MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Sobre filosofía, arte y realidad

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Hegel menciona en sus Principios de la filosofía del derecho, un texto tratado por Marx mismo, y leído desde una postura crítica, que “… la filosofía, por ser investigación de lo racional, consiste en la captación de lo presente y de lo racional, y no de la posición de un más allá que sabe Dios dónde tendría que estar, aunque en realidad bien puede decirse dónde está: en el error de un razonamiento vacío y unilateral”.

Siguiendo la preocupación de Hegel, debemos decir que la filosofía y su verdadero valor están en la capacidad de captar lo presente, lo que acontece en nuestro mundo, nada más alejado de la mística de la que es objeto el pensamiento filosófico en general y el de Hegel en particular. Es verdad que el lenguaje utilizado en los escritos de este gran pensador dificulta penetrar de manera fácil en su contenido, pero con un poco de esfuerzo es posible sacar ideas claras y útiles, una de esas es la ya mencionada atención en la realidad concreta y la crítica de lo que pretende cobrar sentido más allá de nuestra experiencia real.

La estética representada por una parte del marxismo ha mostrado su preferencia por un arte realista, y ha causado distintas reacciones al proponer que el arte debe tratar de reflejar la realidad. Esto, porque supuestamente al defender esta postura existe el problema de dejar fuera del trabajo artístico otras cosas que no sean las que con exactitud podemos observar en la realidad concreta.

Sin embargo, la defensa del realismo no ha sido tan unilateral, por lo menos de los representantes de los estetas del marxismo que más han alegado en favor de dicha postura: el realismo no es captar un simple reflejo, o mejor dicho un reflejo simple de la realidad, sino por el contrario, tratar de captar a la realidad en toda su complejidad.

Por lo anterior, el filósofo hispanomexicano Adolfo Sánchez Vázquez dice que el realismo no es un tope para la invención artística. El realismo en el arte debe ser “… un realismo tan amplio y diverso como la realidad misma, un realismo, a su vez, que, lejos de encontrar en el marxismo-leninismo, un freno para captar lo real, viese en él la perspectiva ideológica más adecuada para captar la riqueza y el movimiento de lo real”.

En el mundo no hay más que ideas y materia, pero la materia, la realidad que es captada en ideas para el pensamiento es diversa, es rica en contenido y variada en sus formas, no debería ser cadena para ningún artista invitarlo a que refleje la compleja realidad que a veces solo él puede, con su particular punto de vista, reflejar y, más aún, dotar a su representación de la realidad de ciertas características que no cualquiera puede.

Esto, claro está, no es una invitación al relativismo absoluto, a la aceptación de cualquier representación del arte porque algo estará diciendo, sino a cobrar conciencia de la medida en que el trabajo que se está haciendo representa lo real y, en esa medida, logra transmitir con su obra un contenido valioso para aquellos que reciben su resultado.

Reflexionar sobre su situación, cobrar conciencia de lo que se hace, es de gran ayuda para la formación misma del artista, si seguimos la rama de la estética que aquí mencionamos. En todo caso, el artista puede crear o destruir para mostrar su idea y sus pasiones en su obra; será la historia, como siempre, quien tiene la última palabra, nos convenza o no.

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