Mientras que el pensamiento y la solidaridad del pueblo de México están con las víctimas de la terrible tragedia ocurrida en la Línea 12 del metro de la CDMX, desgracia que a todas luces se pudo haber evitado, el mandatario federal desde Palacio Nacional, además de arremeter ferozmente contra el INE durante casi todas sus conferencias mañaneras, ataca a los medios de comunicación nacionales e internacionales que han estado informando del lamentable hecho, acusándolos de amarillistas y de estar al servicio de los conservadores.
Así como en otras desgracias anteriores, el pueblo mexicano demuestra que tiene mucho más sensibilidad, seriedad y responsabilidad que las autoridades, en este caso los de la Cuarta Transformación. La prensa dio cuenta que desde que a las 22:23 horas, cuando los dos vagones se clavaron como una flecha en el concreto, los vecinos de Tláhuac se echaron a la calle. Unos utilizaban sus vehículos para trasladar heridos, otros llevaban agua y otros gritaban a los escombros “que resistieran tantito”.
Contrario a las dramáticas imágenes de vagones colapsados y del dolor de la gente que perdió a sus seres queridos; los mexicanos fuimos testigos de que varias horas después, el presidente Andrés Manuel López Obrador, acompañado del canciller Marcelo Ebrard y la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, se refirió muy poco al tema durante la mañanera. Tras mandar un abrazo a las víctimas y criticar a la prensa, dio un rosario de excusas lleno de desgastadas frases como: “habrá transparencia”, “se llegará al fondo”, “no habrá impunidad”. Fue evidente que en esa mañanera las autoridades no se inmutaron por la tragedia, pese que a esa hora, las siete de la mañana, las avenidas eran un hervidero de ambulancias, bomberos, policías y madres intentando saber si su hijo era uno de los que estaban bajo los hierros.
En México se ha visto que los desastres tienen la capacidad de exhibir las virtudes del pueblo y retratar a los políticos. El accidente en la Línea 12 del metro, que ha dejado 25 fallecidos y más de 70 heridos hasta el momento, nos debe servir de lección a los mexicanos para prevenir, hasta donde las circunstancias lo permitan futuras tragedias. En este contexto es aplaudible la actitud que asumió el pueblo de Jalisco luego de la tragedia en la CDMX, ya que a través de redes sociales hicieron un llamado al gobierno de Jalisco para que, a la brevedad se realicen revisiones en la Línea 3 y así evitar una tragedia similar.
Por lo pronto, las autoridades jaliscienses aseguran que se reforzará la supervisión de la Línea 3, se fortalecerán las tareas de mantenimiento de todas las líneas y se intensificará el programa de capacitación para respuesta rápida a emergencias. A través de un comunicado, funcionarios estatales señalaron que se reforzarán todas las medidas de revisión, mantenimiento y control, en las líneas 1, 2 y 3 del Metro de la ciudad de Guadalajara.
Con lo anterior queda claro que hoy más que nunca es necesario que el pueblo mexicano ponga en juego la seriedad y la responsabilidad que lo caracteriza para afrontar las adversidades. No debemos olvidar que nuestro país está inmerso en una terrible crisis sanitaria por la pandemia del Coronavirus que ha costado, según cifras extraoficiales, más de 600 mil muertes y millones de contagiados, sin embargo en medio de este desolador panorama el gobierno federal se ha propuesto implementar el regreso a clases.
Pero al igual que en otros temas, el gobierno lopezobradorista en su intención de reabrir los centros educativos, se ve que no le preocupa la debida protección de los estudiantes, es un hecho que falta una vacuna específica para niños y jóvenes de cualquier edad, y que la población adulta no tiene un nivel de inmunización suficiente para garantizar la ausencia total de riesgo para los alumnos. Además, de acuerdo con expertos el deterioro físico de las escuelas mexicanas es enorme y la falta de servicios sanitarios también. De tal manera, que no se requiere un sesudo estudio para verlo, como lo evidencian los maestros de la Sección 22 de la CNTE de Oaxaca. No hay dinero para cubrebocas ni gel antibacterial, menos para pruebas periódicas, seguimiento de contactos del infectado y filtración del aire. Tampoco hay un plan para un regreso ordenado y seguro a clases, como reconoce el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Algo peor todavía: la titular de la Secretaría de Educación Pública, Delfina Gómez Álvarez declaró: “En principio se puede trabajar en las acciones de los Comités Participativos de Salud para identificar las necesidades y prioridades de las instituciones educativas, así como de la infraestructura de las escuelas, principalmente con los servicios de agua potable y sanitarios”. Conste, apenas van a identificar los problemas, ¿para cuándo podemos esperar la solución?
Sin duda, no hay condiciones para regresar a las aulas, pese a la vacunación de los maestros y los padres de familia saben esto, pues toman en cuenta que muchos menores tendrán que moverse en transporte urbano con el peligro de contagio o de propagación de la enfermedad, es una situación muy grave porque sería un contagio tremendo. También hay más seriedad y responsabilidad en los niños y jóvenes, de acuerdo con testimonios dados a conocer por los medios de comunicación, ellos están frustrados porque no hay vacuna segura para ellos ni en México y nadie les dice cuándo llegarán.
Más valiosa y responsable es la conducta de los estudiantes organizados en la FNERRR, que con música y bailes de nuestro folclore, exigieron ante Palacio Nacional vacunas para todos los jóvenes antes de regresar a clases. Los maestros, los padres de familia, los niños y jóvenes tienen razón, hay que luchar y exigir vacunas para los estudiantes de cualquier edad. Ahora el pueblo de México tiene la tarea ineludible de salvar la vida y la educación de nuestra juventud.
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