Ha pasado más de un mes desde el azote de “Grace” y la promesa hecha por el presidente López Obrador de que su gobierno apoyaría “sin escatimar recursos” a todos los damnificados sigue sin cumplirse para miles de veracruzanos humildes, muchos de los cuales perdieron total o parcialmente sus viviendas, su escaso patrimonio y sus cultivos.
En 2020 fue extinguido el Fondo Nacional contra Desastre Naturales, un fideicomiso del gobierno federal con el que se atendían las afectaciones causadas por este tipo de siniestros, porque el régimen morenista consideraba que los gobiernos pasados lo utilizaban de forma discrecional y que el dinero era robado por los funcionarios y no llegaba a su lugar de destino. En su lugar, el presidente López Obrador dijo que cuando se presentaron afectaciones por desastres naturales, la Secretaría del Bienestar se encargaría de levantar censos casa por casa y entregaría dinero de “manera directa” a los damnificados.
Sin embargo, desde el año pasado, las denuncias por censos mal hechos y falta de apoyos empezaron a brotar en todos los estados golpeados por inundaciones y sismos. Un caso bastante ilustrativo fue el de Tabasco, en donde debido a las fuertes lluvias provocadas por la tormenta tropical Eta y el frente frío no. 11, provocaron inundaciones en más de 946 comunidades de 17 municipios, afectando a 2 mil 400 viviendas y damnificando a más de 814 mil personas. La inmensa mayoría de los apoyos que recibió la gente en los momentos más difíciles provino de donaciones de particulares y centros de acopio que se instalaron en toda la República Mexicana.
Posteriormente, el Gobierno federal, a través de algunas cadenas de televisión y medios digitales explotó las imágenes de la entrega de electrodomésticos a algunas familias, así como de largas filas de personas esperando recibir el dinero en efectivo que se les prometió. Sin embargo, ahora sabemos que simplemente se trató de un montaje, pues a 10 meses por toda aquella entidad brotan denuncias de personas que nunca recibieron la ayuda.
Ahora, la misma historia se repite en Veracruz. Por varias semanas, el gobierno federal a través de los Servidores de la Nación y personal de los ayuntamientos afectados realizó censos en algunas localidades del norte de la entidad. Todos los días se presentaban cifras alegres sobre los avances del censo y se aseguraba a través de la prensa, por los voceros del régimen, que la ayuda llegaría a todos los damnificados de manera pronta y abundante. Hecho que resultó falso, también aquí se trató de un simple montaje, auspiciado y simulado por la 4T.
Desde el pasado 10 de septiembre hay protestas en carreteras, puentes vehiculares y casetas de cobro en municipios como Tecolutla, Papantla, Poza Rica, Tihuatlán, Coyutla, Espinal, Castillo de Teayo y otros. Todos los días grupos de personas salen a denunciar que los censos realizados por los Servidores de la Nación no contemplaron a todos los damnificados, que los formatos utilizados por éstos eran escasos, que se saltaban casas, que se les daba preferencia a los simpatizantes de Morena, que había línea de parte de los supervisores del censo sobre a quiénes integrar y a quiénes no, que no se tomaban en cuenta las evidencias mostradas por las personas damnificadas sobre el daño causado a sus viviendas y un sinfín más de quejas. Todas coincidentes en que no se censó a toda la población afectada y, por tanto, en que el apoyo de 35 mil pesos entregados por el gobierno federal no estaba llegando a todos como se aseguró.
A quienes perdieron sus fuentes de trabajo, tuvieron pérdidas en sus pequeños negocios y cultivos, no se les apoyará en nada, eso les dijeron los Servidores de la Nación, pues solo se contemplan daños visibles en las viviendas (muchos han quedado fuera, puesto que a estas alturas han tratado de resanar sus humildes viviendas con lo que han podido: con la ayuda de los vecinos y familiares o endeudándose, pues no pueden seguir viviendo a la intemperie). Hay mucha razón en las protestas, aunque los funcionarios morenistas intenten desvirtuarlas.
Pues, como en Tabasco, durante la semana se ha intentado vender a la población, a través de algunos medios de comunicación, la idea de que la entrega de apoyos está siendo masiva. El Gobierno federal dijo que las viviendas afectadas rondaban las 132 mil y en recientes entrevistas el subdelegado para los programas del Bienestar en Veracruz, Manuel Huerta Ladrón de Guevara, señaló que se ha censado a toda esa población, que por tanto no habrá más y que, hasta el pasado martes, se había entregado el dinero al 50% de la población afectada. Sus afirmaciones, no hicieron más que incrementar la inconformidad, pues las protestas se han multiplicado y la afluencia de personas es mayor.
La molestia de la población es un hecho objetivo e irrefutable, por ello, los apologistas del régimen han salido a intentar descalificarlas, acusando a los inconformes de “politizar el tema”, de estar al servicio de los partidos de oposición, de encontrarse bajo la manipulación de organizaciones sociales que buscan sacar provecho económico de la tragedia y muchas otras sandeces. Este método no es nuevo ni debe asombrarnos en los días que corren, la 4T no tiene ningún remordimiento ni objeción de conciencia cuando se trata de satanizar las protestas y manifestaciones en su contra. Recuérdese que a los padres de niños con cáncer los llamaron golpistas y a los que tramitaron amparos para lograr que sus hijos menores de edad se vacunaran contra el covid-19 los equipararon con lacayos de las farmacéuticas.
Por ello, no es de extrañar que el diputado federal del distrito de Papantla, de los más afectados por el huracán, el morenista Jaime Humberto Pérez Bernabe, se lanzara con acusaciones infundadas y diatribas en contra del Movimiento Antorchista contra quienes militamos en las filas de esta Organización, primero en un intervención suya en la Cámara de Diputados y luego en entrevistas con medios, acusándonos sin mostrar pruebas (como siempre en estos casos) de incitar las protestas y buscar beneficiarnos económicamente de ello, más toda la caterva de insultos y descalificaciones que los enemigos del progreso de los pueblos humildes han vomitado contra Antorcha desde hace muchos años.
No vale la pena detenerse a tratar de desmentir sus calumnias, pues los antorchistas lo hemos hecho muchas veces y ya sabemos que es más fácil hacer razonable a un jumento que a un morenista. Basta con decir que se trata de las injurias de un fanático que incapaz de reconocer, por estulticia o vergüenza quizá, los yerros del régimen que apoya, se lanza a culpar a otros de la ineficacia de la 4T. Pero no, los antorchistas y la gente que sale a protestar ninguna culpa tenemos de que el presidente López Obrador y su gobierno sean unos ineficientes y mentirosos. Solo decimos una verdad: el “gobierno de los pobres” se ha burlado de la inmensa mayoría de los damnificados por Grace y los ha dejado a su suerte. En ello no hay ningún gramo de mentira.
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