No son desconocidas para nadie las declaraciones que el representante de la 4T y presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, ha hecho sobre una de las universidades más emblemáticas del país: la UNAM. En su primera declaración el señor presidente asevera (como de costumbre, sin más pruebas que su palabra) que “hasta la UNAM se volvió individualista, defensora de estos proyectos neoliberales. Perdió su esencia de formación de cuadros, de profesionales para servir al pueblo...” Evidentemente, tales declaraciones han generado polémica, pero nunca está de más preguntarnos qué se esconde detrás de las palabras de este hombre, quien empezara privando de recursos a la investigación, linchando mediáticamente a investigadores sin seguir un proceso jurídico adecuado para determinar la inocencia o culpabilidad de los mismos. ¿Será mera casualidad?
En primer lugar, es de extrañar que sea la primera declaración sobre la máxima casa de estudios a tres años de su gobierno, con esto quiero decir que en los años anteriores esta situación de “individualismo” y “servicio a los proyectos neoliberales” había sido desconocida (y escondida por mentes siniestras fifís y neoliberales), pero gracias a las declaraciones de nuestro presidente y el deseo de servir a su nación que ahora somos sabedores de esta situación. Tenemos pues, un logro más de nuestra 4T. Sin embargo, aquí quiero resaltar que me resulta más curioso que una situación así pasara desapercibida por tres años y justo en vísperas de las elecciones universitarias sale a relucir.
Por otra parte, esgrimir el argumento de que es una universidad al “servicio de los proyectos neoliberales” es una de las inconsecuencias más grandes de nuestro presidente. Antes de hablar al respecto de esta perogrullada, creo pertinente aclarar que el neoliberalismo es la forma en la que está constituida la economía actual en todo el mundo, es decir, es la forma en la que se producen y distribuyen mercancías por el mundo entero y no por las declaraciones hechas por López Obrador la forma económica del mundo, y por ende de México, cambiará. Y esto no es una opinión, son los hechos, afortunada o desafortunadamente, sino, pueden consultarlo con cualquier estudioso de la economía, de preferencia de la universidad en cuestión.
Entonces, si México y el mundo es neoliberalista y los egresados de la UNAM se incorporan al mundo laboral dictado por las leyes del neoliberalismo, “sorpresa”, existe el servilismo hacia el neoliberalismo. Retomando la inconsecuencia del presidente, recordemos aquellas “brillantes propuestas” que hizo en vísperas de la VI cumbre de la CELAC, en las que, entre otras cosas, propone hacer un frente unido que frene la economía de China y pro de la economía “americana”, donde los países de Latinoamérica abrirán sus mercados, sus recursos, su mano de obra barata a cambio de un trato de “igual a igual” con el vecino del Norte, ¿dónde está, pues, el fin del neoliberalismo en México? Aquí lo importante es notar que el presidente no dice a qué neoliberales sirven la UNAM: a los de él o a los ajenos a él.
Y, por último, al igual que antaño hicieran los descubridores de América, una vez descubierta tierra nueva y llena de individuos sacrílegos, hay que conquistarlos o, en palabras más sutiles, refórmalos, como él mismo comentara “luego fue tomada, puesta al servicio del régimen y se coptó a académicos, se convirtieron en ideólogos del neoliberalismo, sobre todo en el gobierno de Salinas y ya no se tocaron los grandes y graves problemas nacionales. Eso es lo que planteamos, que tiene que reformarse la Universidad”. ¿Reformar a la universidad?, ¿por quién? Indiscutiblemente por él y su 4T.
Necesita adueñarse de la máxima casa de estudios para ponerla al servicio de su 4T, el egresado de ese plantel, y quien prometiera poner sus conocimientos al servicio del pueblo de México, hoy quiere poner al servicio de su transformación (que de transformación sólo el nombre) a las mentes que se cultivan ahí.
La UNAM es un recurso invaluable de los mexicanos, un recurso que permite a los jóvenes ampliar sus horizontes, sus conocimientos, su pensamiento. Por ende, aunque ahora los jóvenes estudiantes únicamente hayan convocado a paro, que no le quede la menor duda de que saldremos a las calles a defenderla, con o sin las provocaciones de él. Cuando la juventud sale a las calles, el pueblo siempre la respalda.
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