Según los organismos oficiales en México existen diversos índices que permiten evaluar la pobreza los cuales consideran diferentes indicadores. La naturaleza de los indicadores puede variar entre ellos según las variables empleadas en su construcción. En el caso de pobreza existe una gran diversidad, y cada uno de ellos da cuenta de distintos rasgos de un mismo fenómeno. Algunos de los principales índices utilizados en México para medir la pobreza, así como, sus indicadores que lo componen son: Índice de Desarrollo Humano, Índice de Marginación, Pobreza por Ingresos, Índice de Rezago Social y Pobreza Multidimensional.
A los indicadores anteriores se han unido los que en tiempos más recientes ha calculado el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), ellos son: el índice de rezago social, pobreza por ingreso y pobreza multidimensional. Estas mediciones proporcionan algunas variantes de cobertura, por ejemplo, el índice de rezago social incorpora indicadores de educación, de accesos a los servicios de salud, de servicios básicos, de calidad y espacios en la vivienda y activos en el hogar. Por otro lado, la pobreza por ingresos cubre las dimensiones referentes a pobreza alimentaria, de capacidades y de patrimonio.
Me interesa destacar que entre los indicadores de pobreza del Coneval están los servicios básicos. De acuerdo con organismos nacionales e internacionales, en este indicador se contemplan todas las obras de infraestructuras necesarias para una vida saludable como son: el sistema de abastecimiento de agua potable, alcantarillado de aguas residuales, el sistema de desagüe de aguas pluviales también conocido como sistema de drenaje de aguas pluviales, el sistema de vías de comunicación, alumbrado público, la red de distribución de energía eléctrica, el servicio de recolección de residuos sólidos, el servicio de gas, el servicio de la seguridad pública, servicio de asistencia médica, establecimientos educativos, el servicio de transporte y el sistema de abastos.
Lo anterior implica que si una persona tiene problemas tan solo de acceso al servicio de agua potable en la calidad y cantidad que requiere para conservar su salud puede ser considerada en situación de pobreza. En este contexto considero que tienen sobrada razón los que sostienen que el número de pobres en México es alto. De esta manera, sin mencionar los otros servicios, en días recientes, ha trascendido a la opinión pública local y nacional, que Jalisco afronta el problema de cientos de miles de habitantes de la Zona Metropolitana de Guadalajara (sin contar los del interior del estado) que padecen severa escasez de agua potable. Algunos sectores llevan semanas sin recibir una sola gota. Como seguramente sabemos los que estamos medianamente informados que el problema del agua no es exclusivo de Jalisco, sino que es incluso mundial. Por lo que la solución debe ser cuando menos con base a una estrategia nacional.
En efecto, expertos internacionales indican que las soluciones a las crisis globales del agua cuestan mucho menos de lo que se podría pensar. Basados en investigaciones de Instituciones de prestigio mundial, calculan que las necesidades de inversión de un país alcanzarían una gestión sostenible del agua invirtiendo menos de un 2% de su Producto Interno Bruto anual en el sector para poder asegurar el acceso al agua a toda su población, es decir mayor inversión pública en infraestructura hidráulica.
Pero contrario a las recomendaciones de los especialistas. En nuestro país, el mismo titular de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Arturo Herrera informó que en enero de este año la inversión física del sector público presupuestario tuvo una severa disminución respecto al mismo mes del año pasado. Aseveró, de toda la rigidez que tiene el gasto, la parte de la inversión pública es la más fácil de recortar, entonces lo que se ha venido haciendo es que se ha dejado atrás a la inversión pública, o sea dejar sin recursos para servicios básicos que demanda la mayor parte de población, con lo cual al no ver disminuidas sus carencias seguirá sumida en la pobreza.
El que escribe estas líneas, al igual que muchos mexicanos, piensa que los datos no mienten, reflejan una cruda realidad. En la reciente inauguración de las instalaciones de la Guardia Nacional en Tequila el presidente Andrés Manuel López Obrador, con base en sus propios datos dio detalles de la cantidad de beneficiarios de sus programas de apoyo para jóvenes, estudiantes, escuelas, pensiones de adultos mayores, productores del campo y créditos a empresas.Pero, el Inegi informa que en Jalisco la cantidad de apoyos del Programa “Jóvenes Construyendo el Futuro” llega a uno de cada 100 jóvenes, los “Programas Integrales de Bienestar” llegan sólo a una de cada 10 personas; es decir, están sin apoyos de la 4T, nueve de cada 10 jaliscienses.
A estas alturas ya nadie puede dejarse engañar. Todos los apoyos que tanto presume el Gobierno morenista ninguno va dirigido a combatir ninguno de los citados índices de pobreza. Queda claro entonces que los discursos presidenciales tienen la finalidad de adormecer las conciencias de los que carecen prácticamente de todo. El objetivo es manipularlos y evitar a toda costa que se unan para exigir soluciones a las que tienen derecho, no solo apoyos monetarios directos que son urgentes y necesarios, sino todas las obras de infraestructura necesarias para una vida saludable. Detengamos la manipulación y los engaños de Morena este próximo 6 de junio, esta tarea debe ser llevada a cabo por todos los que viven sin servicios básicos, en especial los jaliscienses que están sin agua potable, que son cientos de miles. Ésta es la salida.
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