El pasado 22 de febrero, el Senado de la República, sobre todo los elementos afines a Morena, aprobó un proyecto de ley reaccionario (a pesar de que Andrés Manuel López Obrador y los morenistas se dan baños de progresistas) y arbitrario, exactamente igual como lo hizo antes la Cámara de Diputados, que lo aprobó sin discutirlo para nada, en obediencia ciega al presidente, anulando las ya de por sí, pocas posibilidades de democracia que tiene el pueblo trabajador.
Este proyecto de ley empañará la veracidad de las elecciones, el cacareado “Plan B” de López Obrador que pretende descuartizar al INE para quitarle su imparcialidad y convertirlo en un instituto afín a Morena y, desde ahí, cometer los más descarados fraudes electorales.
Este “Plan B” lesiona los procedimientos de capacitación y organización electoral con lo que se afectará el conteo eficiente y escrupuloso de votos, la fiscalización de los ingresos y gastos de los actores políticos, pues elimina la sanción a la pérdida de registro como precandidato en caso de que no se presente informe de gastos, tampoco se podría aplicar la nulidad de la elección en caso de que se rebasasen los de topes de gastos de campaña o de actos anticipados, el cumplimiento de las obligaciones de los partidos políticos y la protección de datos de la ciudadanía, poniendo en riesgo los datos personales de 96 millones de electores, y se atacan los derechos laborales de quienes integran el servicio profesional electoral nacional, pues implica eliminar 8 de cada 10 plazas que ayudaban a la correcta y eficiente organización de las elecciones de manera confiable con un conteo de votos rápido y seguro.
Esto pondrá en entredicho la confiabilidad del voto porque ahora hasta los muertos podrán votar, pues ya no habrá una revisión minuciosa. Esto es lo que pasaría si el “plan B” quedara ratificado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), pues se asfixiaría al INE con un grotesco recorte presupuestal.
El INE es una institución emblema de nuestro país, en la que mucho se ha trabajado para que sea autónoma y se profesionalice, de tal manera que ofrece elecciones certeras. Hoy, veo con rechazo, cómo morena quiere apoderarse del INE pues pretende prolongar su poder ganando, a como dé lugar, las elecciones federales de 2024
Morena quiere, con engaños, que aceptemos la pérdida definitiva de un INE con las características que actualmente tiene. Un INE que no responde ni a partidos ni a gobierno alguno, solo al voto libre y soberano de los electores de todo el país.
El domingo 26 de febrero, más de 500 mil ciudadanos se congregaron en la plancha del zócalo para exigir sea respetado el voto, sea respetado el INE, además hubo concentraciones en 87 ciudades del país y del extranjero. Con la consigna no al “Plan B”, “respeto a nuestro voto”, “la democracia no se toca”, los manifestantes cumplieron su palabra de plantarse frente a Palacio Nacional, y éste fue fuertemente amurallado para que no se trastocara la paz del presidente.
Estoy de acuerdo en que la ciudadanía exija respeto hacia una institución que le ha costado a los mexicanos formar, que ofrece elecciones limpias y certeras y que ahora, de un plumazo se pretende debilitar para convertirla en un títere más de la 4T. Precisamente a las elecciones vigiladas y supervisadas por un organismo autónomo e independiente, es a lo que le temen López Obrador y su partido de morena. Por eso AMLO no desaprovechó ninguna oportunidad de descalificar todo lo que le fue posible a esta movilización masiva.
Y cabe la pregunta. Si según Morena y el mismo presidente, que presume tener el 56% o más de las preferencias de los mexicanos, si en verdad tiene más del 50% de las simpatías, según sus encuestas ¿para qué quiere destruir a un órgano de vigilancia y supervisión autónomo, y tener un órgano electoral “ad hoc” (a propósito, para la ocasión) para tener el camino libre y manejar las elecciones a su antojo? ¿O es que las encuestas están demasiado cuchareadas y como, en muchas ocasiones, son encuestas, a modo, y presentan datos que no corresponden a la realidad sino a los intereses de quien las paga? De otra manera no se explica la enfermiza obsesión por estrangular al INE.
Hoy, con el actual gobierno de la 4T, México está viviendo tiempos difíciles: hay más muertes violentas que en los últimos lustros de nuestra historia, hay más pobres, la pobreza en lugar de retroceder sigue aumentando aceleradamente, tenemos un sistema de salud colapsado y un sistema educativo fracasado.
La marcha del pasado domingo es un reflejo del hartazgo de los mexicanos, aunque no se quiera ver así, por los morenistas, por ejemplo, Claudia Sheinbaum anunció que a la marcha habían asistido 90 mil, cuando el centro estuvo mucho más lleno, a reventar, que cuando presentó al grupo “Firme”, aquel grupo de los narcocorridos, cuando entonces dijo que hubo una asistencia de más de 250 mil personas.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación debe anular el “Plan B” por trastocar la Constitución, por el bien de nuestro país y de los mexicanos.
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