Con la participación de más de 15 mil antorchistas, el primero de septiembre del presente año, el Movimiento Antorchista Nacional celebró 36 años de lucha organizada en el municipio mexiquense de Chimalhuacán, una celebración digna de realizarse por los grandes resultados que ha dado a la lucha del pueblo trabajador y su ardua tarea de alcanzar una vida más digna para los más desposeídos.
El pueblo de Chimalhuacán no se dejó intimidar por la agresión, se armó de valor y decisión y se mantuvo por el camino que ya había tomado: el de la lucha organizada.
Chimalhuacán es uno de los municipios más grandes y poblados del estado de México, que dejó de ser basurero para convertirse en un municipio ejemplo de progreso hasta antes de 2021, lo que pongo de relieve porque haber logrado semejante hazaña es sólo producto de la valentía y decisión de un pueblo con la semilla de la revolución sembrada, que estuvo dispuesto a luchar y derramar su sangre por una vida mejor para sus hijos.
Como ya lo narró hace unos días Juan Manuel Celis Aguirre, dirigente del Movimiento Antorchista en el estado de Puebla, en su video semanal, pobladores del municipio mexiquense buscaron al Movimiento Antorchista para solicitar su apoyo con un problema en la escuela primaria Emiliano Zapata, lo que sería el inicio del trabajo organizado que eligió seguir el pueblo chimalhuacano frente a la serie de injusticias cometidas, en especial, por el cacicazgo de Guadalupe Buendía, mejor conocida como “La Loba”, que a través del abuso del poder, la extorsión y la violencia mantenía al municipio sumido en la más lacerante miseria.
Como lo ha mostrado la historia, el trabajo colectivo rinde mejores frutos y para el año 2000, el pueblo organizado llevó al triunfo en las elecciones al biólogo Jesús Tolentino Román Bojórquez, para dirigir los destinos del municipio a través de encabezar el proyecto Nuevo Chimalhuacán.
Sin embargo, como lo relata el documental Chimalhuacán, el día en que todo cambió fue durante la entrega-recepción para el cambio de administración, el 18 de agosto de ese año, cuando “La Loba” y sus pistoleros tiraron a matar contra los ciudadanos congregados para celebrar la toma de protesta del entonces presidente electo.
Resultado de la masacre encabezada por “La Loba”: diez muertos y más de 90 heridos, no con agresiones físicas, porque no fue enfrentamiento, sino de balas, porque fue una agresión hacia el pueblo organizado.
No obstante, el pueblo de Chimalhuacán no se dejó intimidar por la agresión, se armó de valor y decisión y se mantuvo por el camino que ya había tomado: el de la lucha organizada.
Hasta antes de 2021, Chimalhuacán logró importantes cambios en su infraestructura y en las condiciones de vida de sus pobladores, gracias al trabajo conjunto de las diferentes administraciones antorchistas y organizaciones que integran el proyecto Nuevo Chimalhuacán, la labor de gestión de los diputados antorchistas y la lucha nacional del Movimiento Antorchista, lo que permitió, como ya lo mencioné en otras colaboraciones, mejorar el índice de marginación. Recordemos:
“Cuando el biólogo Tolentino inició su administración, el municipio ocupaba el lugar 1 mil 819 en índice de marginación a nivel nacional, para el 2020 se alejó de esa posición y se ubicó en el lugar 2 mil 117 —se considera al primer lugar con el mayor índice y muy alta marginación—. En los documentos también se revela que el porcentaje de población de 15 años o más considerado analfabeta era del 6.52 en el año 2000, cifra que bajó a 3.13 dos décadas después (…) Veamos lo que dice otro organismo, no gubernamental pero destacado en el trabajo que realiza sobre la medición de la pobreza: el Coneval, en su documento ‘Medición de la pobreza, Estados Unidos Mexicanos 2010-2020’, el porcentaje de la población con carencia por acceso a los servicios básicos de la vivienda en 2010 era del 13.3 %, en 2015 bajó al 6.4 y en 2020 se redujo al 1.7 %”.
Es importante porque se trata de la atención de los servicios básicos que mejoran en mucho las condiciones de vida de la población.
En 2021, ganó las elecciones la morenista Xóchitl Flores Jiménez, y su tarea como gobernante ha sido revertir los logros obtenidos por el pueblo de Chimalhuacán. Si no, échele una revisada, estimado lector, a la prensa mexiquense y se dará cuenta de que no hay semana que no se publiquen problemas de inseguridad, con los servicios básicos, de inundaciones, de protestas por las extorsiones, como recientemente denunciaron los recolectores de basura en el municipio.
Chimalhuacán ya sembró la semilla de la lucha, y a pesar de las vicisitudes, Antorcha sigue más viva que nunca iluminando al municipio mexiquense. La lucha de Antorcha no se acaba mientras la pobreza siga existiendo; ahí radica la importancia de los 36 años de arduo trabajo del pueblo organizado en este lugar, de ese pueblo que se mantiene valiente y decidido, porque ya comprobó en los hechos que el trabajo colectivo rinde frutos para las grandes masas desprotegidas, contrario al que impulsan quienes sólo buscan un interés personal, lo que lo convierte en un ejemplo para los pueblos oprimidos.
La lucha y el trabajo en Chimalhuacán siguen vivos, porque cambiar la situación de opresión del pueblo trabajador no es tarea sólo para los chimalhuacanos, sino para todos los mexicanos y pueblos del mundo.
En su libro La crisis terminal del capitalismo, Aquiles Córdova Morán dijo: “El llamado es a unirnos, a organizarnos y a luchar para abonar en la construcción de una sociedad en la que todos vivamos mejor. El mundo no se cambia con buenas intenciones; muchos se conforman con eso, pero el planeta se queda igual. Hay que meter las manos en la realidad y correr los riesgos que sean necesarios. Yo no prometo soluciones mágicas ni hago demagogia; yo llamo a luchar, esa es mi consigna, porque cambiar al modelo no es fácil”.
Adelante, compañeros de Chimalhuacán, a continuar en la lucha no sólo por un municipio mejor, sino por un país mejor para la clase trabajadora.
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