En todo el país hay conmoción e inconformidad generalizada con motivo del colapso de un tramo de la línea 12 del metro en la Ciudad de México que causó la muerte de 26 personas hasta ahora y casi 80 heridos de cuya gravedad y estado de salud no hay información oficial. Ante la tragedia que conmocionó incluso al mundo, todos los mexicanos esperamos que el número de víctimas fatales no siga creciendo.
El lamentable hecho exige que se vea no como una parte aislada de todos los problemas que estamos afrontando, pues están relacionados todos entre sí y solamente de esta manera podemos conocer y entender la problemática completa que enfrentamos, sus causas y los responsables de su falta de solución o de su agravamiento desastroso con lo cual, como en el caso del metro, muchos de los males que hoy se abaten sobre el país como si fueran las peores enfermedades pandémicas que han azotado a la humanidad.
Estoy totalmente de acuerdo con quienes sostienen con responsabilidad y valentía, entre ellos líderes sociales y analistas serios, de que todos los flagelos que azotan a la mayor parte del pueblo de México son consecuencias de los mismos recortes presupuestales que hicieron colapsar la línea 12 aunque no lo parezcan a primera vista, recortes ordenados por el presidente y ejecutados por sus funcionarios a ciegas, a rajatabla, sin medir y sin que les importen las consecuencias positivas o negativas que puedan acarrear.
La prensa nacional da a conocer que el Sistema de Transporte Colectivo Metro ha ejercido 3 mil 321 millones de pesos para el mantenimiento de trenes e instalaciones fijas desde 2019, una cantidad que apenas rebasa el 5% de los 68 mil millones que se requieren para renovar completamente la red de servicios. Este porcentaje mínimo surge de la comparación de la cantidad antes dicha con el plan maestro del Metro 2018-2030, que calcula 68 mil 981 millones de pesos para inversión y mantenimiento entre 2018 y 2024.
Además, el presupuesto asignado al Metro en lo que va del gobierno de la Cuarta Transformación ha sido de la siguiente manera: 903.3 millones en 2019; 2 mil 417.9 millones en 2020 y 2 mil 250 millones para el presente año. Pero, según los medios de comunicación, en los primeros dos meses de 2021 no se pudo ejercer un solo peso de este presupuesto, aunque ya se tienen comprometidos mil 461.3 millones de pesos.
La desgracia de la línea 12 del metro de la Ciudad de México ha provocado, como es normal en estos casos, la pregunta sobre quiénes son los responsables y la exigencia pública de que se les aplique el justo castigo. Sin embargo, el problema es que han resultado ser muchas las manos que han intervenido en la construcción y la posterior operación de la línea colapsada. Los medios coinciden en que los gobiernos de Marcelo Ebrard y Mancera, por suerte o por lo que sea, libraron sin mayores costos los defectos de la Línea 12, pero no erradicaron el problema.
Por lo que a quien correspondía eliminar de raíz el peligro, es el gobierno de Claudia Sheinbaum, sin lugar a duda. Pero, por qué no lo hizo, por qué no escuchó siquiera las quejas y denuncias de los vecinos, que veían a simple vista el deterioro de la estructura en el tramo colapsado. Porque el gobierno de la Ciudad de México no tiene dinero suficiente, como vimos antes. Y así llegamos al núcleo de la cuestión: el verdadero culpable no es, en rigor, la doctora Sheinbaum, sino su jefe, el que ordenó dejar al Metro sin recursos: el presidente López Obrador.
Y AMLO no es responsable solo del colapso de la línea 12; también lo es de una tragedia inmensamente mayor, inmensamente más brutal y devastadora para las familias mexicanas: los 220 mil decesos por Covid-19 y los casi dos millones y medio de infectados por el mismo virus. Si 26 muertos en el Metro nos parecen una tragedia desgarradora e imperdonable, decimos que los miles y miles de muertos han sido causados más por la negligencia oficial que por el coronavirus.
De tal manera que a los muertos por covid-19 y en la línea 12, hay que sumar otros 100 mil por lo menos, muertos por la falta de atención, de equipos y medicinas en los hospitales, que los obligaron a interrumpir el tratamiento de sus males crónico-degenerativos o de enfermedades de difícil erradicación: niños y adultos con cáncer, cardiópatas, diabéticos, hipertensos, infectados de VIH, entre otros. Todos ellos son víctimas del mal manejo de la pandemia y del pésimo estado del sistema de salud pública.
Hay que sumar, además, la caída de la economía, la falta de empleos, los bajos salarios, la reducción del ingreso familiar, la creciente ola de inseguridad, la ausencia de obras de infraestructura y saneamiento para pueblos y colonias y mucho más. Todo esto se lo debemos al presidente López Obrador y su Cuarta Transformación.
Debemos acabar de raíz con el problema. El pueblo de México no debe volver a votar por Morena, si los electores lo vuelven a hacer, sus sufrimientos y tragedias crecerán en número y en profundidad y se harán prácticamente eternos. Pensemos bien y elijamos mejor en la elección que viene. En caso contrario seguiremos siendo víctimas de los desastres del gobierno morenista. Actuemos con responsabilidad.
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