pobres de la Nación.

La intención de López Obrador de universalización del sistema de salud en México, se encuentra herida de muerte, los resultados han sido en verdad desastrosos, no se tiene la atención que requieren muchos pacientes enfermos de cáncer, diabetes y demás, no hay quimioterapias ni medicamentos, los centros hospitalarios carecen de equipo necesario y los que se tienen se encuentran inservibles.

Desde que se puso fin al Seguro Popular, millones de mexicanos fueron destinados a no recibir atención médica, con menor acceso efectivo a los servicios de salud, agudizándose el problema con mayor énfasis en las clases pobres o marginadas.

Ahora se aplica la sustitución del Insabi por el IMSS- BIENESTAR, después de que la 4t se percató de que no funcionó como se deseaba y se le relega al papel de abastecedor de equipo médico. 

El IMSS-Bienestar únicamente atenderá enfermedades de primer y segundo nivel para los beneficiarios que no cuenten con seguridad social, pero no aquellas enfermedades de tercer nivel, precisamente las más costosas e imposibles de costear sin la seguridad social. Y no se dice nada al respecto.

Frente a esa situación es evidente que el gran responsable de que los mexicanos en una gran mayoría corran el riesgo de perder la vida al no recibir atención médica es el gobierno llamado de la cuarta transformación, que ha jugado con la vida misma de la gente, al no medir las consecuencias negativas de sus actos, de sus sobrados caprichos donde parece ser que no se persigue el bien común, sino la omnipotencia del presidente que sigue creyendo que todo lo que hace está bien hecho.

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