Sin duda, las elecciones de este año serán determinantes para enrumbar al país y a sus entidades por la senda del progreso, del desarrollo, de respeto a las instituciones y del estado de derecho. Dos serán los principales contendientes coaligados con partidos que comparten interese. En Tlaxcala una coalición lleva el nombre de "Unidos por Tlaxcala” la componen los partidos del PRI, PAN, PRD, PAC y PS; la otra coalición "Juntos Haremos Historia en Tlaxcala” la integran Morena, Panal, PES, PT y PVEM. Ambas coaliciones nos han presentado ya, con bombo y platino, su candidata a gobernadora de Tlaxcala, durante el proceso de selección destacó, por un lado, el orden y la diplomacia para definir la candidata de "Unidos por Tlaxcala” quien fuera Anabel ávalos Zempoalteca. En cambio, no se pudieron ocultar los desacuerdos que mostraron Dulce Silva y Ana Lilia Rivera al acusar de amañada la encuesta que declaraba como ganadora a Lorena Cuéllar Cisneros como candidata a gobernadora de la segunda coalición el 14 de diciembre de 2020.
Los partidos que apuntalan con cada una de las candidatas encontradas son el PRI y Morena. Es cierto, y debo aclarar, que hasta ahora ninguna de las dos ha presentado un proyecto integral que sane, o alivie, los grandes males que atraviesa la entidad, por ejemplo: que acciones tomarán frente para mitigar la pandemia, como atacar la desigualdad económica, el empleo informal, el rezago educativo, la falta de servicios, el desempleo, la inseguridad, los bajos salarios, etc. Lo que es seguro es que la pobreza seguirá su trote ¿A qué ritmo? y ¿de qué forma? eso quizá sea lo que realmente votaremos en las elecciones de junio. El pueblo tlaxcalteca tendrá que elegir entre el diablo guinda o el tricolor al menos peor.
La ventaja es que a dos años del Gobierno federal morenista con la mayoría en el congreso nos podemos, como dice el pueblo, dar tinta de la forma de gobernar. Comparar con conocimiento de causa y escarmentar en cabeza ajena, nos ayudará a elegir un mejor futuro.
Veamos. Lorena Cuéllar desciende de una familia de amplia trayectoria política, lo que le permitió ejercer algunos puestos públicos, en su momento militó en el PRI Y en el PRD. Hoy en Morena se nota a leguas que se subirá a la carreta política de la 4T; es decir se alineara a los designios de López Obrador no sólo por el favor de ponerla en la antesala para que fuera candidata a gobernadora, al nombrarla coordinadora estatal de programas de desarrollo muestra de lo dicho si no porque así lo manifiesta abiertamente en sus publicaciones.
Llegado a este punto: ¿cuánto nos ha costado la fe ciega que el presidente de la República exige a sus devotos? Nos ha costado, para empezar, que la pandemia está fuera de control con cerca de 150 mil muertos oficiales rompiendo récord diariamente. No hay insumos para proteger a los médicos, somos el país con el mayor número de médicos muertos. Hay dificultad para obtener oxígeno médico para los enfermos que lo requieren. La economía en el primer año de su mandato, cuando no había pandemia no creció. Los homicidios aumentaron a niveles nunca antes vistos. La corrupción aumento. Desapareció lo fideicomisos, Tabasco se quedó sin Fonden, los niños con cáncer se quedaron sin fármacos, desapareció las guarderías con subsidio, no hay obras ni carreteras y podría seguir la lista.
El mal del siglo quizás sea el mal diagnóstico que hace. El problema no es la corrupción sino la mala distribución de la riqueza, confunde la causa con el efecto lo que lo condena al fracaso. Futuros electores tlaxcaltecas, aún podemos esquivar el iceberg.
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